Título original: Un cabinet d'amateur
Año de publicación: 1979
Valoración: está bien
Con Perec me pasa que tengo la sensación de que se me escapa, de que se me escurre entre los dedos. De que es más inteligente que yo, y está jugando conmigo, y estoy leyendo un chiste que no acabo de entender, y que quizás en el fondo se esté riendo de mí. Me pasó con Las cosas, una historia sencilla y entretenida que me gustó mucho a pesar de su aire intrascendente, y que espero releer en cuanto una amiga me lo devuelva (sé que estás leyendo esto, avergüénzate...); y me ha vuelto a pasar con El gabinete de un aficionado, que he leído con cierta perplejidad, y que no sé por dónde coger. De ahí que le haya puesto una calificación tibia: "está bien".
El gabinete de un aficionado es una novela sobre cuadros. Está llena de cuadros, porque habla de un cuadro que está lleno de cuadros: el "Gabinete de un aficionado", de Heinrich Kürz, pintado por encargo de Hermann Raffke, un millonario empresario cervecero, y que retrata a dicho millonario admirando su colección privada. Como a su vez el propio "Gabinete" aparece reflejado en el cuadro, ya tenemos montada la típica estructura de mise en abyme que tanto gusta a los escritores juguetones: el cuadro contiene una versión más pequeña de sí mismo, y esa versión a su vez contiene otra versión más pequeña, y así hasta el infinito.
Pero esto solo es una parte de la novela: la mayor parte, la que causa mayor perplejidad, está compuesta por una descripción y catalogación más o menos detallada de los demás cuadros de la colección Raffke, en la que se mezclan pintores reales con otros que supongo inventados (no me he puesto a buscarlos, pero todo hace pensar que lo son), así como diversas historias laterales relacionadas con el cuadro y con la colección. Listas y anécdotas en las que cuesta encontrar ninguna idea central, y que demasiadas veces tampoco resultan interesantes por sí mismas.
En fin, que no sé qué pensar. Tengo la impresión de que algo se me escapa, de que me están tomando el pelo. Pero por lo menos, en este caso Perec es más explícito al respecto.
Más sobre Perec, en la entrada sobre OuLiPo
Totalmente de acuerdo con tu primer párrafo y tu relación con Perec...
ResponderEliminarSólo he leído de él "La vida instrucciones de uso". Me encantó y simpatizo con su forma de ver la literatura.
ResponderEliminarPienso que las obras estructuradas, cerradas y completas son sólo una forma de hacer literatura, en realidad la más fácil. Intentar imitar la vida escribiendo algo de aspecto caótico, a base de piezas sueltas etc. es un error en la mayoría de los casos, a no ser que quienes emprenden la tarea sean genios como Cortazar, Bolaño o Perec y consigan llevar la idea a buen puerto.
Aunque a veces den ganas de matarles :)
Tal vez yo sea demasiado puntilloso y también tiene que ver con mi fascinación por el lenguaje, como juguete interminable. Pero ¿qué expresa Iván al decir que está de acuerdo con tu reflexión personal (y sobre todo íntima) acerca de la literatura de Perec? ¿No sería más acertado decir: a mí me pasa lo mismo? Estamos de acuerdo o no en las opiniones y compartimos las sensaciones, las experiencias, creo.
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