Idioma original: inglés
Título original: Sukkwan Island
Año de publicación: 2010
Valoración: Muy recomendable
Sukkwan Island es un libro agresivo: da patadas. Y puñetazos. Alguna colleja también se le escapa, como en las primeras páginas, donde el autor inventa una cosmogonía antológica. Leed al menos su dos primeras páginas, por favor.
[...] El mundo era al principio un gran campo, y la Tierra era plana. Y todas las bestias vagaban por el campo y no tenían nombre, y cada animal grande se comía al animal más pequeño, y nadie se sentía mal por eso.
Después vino el hombre, y llegó, encorvado, peludo, estúpido y débil, a los confines de la Tierra y se multiplicó, y mientras esperaba se volvió tan numeroso y retorcido y asesino que los confines de la Tierra empezaron a combarse [...]
Lo curioso es que los golpes que da no duelen. Es como entrar en un Club de la Lucha y disfrutar de las hostias. Será porque está bien escrito, su estilo es sencillo y directo, quizás porque su verosimilitud está dentro de un orden que permite observar el horror desde una distancia segura. A pesar de su crudeza, la trama recorre ciertos lugares comunes hablando de la relación de padres e hijos, algo que todos somos y algunos por partida doble, describiendo en definitiva un espejo distorsionado de nosotros mismos; de ahí que no duela, por cercano, pero sí incomode.
Muy resumidamente, el libro narra la estancia de un padre y su hijo adolescente, al que apenas conoce, en una isla deshabitada del sur de Alaska. Allí, la difícil relación paterno-filial queda expuesta a la naturaleza inhóspita de la isla, que ejerce su influjo sobre el alma de los personajes (se atisban ciertas reminiscencias de El corazón de las tinieblas, de Conrad).
Sukkwan Island es también un libro en dos. Dos partes, dos personajes y, sobre todo, dos finales que son mazazos. Hasta el punto que dar más información sobre ellos sería destrozar el libro. Tampoco indaguéis más sobre la biografía de su autor, David Vann, pues obtendréis pistas antes de tiempo. Quedaos simplemente con que es un autor novel, nacido en Alaska, y su libro es un best-seller underground que está arrasando, especialmente en Francia, donde ha sido premiado con el Prix Medicis Etranger 2010.
Por cierto, la isla en cuestión existe. A ver quién tiene narices y va allí a dar una vuelta.
Lo leí en octubre en dos días y estuve una semana recuperándome del mazazo. Sin moralina. Cruel. Brutal. Ricardo Menéndez Salmón lo reseño bajo el título "Abandonad toda esperanza". Sí, muy recomendable.
ResponderEliminarMe lo he leído este fin de semana y sí, es cierto, es un pedazo de libro. Cruel y muy sincero. Y qué incómodo seguir leyendo y conociendo a los personajes. Uf. Pero qué bueno.
ResponderEliminarPues a mí me ha gustado más la primera parte que la segunda. De hecho, no me habría importado que el libro terminase en la mitad...
ResponderEliminarUna buena novela. La segunda parte es por momentos perturbadora y desesperante.
ResponderEliminarGabriel
Hola, Gabriel. La mejor novela de Vann, sin duda alguna. Tal como indicas, es perturbadora y muy dura, cruda, asfixiante. Es de las que impacta profundamente.
ResponderEliminarGracias por comentar la entrada.
Saludos
Marc