Año de publicación: 2023
Valoración: entre recomendable y está bien
Hace pocos años estuvo muy en boga en España (puede que aún lo esté) un tipo de narración dramática, tanto literaria como audiovisual, protagonizada por mujeres jóvenes, a veces dedicadas a oficios menestrales y que vivían en épocas de un pasado no demasiado lejano, como la posguerra, la Segunda República o, todo lo más, los locos (bastante menos en el caso español) años 20... A este tipo de ficción (el ejemplo más señero sería quizás El tiempo entre costuras de María Dueñas) se puede adscribir, hasta cierto punto, esta novela de Beatriz Alcaná, una escritora en alza en el fantástico. Sin embargo, otro punto a determinar es hasta dónde Teseo en llamas se puede considerar como dentro de este género.
Que juzgue cada cual: la historia nos es narrada por Berta, una joven que en 1950 se traslade a Madrid desde su pueblo para trabajar en la farmacia de su tío. Éste. Pedro Egeo, es en realidad el viudo de la tía de Berta y está casado en segundas nupcias con una mujer más joven, la fría y antipática Fedra. Tiene un hijo de su primer matrimonio, el enigmático y, en principio, ausente Román. Entre estos cuatro personajes, aunque hay alguna secundaria más, se desarrolla la trama, el laberinto de pasiones almodovariano en el que, poco a poco, se van metiendo todos ellos y al lector/a. Lo del laberinto no lo digo sólo por decir, sino porque la novela tiene la decidida intención de ser una transposición o aggiornamento -bueno, aggiornamento a hace 70 años- del mito o leyenda de Teseo, el Minotauro, Ariadna y demás personajes clásicos... También recuerda, de forma evidente, a ciertas novelas románticas del siglo XIX, ésas a las que una joven institutriz, por ejemplo, arrebolada a causa del dueño de la mansión donde ha ido a trabajar, trata de averiguar el oscuro secreto familiar que esconde. Aquí no encontramos a la clásica "loca del ático", pero casi... Todo el melodrama, que es mucho, soportado en gran medida por un componente fantástico que va dirigiendo la trama hacia su conclusión.
Ahora bien, este componente fantástico, aunque tenga una importancia innegable en la resolución de la historia, en verdad resultaría perfectamente prescindible para el desarrollo de la misma, que podría llevarse a término sin problema echando mano de cualquier otra circunstancia más mundana. Lo importante, más bien, o al menos tal es la sensación que me ha dejado a mí la lectura del libro, es la parte melodramática o incluso folletinesca. Lo cual, por supuesto, no tiene nada de malo e incluso, una vez asumido, es totalmente disfrutable, pero quizás no era lo que yo esperaba o andaba buscando, y de ahí que me costara un poco entrar en la historia. Por otro lado y teniendo en cuenta lo dicho antes, que ésta no es una novela fantástica o de terror puro y duro, creo que resulta una lectura con la que cualquiera puede pasar un buen rato, más aún si le gustan las pasiones ocultas, los personajes atormentados y los secretos inconfesables. Con el añadido de la excelente o incluso atildada prosa de Alcaná, que ayuda a ambientar la historia es esa época, sin necesidad de excesivas descripciones o explicaciones detalladas.
Por terminar, y volviendo al inicio de la reseña, se trata, por tanto, de una novela notable en su aspecto dramático pero en la que, a mi entender, la vertiente fantástica no resulta tan resaltada como cabría esperar y mucho menos la terrorífica, aunque es cierto que la autora va creando a lo largo de la historia un ambiente oscuro y claustrofóbico de lo más interesante. por lo tanto, recomendable si se tiene más o menos claro lo que se puede encontrar aquí. Y una escritora a la que habrá que prestar atención, pues promete darnos grandes momentos.
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