Idioma original: italiano
Título original: La filosofia di Lost
Fecha de publicación: 2009
Valoración: recomendable (¿en serio le vas a poner un "recomendable"?)
Querría decir tantas cosas sobre este tema, que no sé ni por dónde empezar. Aviso desde ya: me va a salir la reseña más confusa en mucho tiempo. O quizá no sea confusa, sólo haga uso de una compleja narratividad. Ejem. Empezaré -aunque ya he empezado: esto es un flashback- diciendo que en cuanto supe de este libro me entraron ganas de dos cosas: 1. leerlo inmediatamente y 2. asesinar a su autor.
¿Nunca habéis descubierto que alguien ya ha escrito el libro que debíais haber escrito vosotros? Un libro que habéis imaginado, soñado, incluso esbozado quizá; y de pronto lo veis ahí, reluciente en una librería, rodeado por una de esas fajas rojas con elogiosas citas de críticos de Babelia, como si alguien os lo hubiera robado ostentosamente y nadie se diera por enterado. Ah, Regazzoni, te juro que en mi imaginación te persigo hasta ese despacho tuyo de la Universidad Católica de Milán y te hago confesar el robo con métodos propios de Sayid.
¿Que a qué viene tanto despecho? Viene a que Lost es una maravilla literaria. Un artilugio narrativo que incorpora todos los trucos de la alta cultura del XX para contar esas historias de siempre sobre muerte, amor y búsqueda, que son las que importan y conmueven. Lost es épica, y si alguien se rasga las vestiduras por esto, se lo voy a poner más fácil: la única ventaja de la Ilíada sobre Lost es que se escribió antes. (Apedreadores, diríjanse a los comentarios, gracias.) ¿Cómo no querer escribir sobre algo así? ¿Cómo no querer combatir desde la propia filosofía ese desdén pedante -y tan de filósofo- por "la cultura de masas"?
Pero he aquí que ya lo ha hecho alguien (ah, Regazzoni...). Inevitablemente, mi lectura ha estado marcada por el resentimiento. El primer impulso fue endosarle un "repugnante", fustigar las pretensiones del libro, denunciar sus abusos interpretativos, "y que se fastidie ese Regazzoni, ¡ja!". Pero seamos honestos: no puedo hacer eso. No sólo coincido totalmente con el propósito del libro, sino que me parece que éste se realiza de un modo respetable (aunque todo se puede mejorar, Regazzoni). Se trata de reivindicar que la filosofía puede y debe ocuparse de los productos del cine y la televisión -de la cultura pop, si queremos llamarlo así- con la misma o con más razón que de los productos de la "alta cultura". Además, Regazzoni se ocupa de Lost de una manera digna. Quiero decir con esto que el subtítulo del libro -"Las claves de Lost"- podría llevar a pensar que estamos ante una especie de revelación a lo Dan Brown. "La isla es...redoble de tambor...¡la vida! (tachán) o ¡el lenguaje! o ¡el inconsciente!" Como si algo así pudiera hacerse legítimamente, sin violentar el texto que trata de interpretarse.
Pero no, ya digo que lamentablemente Regazzoni no cae en tales simplezas (y mira que me fastidia reconocerlo). De hecho, hace tantos esfuerzos para evitar este tipo de interpretaciones alegóricas que a veces se queda corto. (Sí, eso es, se queda corto, por ahí puedes atacar.) Toma ciertos temas de Lost -la insularidad, la tortura, la búsqueda de la verdad, los saltos en el tiempo- y los relaciona con reflexiones de Derrida y Deleuze, fundamentalmente. Y por supuesto que encuentra paralelismos, sin necesidad de violentar el texto, pero parecen paralelismos aislados, fragmentarios. Y sin embargo Lost, con sus vueltas y revueltas narrativas, aspira a ser un todo unitario.
¿No cabe ver entonces ninguna tesis implícita en el conjunto de la narración? ¿Sobre lo que significa estar vivo, vivir en comunidad, ser un nosotros frente a otros? Regazzoni, por ejemplo, subraya la cantidad de capítulos que comienzan con el primer plano de un ojo que se abre, pero lo interpreta como una vindicación del relativismo. Muchos de esos capítulos narran la historia de alguno de los personajes, mediante saltos en el tiempo. Esta forma de narración, ¿no nos dice nada sobre el concepto de identidad personal que estamos hoy dispuestos a aceptar? El libro señala también, acertadamente, cómo los guionistas han huido del "modelo Robinson": los supervivientes del Oceanic 815 no tratan de construir desde cero ninguna sociedad. Esta incapacidad (o falta de voluntad) para la construcción social, ¿no tendrá algo que ver con la figura cambiante y fantasmal de los Otros? ¿Es posible un nosotros cuando los Otros se revelan de continuo como algo distinto de lo que se pensaba?
Y así, querido Regazzoni, concluyo diciendo que sí, que tu libro está bien y que probablemente podrán disfrutarlo tanto los fans de Lost como los fans de la filosofía postmoderna. Pero que no es aún el libro definitivo sobre Lost. Y tú me dirás: "no puede haber un libro definitivo sobre Lost, ni sobre nada". Y tendrás razón, maldito.
(A todo esto: muchísimas gracias a mis amigos por regalarme este libro para mi cumpleaños.)
Y tras explicarnos muy claramente tus primeras emociones hacia el libro. ¿DE QUÉ TRATA?
ResponderEliminarHOLA ANÓNIMO! Pues verás, te cuento del libro lo máximo que te puedo contar: que relaciona pasajes, personajes y capítulos de Lost con temas de la última filosofía (post-estructuralista, sobre todo). Poco más puede decirse, porque no es algo así como una revelación, ni una interpretación sistemática, ni nada de eso. Ya digo: falta unidad, de hecho. Pero para un post-estructuralista eso nunca es un problema.
ResponderEliminarEl nivel de frikismo de este blog, del autor del libro y del autor de la reseña rozan lo patológico... En todo caso, coincido con Jaime en que es de agradecer que el autor del libro no se haya dejado llevar por interpretaciones alegóricas fáciles, de las que están llenos los foros de internet, y haya preferido realizar análisis parciales.
ResponderEliminarPor otra parte, ¿no es un riesgo importante ponerte a analizar e interpretar una obra artística (o cultural o comercial o lo que sea Lost) antes de que esté completa?
El truco de LOST es contar una historia que nadie entienda para que el televidente se la pase todo el tiempo tratando de entender lo inentendible.
ResponderEliminarAhí tienes toda la razón, Anónimo. Yo creo que ése ha sido precisamente el truco de Lost desde el principio hasta el final (ay, tan vilipendiado): presentar toda una batería de problemas y a continuación, cuando deberían resolverlos, presentar una batería aún mayor que hace que los anteriores resulten irrelevantes. Pero eso no es malo, ni mucho menos. A mí me parece perfectamente legítimo. Y más aún, sobre eso construye Regazzoni en gran parte su "filosofía" de Lost, ya que esa consciente frustración por la imposibilidad de alcanzar una cierta verdad definitiva es la que anima también la Filosofía más reciente.
ResponderEliminarSaludos. Veo que esta es una entrada antigüa, pero me gustaría saber algo. ¿Qué tan buen contenido tiene el libro? Te cuento: estudio la licenciatura en Literatura y estoy reuniendo bibliografías para mi tesis, que es un análisis de la estructura narrativa de Lost. ¿Vale la pena invertir en este ejemplar? Porque da la casualidad que lo tengo a mi alcance, pero no sé qué tan confiable sea.
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