Título original: The New Negro
Fecha de publicación: 1925
Valoración: muy recomendable
El nuevo negro es el primer ensayo del libro homónimo escrito por Alain Locke, considerado por muchos el "padre del Renacimiento de Harlem". El título es totalmente transparente: Locke analiza lo que él llama el "nuevo negro" y los cambios que han llevado a la "emancipación espiritual" de la comunidad afroamericana, pues desde la abolición de la esclavitud hasta la fecha, el negro había sido "más un mito que un hombre", "más un concepto que un ser humano". Y resulta muy interesante que Locke, él mismo un hombre de color, achaque parte de la culpa a la propia comunidad negra por haber carecido de capacidad de "auto-crítica" y por haber apelado siempre a cierto "sentimentalismo racial".
Hasta entonces, el lazo de unión entre los negros ha sido el de un problema común en vez de una vida en común. Sin embargo, con la migración de los afroamericanos no sólo hacia el norte sino hacia los núcleos urbanos el "problema de los negros" está cambiando: Locke apunta que "en el mismo proceso de ser transplantado el negro está siendo transformado".
El núcleo de dicha transformación no es otro que Harlem, que por primera vez aúna muchos y diversos elementos de la vida del hombre de color además de concentrar en el mismo lugar a diferentes tipos de hombre negro. Y es que el negro, en los años 20, está en proceso de una "diferenciación social", y es imposible seguir tratándolo "en masa".
El de Locke es un ensayo lúcido, humilde y conciliador (tal vez incluso demasiado optimista); un ensayo que no sólo estudia o describe sino que pretende servir de guía. Hace especial hincapié en que, en su necesidad y voluntad de autodefinición racial, la comunidad afroamericana no debe basarse en el desprestigio de la raza opuesta, y en que ha de tener en cuenta tanto las propias virtudes como las carencias. Este "nuevo negro" del que Locke habla no quiere diferenciarse ni separarse de la América mayoritariamente blanca, sino integrarse en la democracia estadounidense y compartir al cien por cien la cultura y las instituciones americanas. Recuerda al lector que la comunidad afroamericana, como ya ha demostrado en el ámbito musical y está empezando a demostrar en el artístico, tiene mucho que ofrecer a una América conciliada.
"Si bien en nuestro tiempo el negro no podrá celebrar una completa iniciación en la democracia americana, puede al menos (...) celebrar el logro de una significativa y satisfactoria nueva fase de desarrollo grupal". Así cierra Locke el ensayo, y una no puede evitar preguntarse cómo habría celebrado Locke el que un hombre negro sea por primera vez el líder de dicha democracia.
Reseñas relacionadas: Passing, de Nella Larsen
Hasta entonces, el lazo de unión entre los negros ha sido el de un problema común en vez de una vida en común. Sin embargo, con la migración de los afroamericanos no sólo hacia el norte sino hacia los núcleos urbanos el "problema de los negros" está cambiando: Locke apunta que "en el mismo proceso de ser transplantado el negro está siendo transformado".
El núcleo de dicha transformación no es otro que Harlem, que por primera vez aúna muchos y diversos elementos de la vida del hombre de color además de concentrar en el mismo lugar a diferentes tipos de hombre negro. Y es que el negro, en los años 20, está en proceso de una "diferenciación social", y es imposible seguir tratándolo "en masa".
El de Locke es un ensayo lúcido, humilde y conciliador (tal vez incluso demasiado optimista); un ensayo que no sólo estudia o describe sino que pretende servir de guía. Hace especial hincapié en que, en su necesidad y voluntad de autodefinición racial, la comunidad afroamericana no debe basarse en el desprestigio de la raza opuesta, y en que ha de tener en cuenta tanto las propias virtudes como las carencias. Este "nuevo negro" del que Locke habla no quiere diferenciarse ni separarse de la América mayoritariamente blanca, sino integrarse en la democracia estadounidense y compartir al cien por cien la cultura y las instituciones americanas. Recuerda al lector que la comunidad afroamericana, como ya ha demostrado en el ámbito musical y está empezando a demostrar en el artístico, tiene mucho que ofrecer a una América conciliada.
"Si bien en nuestro tiempo el negro no podrá celebrar una completa iniciación en la democracia americana, puede al menos (...) celebrar el logro de una significativa y satisfactoria nueva fase de desarrollo grupal". Así cierra Locke el ensayo, y una no puede evitar preguntarse cómo habría celebrado Locke el que un hombre negro sea por primera vez el líder de dicha democracia.
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Muy interesante la reseña, Paula. La verdad es que antes de que nos empezaras a hablar de él, no tenía ni idea de este Renacimiento de Harlem.
ResponderEliminarCogiendo totalmente el rábano por las hojas: es curioso que todos estemos universalmente de acuerdo en que Obama es negro. Por origen es tan blanco como negro y, de hecho, sus rasgos son bastante ambiguos. Al parecer todos seguimos manteniendo la idea inconsciente de que blancos sólo son los blancos puros; cualquier asomo de otra sangre parece descalificar la "blanquitud" de cualquiera. Curioso.
En realidad, heredamos automaticamente la clasificación racial americana, como en tantas otras cosas.
ResponderEliminarPero es que, por lo que estoy leyendo, al menos en los años 20 eras negro si tu piel lo indicaba aunque fuera en un 1%, aunque tus padres fueran blancos y la "negritud" te viniera de bisabuela. Hubo autores de Harlem que trataron de escapar de categorizaciones según raza, pero hay casos en los que sólo importa lo que diga "la gente". Ese 1% aparente en tu piel dictaminaba en qué vagón del tren te podías sentar...
ResponderEliminarEn realidad, la mezcla de las razas -un señor llamado Du Bois lo llama "corrupción", por eso de que muchos señoritos blancos se dedicaron a seducir a muchachas negras- debía de ser bastante bestial.
No sé si heredamos su clasificación racial, pero desde luego los negros de Harlem se referían a sí mismos como "Negroes" la mayor parte de las veces. Para mí, curioso, sobre todo en esta era de lo políticamente correcto.
Me encanta la reseña. Hace unos meses estuve en Harlem y me hice con una novela gráfica genial sobre la historia de los afroamericanos. Se titula "Still I Rise" y está muy bien.
ResponderEliminarhttp://3.bp.blogspot.com/_Cry2hN-xUQM/SYagTXvxVSI/AAAAAAAABOI/AT6mnzzbH-w/s400/Still+I+Rise+2.jpg
(Acabo de descubrir un albúm homónimo de Hip-hop, en fin...). Un saludo.