Así definida, para la inmensa mayoría de los lectores la ciberliteratura no existe: nunca han oído hablar de ella ni podría citar ningún ejemplo. De hecho, la ciberliteratura está prácticamente reducida a las universidades y ámbitos artísticos, se produce y consume en ellos, y tiene escasa o ninguna repercusión en el ámbito literario comercial o mainstream. En proporción, la cantidad de crítica, cursos, seminarios y congresos que este tipo de literatura ha provocado parece un poco desproporcionado...
Siguiendo a Katherine Hayles y a la Electronic Literature Organization, se podría clasificar la literatura electrónica en los siguientes géneros:
- Narrativa hipertextual: obras compuestas por textos y enlaces, al modo de "Elige tu propia aventura". Ya reseñamos aquí uno de sus ejemplos más acabados: afternoon, a story, de Michael Joyce; en español y en internet puede leerse Pentagonal, del chileno Carlos Labbé.
- Narrativa multimedia o network fiction (no me acaba de convencer el segundo término): obras que utilizan las nuevas posibilidades que ofrece internet, añadiendo al texto sonidos, imágenes, vídeos, etc. Un ejemplo sería These Waves of Girls; en español fue pionera Gabriella Infinita, de la Universidad Javeriana de Colombia
- Narrativa interactiva: similar en cierto modo a los anteriores, se diferencia por incluir mayores dosis de interacción y de juego, y menos texto; se introduce de lleno, por lo tanto, en el campo de los videojuegos, hasta el punto de que a veces es difícil distinguirlos. Un ejemplo en español es Golpe de gracia, también de la Javeriana (las dos primeras partes son más textuales, la tercera es propiamente un juego). Entre este tipo de juegos "literarios" se suele citar Myst, un clásico que creaba un complejo mundo de ficción y que tuvo hasta cinco continuaciones, si no me equivoco.
- Ficción adaptada a tecnologías concretas, como el GPS o el teléfono, y que permiten relacionarse con entornos reales y tridimensionales. Por ejemplo, la novela The Missing Voice (Case Study B), en CD, constituía un recorrido virtual, pero realizable, por las calles de Londres. También hay ficciones adaptadas a géneros textuales propiamente digitales, como el sms, el blog, o incluso Twitter o facebook.
- Teatro interactivo, en el que se combina en distintos grados la actuación real con la participación de actores virtuales, remotos o digitales. Así, en Façade el usuario real interactúa con dos personajes virtuales, Grace y Trip, y se ve inmerso en una trama a lo Quién teme a Virginia Woolf. También los avatares digitales (encubran o no a personas reales) son considerados por algunos críticos una forma de "teatro digital"...
- Poesía digital: aquí se incluiría, hasta cierto punto como un cajón de sastre, todas aquellas obras no narrativas, más o menos experimentales, que emplean tecnologías digitales combinadas en mayor o menor medida con elementos textuales para crear "poesía". La variedad en este grupo es enorme: prácticamente todas las obras contenidas en el primer volumen de la Electronic Literature Collection formarían parte de este grupo (por cierto que el segundo volumen de la colección se espera para finales de este año).
- Literatura generada por ordenador: poesía, narrativa o teatro generados de manera más o menos interactiva por ordenador. Varios de los que he visto son más bien lúdicos, sin intención estética real. Aquí van un par de ellos: el Poem generator, y el Poetry Generator.
- Literatura colaborativa: las nuevas tecnologías no han inventado la escritura a varias manos, pero sí la han facilitado. Las wikis son el medio más utilizado para este tipo de proyectos: además de la Wikinovela, desarrollada por la Universidad de Deusto hace unos añitos, también está el proyecto A million penguins o Un soneto me manda, de José Antonio Millán.
http://www.youtube.com/watch?v=ISxgVmRnFq8
ResponderEliminar¿Ningún comentario sobre esta pasada de posibilidades que abren los ibuks?
ResponderEliminarPues es que creo que hablamos de cosas distintas. Los eReaders, al menos en su forma actual, están pensados más bien para representar libros en formato "tradicional", es decir, lineal y de texto plano, o como mucho, con enlaces. La ciberliteratura, tal y como la defino al principio de la entrada, sería imposible de leer (paradójicamente) en la mayoría de los eReaders actuales, porque mezcla texto, imagen, enlaces, audio, vídeo, etc. Pero no se trata solo de razones técnicas: como decía, los eReaders se han propuesto replicar al máximo posible la experiencia lectora del libro; la ciberliteratura busca romper con esas "rutinas lectoras", cuestionarlas y forzarlas hasta el límite. No sé si me explico...
ResponderEliminarPrecisamente he puesto el video porque la aplicación "alice", que aparece en tercer lugar, tiene muchísimo que ver con lo que estás hablando, me parece a mí...
ResponderEliminarAh, bueno, sí, Alice (para iPad, si no lo he entendido mal) entraría en esa categoría de obras pensadas para tecnologías específicas, relacionadas con la geolocalización, la interacción del lector con el texto y con la trama, etc. Son experimentos interesantes, y probablemente muy divertidos de escribir y de leer, pero como comentaba en la entrada, poco conocidos para el gran público. Veo más futuro a las dos primeras aplicaciones, que son mucho menos "revolucionarias", que a Alice, que exige un tipo de lector mucho más activo e involucrado, que se sale de su rutina lectora para buscar experiencias nuevas.
ResponderEliminarTiene que ser la hostia, muy divertido...
ResponderEliminarMuy interesante el artículo.
ResponderEliminarNo sé si lo que yo hago se puede considerar ciberliteratura. Podéis ver un ejemplo en mi canal de youtube, en donde he publicado una de mis creaciones.
Se trata de una técnica que hace unos años se usó para otra tipo de obras, pero que creo que tiene infinitas posibilidades en este nuevo campo.
http://www.youtube.com/watch?v=S-BGJUEljdE
Espero que os guste.