Idioma original: español
Fecha de publicación: 1998
Valoración: Se deja leer
Aunque me guste mucho Carmen Martín Gaite, creo que ésta es, de todas las novelas de la autora que he leído, la más flojilla.
Fecha de publicación: 1998
Valoración: Se deja leer
Aunque me guste mucho Carmen Martín Gaite, creo que ésta es, de todas las novelas de la autora que he leído, la más flojilla.
En ella aparecen varias de las inimitables marcas de la casa Gaite que tanto me agradan (a saber: mujeres maduras con apasionantes mundos interiores, soliloquios que ocupan muchas de sus páginas, reencuentros con primeros amores que no llegaron a buen puerto en su momento, etc), pero pese a ello y a que su calidad literaria sea tan alta como cabría esperar, la novela no me ha parecido nada del otro jueves. Quizás porque en este caso, en mi humilde opinión, el uso que la autora ha hecho del soliloquio ha sido excesivo, llegando incluso a aburrir en varias ocasiones, y haciendo que la marcha de la trama pierda interés sin conseguir remontarla del todo tras esos tramos tediosos.
El argumento es muy martín-gaitiano: Amparo Miranda, una exitosa diseñadora de moda, viaja desde Nueva York, donde reside, a su española ciudad natal, la cual abandonó hace cuarenta años. No sabe por qué vuelve, si se trata de una búsqueda o de una huída, pero ansía volver a ese pequeño y asfixiante microcosmos provinciano que tan mal les trató a su madre (una pobre modista) y a ella.
Amparo se aloja en el hotel más caro de la ciudad y se obsesiona con pasar desapercibida. No quiere que la reconozcan ni tener que das explicaciones sobre su vida en Nueva York, donde tiene dos hijos y una nieta a los que trata poco. Su marido falleció hace un año y con su familia política no se lleva bien precisamente.
A lo largo de su estancia de una semana en su ciudad natal, en un deambular infinito por las calles del lugar, Amparo se cruzará con varios personajes que la enlazan con su pasado. A algunos los reconocerá y a otros no, y algunos la reconocerán a ella mientras que otros creerán que es una mujer rica y extranjera que, inexplicablemente, ha parado en un lugar así.
Entre estos seres que arroparán al personaje de Amparo Miranda en la novela, destacan Manuela Roca, una mujer solitaria que lucha por salvar su fracasado matrimonio; el ex marido de ésta, Agustín Sánchez del Olmo, prestigioso psiquiatra que vive con su hermana Társila, la cual también se relacionará con Amparo, y por último, la especial y también solitaria Olimpia, única amiga de Agustín como también lo fue de la protagonista antes de que se fuera a América.
En fin... El libro describe muy bien esa sensación de estar atrapados en un lugar y en una vida que no terminan de permitirnos disfrutar de la vida tanto como podríamos que arrastramos los seres humanos desde tiempo inmemorial. También trata de la necesidad de reconciliarnos con nuestro pasado volviendo al lugar donde se gestaron nuestros monstruos y fantasmas personales. Pero vuelvo a repetir que me ha parecido una obra en muchas ocasiones tediosa e incluso repetitiva a la que no le hubiera venido mal un poco más de ritmo y menos diálogos interiores.
El argumento es muy martín-gaitiano: Amparo Miranda, una exitosa diseñadora de moda, viaja desde Nueva York, donde reside, a su española ciudad natal, la cual abandonó hace cuarenta años. No sabe por qué vuelve, si se trata de una búsqueda o de una huída, pero ansía volver a ese pequeño y asfixiante microcosmos provinciano que tan mal les trató a su madre (una pobre modista) y a ella.
Amparo se aloja en el hotel más caro de la ciudad y se obsesiona con pasar desapercibida. No quiere que la reconozcan ni tener que das explicaciones sobre su vida en Nueva York, donde tiene dos hijos y una nieta a los que trata poco. Su marido falleció hace un año y con su familia política no se lleva bien precisamente.
A lo largo de su estancia de una semana en su ciudad natal, en un deambular infinito por las calles del lugar, Amparo se cruzará con varios personajes que la enlazan con su pasado. A algunos los reconocerá y a otros no, y algunos la reconocerán a ella mientras que otros creerán que es una mujer rica y extranjera que, inexplicablemente, ha parado en un lugar así.
Entre estos seres que arroparán al personaje de Amparo Miranda en la novela, destacan Manuela Roca, una mujer solitaria que lucha por salvar su fracasado matrimonio; el ex marido de ésta, Agustín Sánchez del Olmo, prestigioso psiquiatra que vive con su hermana Társila, la cual también se relacionará con Amparo, y por último, la especial y también solitaria Olimpia, única amiga de Agustín como también lo fue de la protagonista antes de que se fuera a América.
En fin... El libro describe muy bien esa sensación de estar atrapados en un lugar y en una vida que no terminan de permitirnos disfrutar de la vida tanto como podríamos que arrastramos los seres humanos desde tiempo inmemorial. También trata de la necesidad de reconciliarnos con nuestro pasado volviendo al lugar donde se gestaron nuestros monstruos y fantasmas personales. Pero vuelvo a repetir que me ha parecido una obra en muchas ocasiones tediosa e incluso repetitiva a la que no le hubiera venido mal un poco más de ritmo y menos diálogos interiores.
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