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lunes, 27 de febrero de 2012
Herman Koch: La cena
Idioma original: holandés
Título original: Het Diner
Año de publicación: 2009
Valoración: está bien
Dos matrimonios cenan juntos en un restaurante de moda en Ámsterdam. Por un lado, Serge Lohman (conocido político) y su mujer, Babette; por otro, Paul (hermano pequeño de Serge) y su mujer, Claire. Lo que parece una simple velada en familia en realidad es una reunión para decidir qué van a hacer con sus hijos, dos jóvenes de 15 años que han cometido un delito por el que pueden ser condenados a prisión.
¿Cómo deben actuar? ¿Deben mantenerse leales a sus hijos, borrar las huellas de su crimen y alejarlos de las autoridades? ¿O, por el contrario, deben actuar de forma honesta –tal y como exigirían a cualquier otro ciudadano que estuviera en su lugar– y denunciarlos? ¿Están preparados sus hijos para pagar por lo que han hecho? O, mejor dicho, ¿están ellos preparados para soportar la vergüenza de haber criado a un par de delincuentes?
Amor paterno-filial, comprensión, traición, inmadurez, decencia, honradez, culpa, hipocresía... muchos son los temas que Koch plantea en esta obra a través de las palabras de Paul, quien, echando mano de sus recuerdos y de los acontecimientos que tienen lugar durante la cena en cuestión, intenta presentarnos el retrato de una clase media acomodada y pagada de sí misma más sórdido de lo que estamos acostumbrados a percibir. Pero, ay, Koch falla. Y lo que nos prometían como un ataque despiadado a la burguesía y a las mentes bienpensantes se queda a medio camino, en un "quiero y no puedo" regado con vino francés y conversación vacía.
Así, los personajes se pierden en elucubraciones sobre el racismo, la educación, la comida, el dinero, la violencia, etc., y hasta la mitad de la novela no sabemos qué ha pasado ni por qué han decidido cenar juntos. A partir de entonces, la situación se vuelve un tanto forzada, como si nos estuvieran prepararando para el intento del autor de sacarse un as de la manga que dé la vuelta a la situación y "justifique" la actuación de los jóvenes –y, como consecuenica, la de los padres.
No tengo nada en contra de los ases en la manga ni de ocultar información hasta el momento oportuno (eso puede convertir una historia en LA historia), pero sin duda es un recurso que hay que manejar con cuidado para que funcione. Y, en el caso de La cena, podríamos decir que Koch no ha jugado bien sus cartas (o bien que usó una sota en lugar de un as) y que, aunque el libro es entretenido, se lee rápido y ayuda a pasar la tarde o varios viajes de metro, no llega al nivel que pretendía –ni al que promete la publicidad–.
Coincido punto por punto con todo lo dicho.
ResponderEliminarPágina a página, todo el libro se desinflaaaaaaaaaaaa...argh!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA mí me gustó este libro. Fue muy incómodo leerlo. No esperaba ningún as porque el autor va dejando pistas de la violencia y la hipocresía en la que fueron creciendo esos hijos. Hay mucha enfermedad en estas personas y no hay salvación posible para sus familias. Un mundo de valores trastocados. Bien plasmado.¿Cúantas de estas personas hay entre nosotros? Pensarlo es inquietante.
ResponderEliminarAnalía
De este autor, disfruté muchísimo más "Casa de verano con piscina". Me gusta mucho su manera de cuestionar los límites morales de la sociedad y de meterse, desde la ficción, en problemáticas complejas que dan cuenta de cómo estamos modelados y sujetados por valores impuesto -y hasta que punto estamos dispuestos a romper con ellos-.
ResponderEliminarEsta novela en particular me pareció buena. No excelente.