Idioma original: castellano
Año de publicación: 2008
Valoración: Imprescindible
Nunca había oído hablar de esta escritora hasta que uno de mis compañeros de trabajo participó en el jurado para la elección del Premio Euskadi de Literatura en castellano de este año. Entonces, entre los muchos libros que tuvo que leerse, nos fue recomendando algunos. Uno de ellos fue esta novela de la donostiarra Luisa Etxenike, la que finalmente se ha convertido en la ganadora. Y en mi opinión, es un premio bien merecido. No he leído nada más de ella, por lo que no puedo valorar en conjunto su obra, tan sólo sé que tiene un blog que acabo de descubrir, pero desde luego puedo decir que El ángulo ciego es una de las mejores novelas que he leído en mi vida, por varios motivos.
En primer lugar, el tema de la novela es el conflicto vasco, visto desde el punto de vista de un hijo que acaba de perder a su padre, tras un atentado de ETA. Ya de por sí me parece un tema lo suficientemente interesante como para acercarse a su lectura, ya que suelen escasear los testimonios literarios que se centran en este tema. Sin embargo, el libro no se estanca en el tema del conflicto sino que se adentra hasta lo más profundo del alma humana para desentrañar los recovecos de las relaciones personales, donde conviven el miedo, la cobardía, la mentira... pero también el amor y el dolor por la pérdida de lo amado o por el temor a perderlo.
En segundo lugar, el estilo de Luisa Etxenike es simplemente precioso. El ritmo de la novela envuelve al lector desde el principio. Las constantes repeticiones sacan a la luz los sentimientos más escondidos. La estructura de la novela, sin ser algo novedoso, sorprende. Los personajes son entrañables. Los juegos con los planos de ficción enriquecen la novela. Y las palabras parecen estar escogidas con sumo cuidado, una a una, para que encajen a la perfección en el lugar que les corresponde.
Con todo ello, El ángulo ciego es una novela que sobrecoge y emociona, al tiempo que hace reflexionar sobre nuestra realidad más cercana. Y expresa de forma magnífica los sentimientos que surgen tras la pérdida de un ser querido.
Como me dijo una compañera: "Si estás de bajón, no te la leas". Y lo mismo os digo. Pero si queréis disfrutar de una lectura preciosa y emotiva, sin lugar a dudas este es un libro imprescindible.
También de Luisa Etxenike en ULAD: Vino
Pues tengo curiosidad por leer este libro. Como tú dices, no se han escrito muchos sobre el conflicto vasco -se me ocurren, por supuesto, los de Atxaga, y Los peces de la amargura de Fernando Aramburu-. Es un tema difícil, como comentábamos el otro día, porque es fácil caer en el politiqueo o el sentimentalismo, y por lo que tú dices esta autora supera estos dos peligros... Habrá que comprárselo.
ResponderEliminarEn ocasiones los premios sirven para algo.En este caso para que se conozca a Luisa Etxenike fuera del País Vasco. Para nosotros es bien conocida.El tema que afronta en el libro que se menciona, últimamente ya se está llevando a la literatura con más frecuencia. Os puedo mencionar "Los peces de la amargura" de Fernando Aramburu, un libro de relatos conmovedor. Pero volviendo a Luisa, os puedo decir que es una escritora con títulos muy interesantes, como "Ejercicio de duelo" o "Los peces negros", por daros algún título. Además imparte desde hace muchos años Talleres de Literatura, con buen hacer y rigor. Como os digo no es una desconocida para nosotros.También podéis encontrar su columna en "El país".Un saludo desde el País Vasco
ResponderEliminarSanti, a mí le verdad es que me gustó y sorprendió al mismo tiempo.
ResponderEliminarMentxu, yo no conocía a esta escritora hasta ahora. De ella sólo he leído este libro y algún post de su blog. Pero a partir de ahora voy a ver si me acerco a algún otro de sus libros. Gracias por las recomendaciones.
Gracias a vosotros por hacer un blog, sencillo y de calidad. Da gusto acercarse, leer y dejar la opinión porque el tono que se "palpa" invita a ello.
ResponderEliminarOs he conocido gracias a Montuenga y posiblemente más adelante me animaré a hacer algo más que dejaros unas líneas. Un saludo.