Año de publicación: 2010
Valoración: recomendable
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Una vez, ilusa de
mí, le di un relato mío a un editor que pasaba de casualidad por ahí. Yo,
deseando que se enamorara de mis cinco páginas y se le encendieran las ganas de
publicar mis obras completas. El pobre leyó el relato minuciosamente, eso lo
sé, pero después de hacerlo no va el tío y me dice: “Qué jodido es hacer buenos
diálogos”. O algo así.
Después de
reflexionar, pillé la indirecta. Ah, ah. Vale. Vale, vale.
Un comentario de
este calibre le ha faltado al bueno de Jorge Carrión (Tarragona, 1976). Los
muertos es el primer libro que cojo de él y, aunque todas las referencias
eran buenas −nocilla qué
merendilla, Barcelona, máster de
escritura creativa, entrevista en La Vanguardia, seriedad−,
lo pillé de la biblioteca. Por si aca.
Entremos al asunto:
Los muertos. Los muertos no está mal. Los muertos está bien, en algunos
puntos, muy bien, incluso. Los muertos está bien siempre y cuando no haya
diálogos, y siempre y cuando no haya diálogos en los que intervienen niños.
«Papá.» «Dime, Bruce.» «¿Por qué me pusiste
Bruce?» «Es una larga historia.» «Sabes que me encantan las historias largas.»
¿Pero qué invento es este? Carrión, majo, deja
de plagiar los diálogos de los relatos de mi primo el de Villafranca. Que vale
que no sea conocido, pero te digo que en un par de años, cuando tenga 15 o 16,
también lo va a fichar Mondadori y lo va a petar. Mondadori, chaval. P-E-T-A-R.
Los muertos
(Mondadori, 2010) es un título sugerente, joyceano, poderoso. Los muertos tiene
una estructura guay. Nada al uso. Los muertos tiene un argumento que podríamos
llamar “original”, planteado de manera inesperada. El ritmo de Los muertos es
fluido, Los muertos usa los párrafos como cambios de planos. Los muertos
incluye dos artículos académicos ficcionales, elementos de análisis, ventanas.
Por qué, amigo Carrión, por qué nos tienes que torturar con los diálogos.
«Hola, mami», dice Jessica, rodeada de
ositos, con el teléfono inalámbrico en la mano derecha. «Hola, cielo, ¿qué has
hecho hoy en el colegio?», le pregunta Selena, de pie en la cocina de su
apartamento, un decorado de cajas de cartón y paquetes a medio embalar. «Hoy
hemos hablado de las interferencias, porque algunos de nosotros tienen de vez
en cuando, pero yo no tengo, solo visualizo cosas durante la sesión con el adivino.»
«¿Quieres hablar de ello?» «No, todavía no, la maestra me ha dicho que es mejor
expresarlo cuando ya se ha entendido, que de momento nos lo guardemos para
nosotras.» «Me parece muy bien, yo hice lo mismo, algún día, cuando seas mayor,
yo también te contaré lo que me dijo mi adivino, ¿de acuerdo, preciosa?» La
niña asiente sin hablar: «Te tengo que dejar, porque Aura está durmiendo y no
quiero despertarla». «Solo una pregunta: ¿estás comiendo bien?».
En serio, es difícil que me crea una novela
que sea un poco ciencia-ficción como esta. Porque es un poco ciencia-ficción.
En serio, aunque venga a hablarnos de ficción dentro de algo que es real, que
en realidad es ficción y, por tanto, ficción. Es difícil que me crea algo así,
tan enrevesado, amigo Carrión, y esta me la creía. ME LA CREÍA. De verdad que
me la creía, tío. Pero es un ejercicio de imaginación demasiado pesado hacer
como que los diálogos son verosímiles. O a lo mejor es que los niños hablan
así, quién sabe. O los muertos. ¿Tú has estado allí?
También de Jorge Carrión en ULAD: Teleshakespeare, Librerías
También de Jorge Carrión en ULAD: Teleshakespeare, Librerías
Firmado: Ule Malla
Pues el libro no sé como será (tengo un libro de ensayos sobre el medio televisivo de Carrión que algún día leeré), pero la reseña es estupenda para hacerse una idea no sólo de lo que espera en el libro, sino tambien como guía para cuando se lee, como diciendo que, tras las cuestas de los diálogos, hay llanuras de trama que se hacen llevaderas. Felicidades.
ResponderEliminarEs un gran libro. Aquí dejo mi comentario.
ResponderEliminarhttp://laconjura-nico.blogspot.com.es/search/label/literatura%20espa%C3%B1ola