Fecha de publicación: 1979
Valoración: Muy recomendable
El título no engaña: este libro trata en efecto de un tal Lucas. Son breves textos que no son relatos, pero tampoco ensayo y, menos aún, biografía. Diría que son algo parecido a actas, las actas de las rarezas de un ser raro, con quien el autor simpatiza sospechosamente y que se llama Lucas. Cortázar nos descubre, por ejemplo, el patriotismo, el patrioterismo y el patiotismo (sic) de Lucas. Nos habla de sus clases de español, en las que asombra a sus alumnos franceses con crónicas taurinas (toma nota, Guillermo) o nos describe su arte de pronunciar conferencias. Aquí y allá uno encuentra esos súbitos vistazos de Cortázar, que son como un cortocircuito de una realidad más increíble y exacta. Por ejemplo, una mesa por debajo es "un acuario de transparentes medusas que conspiran contra nosotros, mientras que aquí encima todo sigue plano y resbaloso y absolutamente espía japonés".
Además de las tribulaciones de Lucas, el libro recoge una serie de textos breves en los que Cortázar parece contar simplemente lo que le apetece y gracias a Dios. Por ejemplo, cómo descubrió súbitamente en una reunión de negocios que "todo gato es un teléfono pero todo hombre es un pobre hombre" o cómo en el país del general Orangu todos los habitantes, cumplidos los 18, se inyectan en sangre veinte pescaditos dorados, lo que los hace muy felices. Se narran también las costumbres de una cierta orquesta en la que todos los violoncelos se disputan a la arpista.
El libro entero, en fin, está repleto de recovecos, de bromas, de intuiciones sorprendentes. Da la impresión de haberse escrito disfrutando, casi sin querer, y desde luego se lee precisamente así. Para terminar, ahí va una miniatura cortazariana que encierra con toda inocencia una oscura versión del segundo teorema de la incompletitud de Gödel. Se titula "Destino de las explicaciones":
En algún lugar debe haber un basural donde están amontonadas las explicaciones. Una sola cosa inquieta en este justo panorama: lo que pueda ocurrir el día en que alguien consiga explicar también el basural.También de Cortázar en ULAD: Aquí
Pues desde luego dan ganas de leerlo. Suena como una continuación de Historias de cronopios..., pero más alocada todavía...
ResponderEliminarA todo esto, ¿has leído (tú o cualquiera) los nuevos textos publicados hace poco de Cortázar?
Yo no he leído los nuevos textos de Cortázar. De hecho, ni sabía que se habían publicado –qué poco estoy al día, por favor–, pero lo investigaré.
ResponderEliminarY leeré este libro, que tiene muy, muy buena pinta.
Me refiero a Papeles encontrados, que reúne textos inéditos descubiertos entre los papeles de Cortázar tras su muerte. Los de Papel en Blanco publicaron esta reseña, bastante elogiosa, por cierto...
ResponderEliminarMe lo apunto, Jaime. Creo que voy a variar mis áreas de interés en la didáctica hacia la aplicación de las crónicas taurinas a las clases de español :-)
ResponderEliminarEs un laudable propósito. Puede que, al acabar, tus alumnos no supieran pagar en un super, pero sabrían si el morlaco les viene astifino y remolón, con querencia izquierda o subido de cuartos, y sabrían si hay que entrarle con una manoletina alta o mejor faenarse una medio verónica que acabe en pase de pecho. Y esas cosas, qué quieres que te diga, hay que saberlas;).
ResponderEliminarPues no, yo tampoco he leído los Papeles encontrados, aunque sabía de su existencia. Vaya suerte, Cortázar, ¿no? Le encuentran algo a traición rebuscando en sus cajones, ¡y resulta que es bueno!
Propuesta de tema para una metaentrada: ¿es legítimo ponerse a hurgar entre los papeles de un escritor en cuanto estira la pata, y publicar hasta los recibos del puti de la esquina? ¿Y publicar obras de las que un autor renegó? ¿Y publicar las cartas personales de un autor a otra(s) personas?
ResponderEliminarNo sé si ya hemos hablado del tema alguna vez: me da la impresión de que me repito. ¿Será la edad?
A lo de publicar cartas privadas yo diría, definitivamente, que no. Por mucho que nos pueda gustar leerlas creo que no está bien y que no hay justificación literaria que valga.
ResponderEliminarSobre lo demás... pues bueno, no está muy bien que digamos publicar algo de lo que el autor renegó, pero... ¿cómo resistirse, supongo?
Pues si,para mi es legitimo,pues los derechos son de los vivos y no de los muertos!
ResponderEliminarYo coincido con Paula. Publicar las cartas privadas me resulta poco ético, incluso muerto el autor. En cuanto a obras no publicadas... bueno, ahí podríamos hacer una excepción :-)
ResponderEliminarEs que el libro "Papeles inesperados" está buenísimo. A todo esto, justo hoy estoy leyendo los cuentos de Lucas, y en este libro inédito vienen otras historias de Lucas.
ResponderEliminarTambién hay un par de "Cronopios y de famas"
Me encanta Un tal Lucas. Placer x placer.
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