Idioma original: inglés
Título original: The heart is deceitful above all things
Fecha de publicación: 2001
Valoración: Recomendable (en realidad me parece repugnante, pero recomiendo leerlo como "fenómeno")
El escritor del libro que hoy nos ocupa no existe. Sí, como se lee: J. T. Leroy ("J" de Jeremiah, "T" de Terminator), no es real, sino el invento de una mujer de mediana edad llamada Laura Albert que lo "engendró" a finales de los 90 y que gracias a su criatura logró pingües beneficios.
Calm down, people, me explico...
En 1999 apareció en los USA uno de esos libros que llevan el morboso tándem escándalo/éxito total impregnado en sus páginas: Sarah, escrito por un joven de 19 años llamado J. T. Leroy. La editorial que apadrinó a Leroy le presentaba como un muchacho americano pasto de todas las tragedias urbanas inimaginables. Se contó a la ingenua masa lectora que el autor era el desgraciado retoño de una prostituta drogadicta hija de unos cristianos integristas que lo tuvo a los 14 y se libró de él automáticamente. Fue criado por una bondadosa familia adoptiva hasta que la bruja de su madre se lo volvió a llevar a los 4 añitos empujándole desde entonces a un demoledor estilo de vida.
Sarah era el nombre de su primera obra y el de esa madre tan horrorosa (y ya muerta) que lo dejó, antes de cumplir los 20, convertido en un chapero drogadicto y portador del Sida que trataba de espantar a sus fantasmas a través de la literatura después de haber pedido ayuda y haber hecho buenos amigos mediante llamadas a teléfonos de ayuda psicológica. El libro era tan brutal como su vida; su prosa, simple, seca y dura como una navaja oxidada. Nada más aparecer en el panorama literario, el Éxito le acogió entre sus divinos brazos como una nueva madre mucho más generosa y grata. Nació el fenómeno J. T. Leroy.
Pero...¿qué pinta tenía este chico? Pues a juzgar por sus escasas apariciones públicas, el de una cosa andrógina y rubia con gafas de sol y chistera chata que hablaba poco y a susurros, estilo Michael Jackson. Y que siempre aparecía acompañado de una pelirroja teñida de rasgos afilados que casi hablaba más que él: Laura Albert, su presunta madre adoptiva.
En unos pocos años más, J. T. Leroy publicó otros dos libros (entre ellos, el que hoy reseño), participó en publicaciones de todo tipo, escribió guiones de cine, formó su banda musical, y se hizo amigo de la crema de las celebrities "inadaptadas chic": Courtney Love, Winona Ryder, Dennis Cooper, Michael Chanbon, Asia Argento... Ésta última, la polifacética hija del loco de Dario Argento, se atrevió a pasar a guión El corazón es mentiroso y rodarlo con ella como Sarah. Y Leroy ya tenía contrato para una nueva peli de otra de sus obras cuando se descubrió el pastel: que, oh, vaya, el chico no existía. La que escribía los libros era Laura Albert, y el ser andrógino que lo interpretaba de cara a la galería, Savannah, la joven cuñada de Laura. ¡Toma ya!
El corazón es mentiroso...Nunca mejor dicho, ¿no?
Tras el escándalo, les cuento que la productora demandó a Laura Albert (la cual tuvo una vida bastante movidita y escandalosa que hizo que muchos dieran por hecho que las burradas que contaba su Leroy las había vivido ella), y de la peli nueva, rien de rien...La que si ha escrito hace poco un libro contando su experiencia ha sido Savannah, algo que a Laura le ha sentado mal...
¿Y el libro que tocaba reseñar? Pues es un compendio de cuentos que se leen como una novela en la que Leroy cuenta sus horribles experiencias sin guardarse ningún detalle. Así, sabemos cómo le pegan con el cinturón, cómo le violan, cómo le disfrazan de niña, cómo le convencen de que toda la comida está envenenada menos ciertas marcas de patatas fritas y refresco, cómo se lo devuelven a sus abuelos integristas una temporada (los cuales le siguen maltratando en el nombre de Jahvé y le lavan el cerebro), cómo ve que su madre se vuelve cada vez más loca y drogata, cómo comienza a tener tendencias sadomasoquistas...
El libro es asqueroso, pero tiene cosas interesantes como las locuras de la madre con la comida envenenada y su fobia/teoría apocalíptica con el carbón a raíz de un trauma infantil, y hay algunos (y de agradecer) escasos momentos de ternura, como cuando el pobre Jeremiah hace amistad con una prostituta de 12 años que ejerce de madre cariñosa para él.
Pero esta obra no es literariamente valiosa, y cansa un poco leer aberración tras aberración, inmoralidad tras inmoralidad. Antes de saber que su escritor no existía, su atractivo radicaba en que era "basada en hechos reales"; después, en que es fruto de una de las mayores trampas literarias de los últimos cincuenta años.
Yo vi la peli de Asia Argento, sin saber que estaba basada en un libro ni que se suponía que era algo que había ocurrido realmente y, chico, qué mal cuerpo me dejó.
ResponderEliminarNi ganas de leer el libro. Y después de esta reseña, menos.
Curioso caso de ventrilocuismo literario :D
ResponderEliminarY también plantea una cosa curiosa, como dice tu último párrafo: que evaluamos, consciente o inconscientemente, de manera distinta las obras cuando sabemos que están "basadas en hechos reales", lo que es humanamente comprensible, pero literariamente cuestionable. ¿Siglos de experimentación con los límites del realismo, para que al final tener una base biográfica suponga un "punto positivo"?
Que un libro gane puntos por ser un relato autobiográfico es bastante habitual. De hecho, es un reclamo publicitario más, en el que no vendes literatura, sino el hecho X que puede marcarte para siempre.
ResponderEliminar¿O acaso El diario de Anna Frank seguiría vendiendo ejemplares hoy en día, si no fuese un relato autobiográfico?
Estoy de acuerdo: parece que ganas puntos si escribes cosas "mu gordas" que has sufrido en tus propias carnes...
ResponderEliminarYo leí este libro, lo reconozco, por puro morbo...Pero creo que ya tengo suficiente. Los otros dos, como que no...Me conformaré con ver cuando pueda "Elephant", de Gus Van Sant: Leroy fue su guionista...
Y por cierto, ¿alguien sabe algo de Thomas Pintchon?
Perdón, el apellido se escribe así: Pynchon
ResponderEliminarYo me he leído dos novelas de Pynchon: V. y La subasta del lote 49. Las dos tienen algo en común: son como un "viaje" de LSD narrativo. Los personajes cambian de nombre, sexo, época, país...; suceden las cosas más absurdas, pero con una cierta coherencia surrealista; las voces narrativas cambian tanto como los personajes, o más... Vamos, que son novelas muy exigentes, frustrantes pero también muy sugerentes, e indudablemente geniales. A ver si me releo La subasta... y escribo una reseña, porque merece la pena aunque sea intentarlo con Pynchon...
ResponderEliminarYo empecé V, pero no pude con ella.
ResponderEliminarBuen post.
ResponderEliminarNo lo leo ni de coña. Me parece bien cuando un escritor se cambia el nombre para que no lo atosiguen o sentirse más libre. No estoy para nada de acuerdo cuando lo hacen para llevar a cabo un plan de marketing y vender más. PUAJ¡¡
Me recuerda a otro escritor que, sin cambiarse de nombre, escribía de manera "sucia". Sus relatos son crudos, reales y angustiosos. Pero él escribía de esa manera por experiencia propia y por tener un estilo que ha sido influencia en posteriores escritores. Se trata de Charles Bukowski, seguro que lo conocéis de sobra, y a quien si que merece la pena leer por ser "auténtico", no como esta señora.
Un saludo a todos.
Por cierto, Elephant, muy recomendable. Es una película de estilo nórdico (ta sabéis el ritmo especial que tienen) y filmada de una manera muy cuirosa, no apta para personas que sólo gustan de películas de Hollywood.
1984-w.blogspot.com
Buen post.
ResponderEliminarNo lo leo ni de coña. Me parece bien cuando un escritor se cambia el nombre para que no lo atosiguen o sentirse más libre. No estoy para nada de acuerdo cuando lo hacen para llevar a cabo un plan de marketing y vender más. PUAJ¡¡
Me recuerda a otro escritor que, sin cambiarse de nombre, escribía de manera "sucia". Sus relatos son crudos, reales y angustiosos. Pero él escribía de esa manera por experiencia propia y por tener un estilo que ha sido influencia en posteriores escritores. Se trata de Charles Bukowski, seguro que lo conocéis de sobra, y a quien si que merece la pena leer por ser "auténtico", no como esta señora.
Un saludo a todos.
Por cierto, Elephant, muy recomendable. Es una película de estilo nórdico (ta sabéis el ritmo especial que tienen) y filmada de una manera muy cuirosa, no apta para personas que sólo gustan de películas de Hollywood.
1984-w.blogspot.com
No tenía ni idea, Ian. Me parece que siempre hay algo interesante en los motivos que llevan a la gente a firmar con un nombre que no es el suyo.. En este caso, por lo que dices, casi lo más literario de todo es la invención del personaje, hasta dotarlo de carne y hueso ficticios.
ResponderEliminar"Elephant", de Gus Van Sant. Monográfico sobre nucas en interminables, tediosos, repetitivos y absurdos planos secuencia. Buf.
ResponderEliminarUn motivo más para no leer a este pavo, pues...
Yo leí el libro y me gustó.
ResponderEliminarY en realidad, si está basado en hachos reales. Laura Albert sufría violaciones desde los 4 años, así como abusos físicos y psícologicos. Se volvió adicta a las drogas y llamaba a centros de ayuda adoptando diferentes personalidades. Es ahí cuando engendra a J.T. LeRoy, pues sintió que no podría contar esta historia viniendo de ella, sino que necesitaba a alguien más que fuera foco de las miradas compasivas, críticas y pena.
Es una mezcla entre violencia idealizada y realidad brutal, pues los personajes de la madre prostituta, los novios y los abuelos fanáticos, llevan la violencia y la victimización de Jeremiah hasta límites fantasiosos y sensasionalistas.
Pero, aún así, me pareció un buen relato de una vida atormentada.
Alguiensabe donde puedo conseguir el libro en español, ya sea en pdf o comprarlo, yo soy de chile... mi mail dan.parra.pavez@gmail.com
ResponderEliminarSaludos
Acabo de ver un reportaje de J.T. Leroy en el canal -Investigation discovery- en la sección de grandes impostores. Entré a este blog porque me apareció buscando información de la escritora.
ResponderEliminarLeyendo esta reseña prefiero no leer el libro.
Respecto al engaño: que impresionante puesta en escena en vivo, todos cayeron, como escribir ficción sin pluma y papel.
La gran mentira: el decir que era autobiográfico
Leer esta reseña me recordó un libro que leí. Me gusto. Este si es autobiográfico, la escritora es periodista y es hija de una familia indigente.
"Castillo de cristal" de Jeannette Walls