Idioma original: inglés
Título original: I Want My Hat Back
Año de publicación: 2012
Valoración: imprescindible
No
es de extrañar que Yo quiero mi gorro del canadiense Jon Klassen haya recibido, tantos galardones últimamente (el Theodor Seuss Geisel Beginning Reader Honor, el New York Public Library 100 Titles for Reading and Sharing o el E.B. White Read Aloud Award entre otros).
La obra presenta a un oso que ha perdido su gorro y decide
interrogar a varios animales con el fin de encontrarlo. Pregunta por ejemplo a un
zorro, una rana, un conejo o una tortuga y, en todos los casos, la estructura
se repite y la respuesta es negativa, incluso en el caso de quien le ha robado
el gorro, detalle que el lector registra, pero que el oso no llega a ver, tan
obsesionado está por encontrar su gorro rojo.
Desconsolado y triste, se tumba en el suelo y se pregunta qué ocurrirá en el caso de que no encuentre su querido gorro, en el caso de que nadie, nunca, lo encuentre. Le hace tanta falta, lo echa tanto de menos, mi pobre gorro, piensa.
Desconsolado y triste, se tumba en el suelo y se pregunta qué ocurrirá en el caso de que no encuentre su querido gorro, en el caso de que nadie, nunca, lo encuentre. Le hace tanta falta, lo echa tanto de menos, mi pobre gorro, piensa.
En ese instante, un ciervo le sale al encuentro y le pide
que le describa el gorro. Es entonces cuando el protagonista se da cuenta de
que lo ha visto antes, en algún lugar, cuando interrogaba a los animales. Es en
el momento de volver en busca de su gorro cuando la historia da un giro que desemboca
en una carcajada.
El humor y el atractivo de la historia residen en el manejo
de la elipsis, tanto lingüística como visual, ya que hay una segunda narración,
la del robo del gorro, la de la reacción final del oso, que no se representa,
pero que el lector infiere.
Además, en lo referente a la construcción de los diálogos, cabe resaltar que cada una de las intervenciones adquiere una tonalidad diferente en función del color de cada uno de los animales, un acierto tanto a la hora de guiar y facilitar la lectura de los más pequeños como a la hora de establecer y enriquecer el vínculo entre imagen y palabra.
Además, en lo referente a la construcción de los diálogos, cabe resaltar que cada una de las intervenciones adquiere una tonalidad diferente en función del color de cada uno de los animales, un acierto tanto a la hora de guiar y facilitar la lectura de los más pequeños como a la hora de establecer y enriquecer el vínculo entre imagen y palabra.
Por lo tanto, es lógico que The New York Times Book Review lo haya elegido uno de los diez mejores libros ilustrados de 2011. El
humor que encierra la obra, la delicadeza de las ilustraciones, la disposición
de los elementos en la página, los caracteres tan divertidos que ha escogido el
autor, la sencillez de la historia y el juego de miradas entre los personajes,
convierten este álbum ilustrado en una verdadera obra de arte con la que el
disfrute y el placer están asegurados.
Nota: De la traducción del original se ha encargado Jesús Ortiz Milrazones.
Eskerrik asko eta zorionak!! Literatura infantil; hay que sentar las bases de los futuros-as lectores.Estoy de acuerdo un libro estupendo y muy recomendable.
ResponderEliminarDebe ser una errata. En la nota que pone al final aparece el traductor como Jesús Ortiz Milrazones y en su lugar es Jesús Ortiz Pérez del Molino. Milrazones es la editorial.
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