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sábado, 5 de abril de 2025

Karel Čapek: La fábrica de Absoluto

Idioma original: Checo
Título original: Továrna na absolutno
Año de publicación: 1922
Traducción: Rafael R. Ortega
Valoración: Recomendable

Imaginaos que existe una máquina revolucionaria llamada Karburátor, capaz de producir energía ilimitada combustionando sólo un poco de materia. Dicha máquina destruye la materia que la alimenta al completo, sin dejar residuo tangible alguno. Resultado de esto es que Dios, o el Absoluto, que se encuentra confinado en todas las cosas, queda liberado por el mundo, provocando exaltación mística, milagros de todo tipo y el colapso de la civilización tal y como la entendemos («el mundo se sacudía bajo el estruendo de los ejércitos, (...) las fronteras de los estados se retorcían como lombrices en la tierra, y todo se desmoronaba en ruinas», pg. 203).

Esta es la premisa de La fábrica de Absoluto, un clásico de la ciencia ficción con un interesantísimo concepto de base, grandes dosis de crítica social y generosas paletadas de humor. Sin duda, esta sátira se encuentra a la altura de otras de Karel Čapek, su autor, como la también genial La guerra de las salamandras.

Al igual que la mentada La guerra de las salamandras, por cierto, La fábrica de Absoluto es capaz de exprimir al máximo su premisa. También, al igual que la otra obra mencionada, logra ofrecer una admirable visión panorámica del mundo en el que transcurre. 

Porque un cronista nos muestra cómo afecta el Absoluto a la gente, a la industria, a la religión, a la Iglesia, a la economía, a la medicina, a la causa proletaria, a distintos países, etc... Y lo hace a través de un puñado de personajes recurrentes, mostrando viñetas secundarias, describiendo «eventos aparentemente locales» (de los que «se puede extraer un gran caudal de acontecimientos históricos», pg. 191) o citando la opinión de varios intelectuales con respecto al Absoluto.

Semejante argumento permite a Čapek arrojar ideas de un ingenio asombroso en torno a Dios, la religión y la fe. Por ejemplo, sobre la relación entre los técnicos y Dios expresa lo siguiente de boca del ingeniero Rudolf Marek, inventor del Karburátor: «Yo no creo en nada. (...) No quiero creer. Siempre he sido ateo. He creído en la materia, en el progreso, y en nada más. Soy un hombre de ciencia (...); y la ciencia no puede aceptar la existencia de Dios. / (...) Es un caso de Él o la ciencia. No afirmo que Dios no exista; solo digo que no debería exitir o, al menos, que no debería mostrarse. Creo que la ciencia lo está desplazando poco a poco, o en todo caso impidiendo que se manifieste; y considero que esa es la misión importante de la ciencia.» (pg. 29)

Por su parte, G. H. Bondy, director de la Metallo-Electric Company, sirve a Čapek para entregar un punto de vista más permisivo sobre este tema: «Desde el punto de vista empresarial (...), es una cuestión indiferente. Si quiere existir (...), que exista. No somos mutuamente excluyentes.» (pg. 29)

Otra idea muy sugerente la dedica Čapek a la Iglesia. El obispo Linda afirma lo siguiente: «Señores, no se engañen pensando que la Iglesia trae a Dios al mundo. La Iglesia lo encierra, lo controla.» (pg. 46)

El elenco protagónico de La fábrica de Absoluto no es particularmente memorable. Esto, sin embargo, no molesta, pues ya hemos aclarado que esta es una novela de ideas, y que prioriza la construción de su mundo a la de sus personajes («Abandonemos el intento de psicologizar a los grandes hombres», dice el cronista en la pg. 180).

Sin embargo, hay que admitir que Bondy, quizá lo más parecido a un protagonista en esta obra, tiene cierta complejidad. Čapek lo usa para mostrar a un ser humano promedio (es decir, egoísta y plagado de defectos) rodeado de santos. 

Bondy explica a la que fuera su prometida: «Nunca podría casarme con una mujer capaz de leer mis pensamientos. Podría ser religiosa hasta el extremo, caritativa sin límites con los pobres; yo puedo permitírmelo, y además, eso me da buena publicidad. Soportaría incluso la virtud, Ellen, por amor a ti. Soportaría cualquier cosa. (...) Pero Ellen, ni los negocios ni la vida en sociedad son posibles sin pensamientos privados. Y el matrimonio, sobre todas las cosas, es inconcebible sin esos pensamientos ocultos.» (pg. 84)

El propio Bondy es eventualmente afectado por el Absoluto. A Marek le comenta al respecto: «Lo he superado, Rudy, lo he vencido. (...) Cuando me invadió, fue el momento más feliz de mi vida.» A continuación describe los síntomas: «Amor por el prójimo. (...) Estaba frenético de amor. Jamás hubiera creído que podía sentir algo así. (...) / Lo he expulsado. Como un zorro que se arranca una pata para liberarse de una trampa.» (pg. 122-123)

Ah, Bondy. Ya en el clímax de la novela (muy redondo, por cierto), afirma a alguien tan «independiente y experimentado» como él: el Absoluto «es el verdadero Dios. (...) pero (...) este verdadero Dios es demasiado grande. / (...) Es infinito. Ahí está el problema. Cada quien se apropia de una pequeña parte de Él y luego cree que posee el todo. (...) Para convencerse de que Dios les pertenece por completo, tienen que eliminar a cualquiera que piense lo contrario.» (pg. 200)

Poco más que añadir. Sólo reiterar que La fábrica de Absoluto es un clásico de la ciencia ficción que presenta y desarrolla un concepto interesante, que ostenta un cierre perfectamente redondo y que derrocha ideas y humor de una agudeza sorprendentes. Čapek en su máximo esplendor, señores.


También de Karel Čapek en ULAD: Aquí

viernes, 4 de abril de 2025

Laura Pérez: Nocturnos

Idioma: español

Año de publicación: 2024

Valoración:  entre recomendable y está bien

La noche, por definición, está llena de oscuridad y misterio, de insomnes y pesadillas, de monstruos y revelaciones. La noche representa el reino de lo irracional, del subconsciente, de aquello que está más allá de la realidad aparente. La noche es el territorio de lo que no podemos entender, sólo intuir. Y la noche, en este libro de Laura Pérez es el momento en que suceden las historias más extrañas o, si se quiere, cuando el extrañamiento del mundo nos alcanza. El espacio de los seres nocturnos, como reza el título, el de las deserciones y los encuentros inesperados, el de las presencias inquietantes -hay un par de episodios en el libro que, de hecho, son verdaderos relatos de terror- y el reconocimiento espiritual en el silencio, con, a menudo, los animales actuando de psicopompos. Como los ciervos y zorros, las arañas o esa lechuza que actúa de enlace entre los personajes  del libro, entre las vivencias de unos y los descubrimientos de otros. 

Tercera novela gráfica de esta autora que leo (estas si que no me atrevo a llamarlas cómics), en la que confirmo las impresiones que me dejaron las dos anteriores, Ocultos y Tótem, tanto en sus elementos más positivos como en los que no me lo parecen tanto. Igual que en los otros, las ilustraciones muestran una magnífica factura, con un estilo muy reconocible, hierático y oscuro, y una línea narrativa pausada que ayuda a crear el ambiente misterioso y trascendente que caracteriza también a las obras de esta autora. Por otro lado, las escenas resultan quizás demasiado estáticas, con apenas diálogos y los que hay, muy escuetos, lo que puede llegar a desesperar a lectores/as acostumbrados a un estilo más dinámico. Las transiciones entre las distintas escenas o relatos (quizá sea excesivo denominarlos así) están bien conseguidos y fluyen con naturalidad, aunque tal vez el recurso a la lechuza se haga un tanto reiterativo. 

De todos modos, son éstas pegas menores a un libro que, en general, consigue su objetivo de crear un ambiente entre enigmático y, cómo no, onírico, con una forma de narrar diferente a la vorágine de estímulos a que suele bombardearnos, sobre todo desde lo audiovisual o las redes sociales, pero también, a veces, de lo literario y gráfico. Se agradece, por tanto, un poco de mesura a este respecto, ya que no de sosiego, pues precisamente lo que consigue Laura Pérez es inquietarnos, extrañarnos, desvelarnos, incluso, para convertirnos, a nosotros también, en criaturas nocturnas.


Otros libros de Laura Pérez resañados en este blog: Ocultos, Tótem

jueves, 3 de abril de 2025

Charles Bukowski: Música de cañerías

Idioma original: Inglés

Título original: Hot water music

Traducción:  Jorge Berlanga

Año de publicación: 1984

Valoración: Muy recomendable


Muchos dicen que Bukowski era misógino; lo cierto es que fue muchas cosas: alcohólico, violento, depresivo, misógino… pero, desde luego, nunca un comunista. Lo que no podemos negar es que era también profundamente hilarante.

Este fue el primer libro que leí del buen Chinaski, cuando yo tenía 18 años, y por supuesto que me encantó. Aún hoy, al releerlo, sigue siendo de los pocos que logran arrancarme una carcajada. Probablemente Bukowski era una persona insufrible, con la que resultaría imposible convivir, pero Chinaski, su alter ego, es un tipazo: ocurrente, espontáneo, carismático, alguien con quien habría querido tomarme unas cervezas.

Los relatos de este libro presentan a protagonistas entrañables: poetas decadentes, mujeres apasionadas, borrachos, gigolós cínicos, exhibicionistas, etc. Son historias muy breves, de apenas unas páginas, que parten de premisas simples. Bukowski no necesita demasiadas palabras para conseguir resultados extraordinarios: a veces a través de un giro inesperado y, otras, simplemente por medio de una ocurrencia ingeniosa. Además, no se molesta en adornar las frases ni recargar las descripciones; todo es directo, con diálogos escuetos. El punto fuerte, tal como he mencionado, es el humor y las frases mordaces que pueblan estos cuentos.

Entre mis favoritos, hay historias de lo más disparatadas: un hombre que se lacera el pene con un florero con el que pretendía tener coito; otro que no soporta los celos al ver a su pareja bailar como poseída con otros; un tipo obligado a lidiar con todo lo que conlleva la muerte de su padre cuando, en realidad, lo que menos le importa es su padre; e incluso una pareja que decide solucionar la escasez de alimentos recurriendo a la carne humana. Como pueden ver, los temas son tan variados como inverosímiles.

Sin embargo, más allá del aparente nihilismo con el que la mayoría de los protagonistas afrontan sus experiencias, estos escenarios retratan la vida de gente que vive al límite, marginada, decadente y, al mismo tiempo, tan humana como cualquiera.

miércoles, 2 de abril de 2025

Solvej Balle: El volumen del tiempo II

Idioma original: danés
Título original: Om Udregning af Rumfang, II
Traducción: Maria Rosich en catalán y Victoria Alonso en castellano, para Anagrama
Año de publicación: 2020
Valoración: recomendable


Siempre es complicado reseñar un libro publicado por entregas. Porque, además, en este caso, la historia es continua, es decir, no se producen saltos temporales relevantes (más allá de lo que supone una historia centrada argumentalmente en la repetición de un mismo día a lo largo del tiempo). Así que, en primer lugar, ¡ALERTA SPOILERS! porque al ser el segundo volumen, partiré de lo que sucede en el primero.

En este segundo volumen del prometedor relato de Solvej Balle, Tara Selter sigue protagonizando la narración de manera casi absoluta. De esta manera, la estructura, el ritmo y el argumento tienen una línea claramente continuista con el anterior volumen, aunque, como la propia protagonista experimenta en su vida, hay ciertas alteraciones, no ya de manera argumental sino de enfoque. 

El relato empieza con una confesión que esconde una aceptación cuando Tara es plenamente consciente que «ahora que el dieciocho de noviembre se ha cronificado, mis días son simples, me muevo por calles conocidas, pero no formo parte de ellas». Ella, después de un año viviendo en una especie de limbo temporal, sabe que pocos cambios puede esperar en sus días, así que, ya que el tiempo avanza en su día a día, una vez transcurrido un año desde el suceso, decide incidir ella en el tiempo, adaptarlo a su vida, forzar en él el paso de las estaciones y buscar las fechas señaladas, los días especiales del calendario. Tara no piensa permitir vivir estancada en un día concreto, donde el tiempo siempre es el mismo, donde no hay fiestas ni celebraciones, donde cada día es igual; hay que romper la monotonía y adaptar el no-paso de los días en su vida, hay que recuperar y romper la consecuencia de ese accidente temporal, recobrar el pulso del tiempo y su paso, establecer vínculos con “su” tiempo y encontrar y festejar esos días especiales: aniversarios, fiestas o Navidades porque «las tradiciones no tienen por qué ser armoniosas; simplemente, tienen que existir. Tienen que existir como una especie de red de seguridad, para que tengas dónde radicar. Cuando el mundo se estropea. Cuando el tiempo se rompe.»

Cabe reconocer el mérito de Balle es este segundo volumen, pues la tarea que tenía la autora en este segundo libro no era fácil: cómo conseguir mantener el interés lector en una trama que, por concepto, se repite constantemente. Y lo resuelve de manera muy lograda: reenfocando en este volumen su manera de acercarse a la historia, volcándola en la asimilación de la situación y en cómo sacar partido de ella, nutriendo el relato de historia y experiencias y, ya que el tiempo permanece inmóvil, será la protagonista quien se desplace en busca de aprendizajes, conocimientos o simplemente formas de entretener un tiempo que parece anclado para todos menos para ella misma.

También de Solvej Balle en ULAD: El volumen del tiempo I

martes, 1 de abril de 2025

William T. Vollmann: La camisa de hielo

Idioma original:
Inglés
Título original: The ice-shirt
Año de publicación: 1990
Traducción: José Luis Amores
Valoración: Bastante recomendable

A estas alturas, ya deberíamos saber que William T. Vollmann es un autor "peculiar". Por lo tanto, a nadie debería sorprender que una novela (más o menos) histórica escrita por el californiano se parezca poco a nada a la inmensa mayoría de novelas históricas.

En palabras del propio Vollmann, mi objetivo en "Siete sueños" ha sido crear una historia simbólica, o séase, un relato de orígenes y metamorfosis a menudo falso, comparado con los hechos reales tal como los conocemos, pero cuyas inexactitudes no hacen sino ahondar en la verdad. ¡¡¡¡TOMA YA!!!!

Primera parte de la septología Seven dreams sobre el choque entre los colonizadores europeos y los nativos americanos, La camisa de hielo sería la "prehistoria" de esa colonización bajo la forma de reescritura de las sagas nórdicas (¿sabéis a quién le encantaban las sagas nórdicas? Sí, a Jorge Luis Borges, sí). De hecho, prácticamente la mitad del libro es una larga introducción, salpicada de algún que otro inciso que nos lleva a los años 80 del siglo XX, acerca de leyendas, violencias y tensiones entre distintos reyes y personajes del más variado pelaje hasta llegar a Erik el Rojo y sus descendientes.

Esta primera mitad del texto semeja más una colección de microrrelatos en los que, si bien se establecen conexiones, queda la impresión de cierta falta de profundidad. Eso sí, hay historias verdaderamente magníficas (me encanta la del rey Harald, que conquistó todo Noruega como prueba de amor), realismo mágico a cascoporro y una poética de lo más sugerente.
(...)aquel viento temible que, aunque no veían que fuera blanco, barría tal cantidad de nieve contra ellos que casi les asfixiaba; tampoco era negro, aunque había tal negrura en su interior que veían lo mismo con los ojos abiertos que cerrados; arrancó las puntas de los icebergs, desprendiendo hielo de hielo y haciendo que de las hendiduras manara nieve que corría por las laderas de los acantilados como sangre blanca y espumeante; y el cielo chilló por cada fisura que encontraba o abría hasta que el océano, pese a estar congelado, crujió y restalló, rompiendo contra el oleaje de aquel otro mar de viento

Más interesante me resulta la segunda parte de la novela, la que pone el foco en Freydis, descendiente de Erik el Rojo que parte hacia Vinlandia (actual Terranova, Labrador, etc), en la rivalidad que se desata con otros colonos y en el choque con los nativos. Sin dejar de lado ese elemento mítico que recorre todo el texto (profecías, sueños premonitorios, hechiceros...), creo que los personajes se muestran en toda su complejidad, que es mayor la profundización en las relaciones entre ellos, que se ahonda en los motivos que los mueven, etc. 

Todo esto sin olvidar los que creo que son los principales puntos fuerte del texto: descripción de paisajes, metáforas y símbolos, en los que se combinan ficción y no ficción, mito y realidad, Historia e "historias".

En resumen, una novela complicadita (sí, tetes, es Vollmann) que nos habla del presente, ahora que cierto tipejo de color naranja pretende apropiarse de Groenlandia, a través de la revisión de leyendas y mitos de un pasado no tan lejano como pudiera parecernos.

P.S.: Preciosa edición la de Pálido Fuego. Tipografía, ilustraciones, cubierta, papel... Un lujo, vaya.

También de Vollmann en ULAD: Historias del Arco IrisLa familia real y El atlas