Idioma original: español
Año de publicación: 2010
Valoración: Está bien
Año de publicación: 2010
Valoración: Está bien
Me decidí a leer este ensayo porque su punto de partida me interesa y preocupa desde hace mucho tiempo. Es cierto que vivimos bajo el imperio de la indiferencia, y que esa Indiferencia ha venido a ocupar el lugar de la Censura a partir de un momento dado de la historia de Occidente. La idea, no sé si premeditada o nacida de la constatación de su efectividad, sería ésta: no merece la pena prohibir la difusión de casi nada, ni noticia ni opinión ni indiscreción ni insulto ni grosería ni ninguna otra cosa, por muy inoportuno, irrespetuoso o poco ético que resulte, por muy desastrosos que sean sus efectos particulares, al contrario, hay que saturar de información el mundo, invadir el espacio mediático con todo género de noticias, de estímulos audiovisuales, de impactos emocionales, de verdades reales o aparentes, cuanto más amargas y escandalosas mejor. Llegará un momento – hace tiempo que ha llegado – que ya nadie se asustará de nada, que el tedio sustituirá al interés y el comprensible cansancio a que dará lugar la acumulación de estímulos tendrá una consecuencia lógica: los ciudadanos no reaccionarán nunca, pase lo que pase, a no ser que se vean afectados directamente. Con esto, la sociedad se volverá absolutamente egoísta, carente de empatía, y se habrá fabricado una coraza que en poco tiempo la habrá dejado insensible hacia todo lo que ocurre en su seno. De este modo, paradójicamente, el efecto que se pretendía conseguir hace años prohibiendo circular la información se ha logrado por completo, aunque a primera vista parezca lo contrario. En otros tiempos la gente estaba ávida de noticias, los contenidos se filtraban por todos los resquicios y ellos los absorbían como esponjas. Ahora ocurre justamente al revés.
Esta es la principal conclusión que se desprende de una obra cuyo desarrollo me ha parecido, no sólo irregular y algo desordenado, – lo que era de prever pues se trata de un conjunto heterogéneo extraído de conferencias y artículos publicados en medios diversos, junto a un grupo de aforismos y un pequeño diccionario – sino repetitivo, demasiado esquemático en algunos puntos y con referencias algo apresuradas a autores y hechos históricos.
A destacar, su interpretación de la historia reciente, su defensa de la libertad del individuo y el ideario general del libro que está sintetizado en el epílogo. Personalmente discrepo de su idea de utopía: lo que no tiene lugar y, por tanto, es imposible, pues lo imposible es indeseable, y eso le lleva a la conclusión de que la actitud correcta hacia ella no puede ser más que el rechazo. Tampoco estoy segura de que, como el autor afirma, suponga una novedad de nuestro tiempo el desprecio por el instinto de supervivencia de ciertas ideologías llevadas al límite (recordemos martirios y cruzadas ).
De todos modos, y a pesar de que sus planteamientos merecerían mayor espacio, un desarrollo independiente y riguroso, más organización y una explicación más detallada, por el interés de las cuestiones que plantea, no estará mal echarle un vistazo aunque sólo sea para consultar lo que más nos llame la atención.
Pues no parece un libro muy optimista... aunque quién puede permitirse ser optimista, con la que está cayendo.
ResponderEliminarEn todo caso, y por lo que leo en tu reseña (no he leído el libro) me parece que en los últimos años se está dando una regresión en cuanto a esa tendencia de "permitirlo todo", una vuelta al puritanismo de lo políticamente correcto, incluso en arte (que tradicionalmente ha sido un campo donde se han permitido mayores excentricidades).
Ejemplos: A una pintora en Madrid le retiran varios cuadros que retrataban parejas homo- y heterosexuales en actitud cariñosa; la película A Serbian Film es retirada "cautelarmente" del festival de Cine Fantástico de San Sebastián; los pitidos (o asteriscos) que cubren las palabras malsonantes en películas, series, canciones, internet; por no hablar de las (auto)censuras debidas al miedo al fundamentalismo...
(la imagen de portada es 3D, no?)
ResponderEliminarHala, ¿ya está contento el señor? :P
ResponderEliminarMucho mejor. ;)
ResponderEliminar¿Este Ramoneda es el mismo que es tertuliano en todas partes?
ResponderEliminarHola Ensada, supongo que sí. Escribe artículos de opinión en prensa, da conferencias etc. No había leído ningún libro de él hasta ahora.
ResponderEliminarSanti, puritanismo y censuras particulares siempre habrá, supongo, pero a nivel global la saturación informativa parece funcionar mejor que la censura estricta. La gente deja de interesarse y punto. Para Ramoneda, indiferencia es: "En política: proceso ideológico que consiste en desprestigiar la política y favorecer que la ciudadadanía se desentienda de ella con el objetivo de construir un sistema en que los ciudadanos sean estrictos comparsas de la gestión de una oligarquía económico-política y mediática. Es lo que llamamos totalitarismo de la indiferencia."
También habla del arte pero en otro aspecto. Le preocupa la función consumista del arte actual y estoy de acuerdo con él.
El contenido está bien pero hubiera merecido dedicarle un libro original en vez de una recopilación de frragmentos. Demasiadas repeticiones, simplificaciones, definiciones...