Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891) fundó y colaboró con diversas publicaciones literarias, se batió en duelo con un venezolano que le acabó perdonando la vida, incursionó en política, fue nombrado académico y escribió tanto artículos periodísticos, relatos y novelas como diatribas contra la Corona, la Monarquía y la Iglesia.
De su ecléctica bibliografía narrativa, agrupada en tres tomos titulados respectivamente Cuentos amatorios, Historietas nacionales y Cuentos inverosímiles, destacaré algunos de los relatos de éste último volumen, que han sido rescatados por ediciones Insomnes en su particular Selección. Analicémoslos uno a uno:
"El año en Spitzberg" nos presenta a un hombre que, tras matar a un rival amoroso, es abandonado a su suerte en una isla deshabitada y helada. La premisa y desarrollo de este relato de supervivencia son harto lineales, pero recomiendo leerlo sólo por la belleza de sus descripciones paisajísticas y por el atinado retrato psicológico que hace de un protagonista atormentado por el miedo a la muerte, la soledad y el tedio.
"El amigo de la muerte" narra el delirante encuentro de un zapatero con ésta última. Su extensión (que quizá rebasa la de un relato convencional para adentrarse en la de una novela breve) lastra un poco el ritmo del conjunto, pues por momentos parece que la idea central se estira en demasía. Aun así, resulta una lectura curiosa que hará las delicias a los amantes de la literatura de corte fantástico de la época.
"Los ojos negros" combina toques trágicos (adulterio, venganza...) con aventuras (duelos, batallas navales, naufragios...). Tildada de «historia escandinava imaginada por un andaluz» por el propio Alarcón, es francamente entretenida y satisfactoriamente intensa.
"La mujer alta" es un «cuento de miedo» típicamente decimonónico, en el cual una vieja horrenda preludia la muerte de los seres queridos de un ingeniero. La imaginería grotesca de su esperpéntica antagonista está muy conseguida, así como el suspenso y la tensión que logran alcanzar un par de escenas.
Como veis, los relatos compilados en estos Cuentos inverosímiles. Selección no tienen los personajes más memorables ni los argumentos más complejos. A eso hay que sumarle que su prosa, aunque a todas luces correcta, acusa algunos de los vicios de la literatura decimonónica; a saber, un estilo moroso y reiterativo. Sin embargo, la antología funciona e incluso constituye una lectura más fluida de lo que uno podría imaginar a priori. Además, relatos tan interesantes como "La mujer alta" conviene leerlos al menos una vez en la vida.
Por último querría alabar la labor de Insomnes. Y es que el mimo y oficio que la editorial ha depositado en Narraciones inverosímiles. Selección resulta asombroso. Para empezar destacaría el apartado gráfico del libro; sobre todo esas imágenes en blanco y negro acompañan a los relatos de Alarcón. También me gustan los paratextos que complementan el volumen, una introducción y un apéndice, pues contextualizan adecuadamente a la obra y el autor sin llegar a saturar al profano.
De esta antología de Alarcón me quedaría con "La mujer alta", que tiene todos los ingredientes del mejor relato clásico de terror: historia contada a unos amigos, personaje aterrador y completamente inverosímil (¿la muerte?, ¿la vida?, ¿el anticristo?) y un paseo noctámbulo por las calles madrileñas de la década de 1850. Nunca te fíes de una sombra larga y oscura apoyada en el quicio de una puerta a altas horas de la noche...
ResponderEliminar¡"La mujer alta" también es mi relato favorito del conjunto! (Dato curioso: el único de los cuatro en el que la fijación del autor por los paisajes helados no hace acto de aparición).
ResponderEliminarAh, Alberto, que sepas que, siempre que subo una reseña de un libro raro (sobre todo si es decimonónico), me hago una apuesta de si ya lo habrás leído, ¡y casi siempre acierto!
A veces sí, je je. Este de Alarcón lo leí en la gran antología de Rafael Llopis que publicó Alianza hace ya muchos años. Para mí es la mejor introducción al género.
ResponderEliminarUps, pues esta vez he fallado en mi apuesta, porque pensé que habrías leído las ocho Narraciones inverosímiles de Alarcón.
ResponderEliminarDe Llopis leí yo su selección, muy buena también, de los Mitos de Cthulhu. Esta otra antología no la conocía, me la apunto por si la encuentro en alguna biblioteca pública.
Qué cosas... El nombre de Pedro Antonio de Alarcón me lleva directamente a mis años mozos de estudiante en Granada, ay! Cañas y tapas y mucha marcha, nada de terror decimonónico, ja ja!
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