Idioma original: inglés
Título original: Deaf Sentence
Año de publicación: 2008
Valoración: está bien
Tengo que admitir que me compré este libro solo por el título. El original en inglés, Deaf Sentence, supone una pesadilla sadomasoquista para todo traductor cuyo jornal dependa de su ingenio. El pobre Jaime Zulaika ha hecho lo que ha podido, pero tampoco se ha lucido (y que conste que no le culpo: ni que yo tuviera una idea mejor...).
Deaf Sentence hace referencia a la sordera del personaje protagonista, un profesor universitario recientemente jubilado, por culpa de la cual se ve cada vez más y más aislado de todos los que le rodean. El juego de palabras ["death" (muerte) y "deaf" (sordo) suenan casi idénticos en inglés] sugiere que el autor va a abordar el tema de forma humorística, y, efectivamente, así lo hace al principio. Lo malo es que el tono ligero que prometen tanto el título como la edición --por lo menos, la británica-- no se mantiene a lo largo de toda la novela. Y el lector, que creía haber comprado una comedia, no puede evitar sentirse un poco estafado en ese sentido.
Escrita en forma de diario, aunque salpicada con algunos fragmentos de autoficción en tercera persona, La vida en sordina se centra en un principio en las situaciones comprometidas y graciosas a las que Desmond Bates se ve abocado por culpa de su mal oído. Haciendo alarde de un gran sentido del humor, el profesor reflexiona acerca de su condición y llega incluso a compararla, por oposición, con la ceguera: la una resulta cómica y la otra, trágica; la una simboliza lo bajo y la otra, lo sublime; la una inspira irritación y la otra, compasión. Y no deja de tener razón: aunque ninguno osaríamos exasperarnos con una persona ciega por el hecho de que no vea, a menudo nos impacientamos con los duros de oído. Por contrapartida, escribe Desmond, los "sorditos" suelen ser los animadores oficiales de las reuniones sociales.
Pero es como si David Lodge hubiera decidido escribir un libro distinto a mitad de camino: para cuando terminamos la lectura, no queda ni rastro de ese humor autoparódico del principio. Por otro lado, lo que narrativamente resulta inconsistente no deja de ser un reflejo de la vida misma: como podría haber dicho un Desmond más palabrotero, shit happens. Y entonces todo cambia de forma radical. No podemos culparle a Desmond Bates de que su diario comience de un modo y termine de otro. Pero ¿podemos culparle a David Lodge?
Pese a esa gran incongruencia tonal y a otros defectos, es indudable que el autor consigue meternos en la piel de su protagonista. Así, aunque de forma insospechada, La vida en sordina va superponiendo capas de profundidad a los conflictos de Desmond Bates y plantea temas que nos afectan a todos y que podrían resumirse en una sola palabra: envejecer. Una maldición de la que todos, independientemente de nuestra edad, desearíamos poder escapar.
También de David Lodge en ULAD: El mundo es un pañuelo, Trapos sucios
Hablando de sordera, ¿para cuándo Marlen Haushofer? ¡Dios mío!, ¿es cierto? ¿todavía no la habéis mentado? Aquellos que se creen que saben algo de literatura, tras haberse chapado nombres y títulos, la asocian directamente con El muro, o comoquiera que hayan traducido Die Wand al español, yo os envío directamente a La buhardilla.
ResponderEliminarDe nada.
Paula, te agradecería que a esta señora no la reseñaras tú. Tiene algo de Duras, de Mahfuz y de D. H. Lawrence, quienes no se te dan bien por separado.
¿Por qué no la reseñas tú, querido JiliPollas? :-)
ResponderEliminarEs obvio que te mueres de ganas porque alguien lea lo que escribes (¿eres un escritor frustrado? ¿Un bloguero solitario?).
Paula.... Por qué le respondes? Es lo que quiere. Le harias mas daño si pasaras de el.
ResponderEliminarGracias por la reseña:)
Paula, estoy segura de que muchos podrían aprender de ti, incluso algún "sabio". Gracias por la reseña. Sigue así!
ResponderEliminar¡Dejad a JeanP en paz!
ResponderEliminarQue aparte de troll, es uno de los mejores cantantes de hip-hop de color que conozco. Aquí la prueba: http://www.youtube.com/watch?v=kkEvaA4Z8M8
¿O es que pensábais que JeanP venía de Jean-Paul Sartre? Noooo, qué va, ilusos...
JeanP es mucho más molón ;)
Estoy con Anónimo 1, es mejor no entrar al trapo de los faltones, lo bueno de este blog es poder compartir o no opiniones desde el respeto. Gracias Paula por tu reseña
ResponderEliminarCoincido: faltar al faltón es una espiral de violencia verbal sin final ni finalidad. Además que nos descentra de los libros: igual me da por buscar un libro de la Haushofer a ver qué tal. O esperamos a organizar la semana austríaca. O recibir el beneplácito de JeanP a que un catalán reseñe sus recomendaciones, que igual es complicado.
ResponderEliminarBuena reseña. La verdad es que llevo leyendo este blog bastante tiempo y, qué queréis que os diga, pero me encanta hacerlo y me habéis descubierto autores muy interesantes. Además, sé lo difícil que es reseñar un libro y creo que, en general, el nivel de los autores es bastante alto.
ResponderEliminarP.D. Paula, no está mal que, de vez en cuando, a los gilipollas se les llame por su nombre, hay que darle cariño a todo el mundo, incluído a los pedantes que se creen muy listos por leer a "Menudo tostón" Haushofer.
Magnífico blog. ¿Qué te parece si intercambiamos enlaces. De todas formas, yo ya te he añadido a mi lista de blogs.
ResponderEliminarhttp://literaturasyliteratos.blogspot.com.es/
Gracias por los comentarios. Con la indiferencia ya habíamos probado y no estaba dando resultado. Y no es que piense que a JeanP le vaya a importar mi respuesta; de hecho, poco me importa a mí que le importe o que no. Pero yo también tengo el derecho de quedarme a gusto.
ResponderEliminar* "… te mueres de ganas por que…", por supuesto.
Muy buena reseña, pero muy rácana la valoración. Me pareció un libro muy rescatable y que me tocó varias fibras, sobre todo en lo referente en la relación con un padre anciano y dependiente. Yo le habría dado un "Recomendable".
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