Idioma original: español
Año de publicación: 2023
Valoración: vergonzoso, escandaloso
Pues sí, señores, es vergonzoso y escandaloso, y lamentable que libros como este King Corp. se publiquen, y creo que este es un día particularmente señalado para, ya no digamos reseñarlo, sino abiertamente denunciarlo.
Se trata de un extenso reportaje a cargo de dos periodistas de investigación que incluye multitud de datos muy concretos (entendemos por tanto que muchos de ellos debidamente contrastados) que acreditan de forma profusa, aunque algo dispersa y atropellada, todos los diversos beneficios de los que dispuso, durante su reinado, Juan Carlos I, actualmente conocido como el emérito. Y muchos de después de que este concluyera tras su abdicación, que el libro atribuye al imponente descenso de la popularidad ya no solo de su figura, sino de la institución monárquica. Por no hablar de sus recurrentes líos de faldas, que parecen ser una constante en su reinado, y sus maneras de cubrirlos y financiarlos echando mano de las arcas públicas, una práctica habitual. También mezclar sus funciones públicas con un estajanovista sentido de la oportunidad comercial que se traducía en anotarse generosas comisiones libres de impuestos y controles legales.
Parafraseando a uno de los presentadores de La competència, pregunto ¿Y?.
¿Por qué se permite que estos dos señores metan las narices y accedan a información que se entiende es secreta y confidencial? ¿Qué hay de la discreción y el silencio cómplice que merecen gobernantes de tal nivel, que sacrifican sus vidas, su tiempo de merecido ocio y descanso, para que sus súbditos puedan vivir en la humildad y la ignorancia que es, a las claras, la situación que más confort y tranquilidad les aporta?
Quién no ve, no sufre.
Por eso, publicar esto, como hace Libros del K.O. célebres por molestar a abnegados dirigentes conservadores gallegos, es vergonzoso y lamentable. Pobre emérito, no se puede ya respetar a la gente mayor que va a lo suyo y se retira a disfrutar modestamente de los ahorrillos ahí, donde el clima le es propicio y la gente le es afín, donde están las amistades de toda la vida. Como los jubilados americanos van a Miami, los españoles van a Abu Dhabi, y ni a eso tiene derecho, parece. También la ilusión de la canita al aire se le niega. A ver si esperaban que saliera en First Dates. Sus hijos, siempre tan ocupados con sus regatas, sus caballos, su preparación académica, ¿qué iban a saber de sus asuntillos? Pocas ocasiones que tienen para verse, como para tener la poca elegancia de hablar de dinero cenando. Papá y sus cosas, quién se iba a fijar en relojes de cientos de miles de euros, coches de edición limitada, mordidas de millones de euros, cuentas cifradas, apartamentos en zonas exclusivas, viajes a todo tren en aviones privados, con el lío que representa reinar un país y que todos esos funcionarios, algunos de ellos unos rojeras de cuidado, te persigan para que firmes leyes que te dan igual, que tú no tienes por qué cumplir.
No hay dinero que pague eso.
Bien por ellos, autores y editores.
ResponderEliminarMe gustaría personalmente que Olmo (al otro no lo conozco) se pusiera también manos a la obra con ese gran trincón, el enanito Pujol y la seva familia.
Bueno, pero ¿aporta información que no sea ya de dominio público o sirve más como un grandes éxitos del emérito pufero?
ResponderEliminarSuscribo al 100 % tus palabras, compañero Francisco, y me permito añadir: ¡Viva España. Viva el Rey. Viva el Orden y la Ley!
ResponderEliminarConozco a los dos autores
ResponderEliminarOjo, mucho ojo
Por un momento pensé que era el Olmos malo, el Alberto.
ResponderEliminarPor un momento pensé que era el Olmos malo, el Alberto.
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