Idioma original: francés.
Título original: Le mage du Kremlin
Traducción: Adolfo García Ortega
Año de publicación: 2023
Valoración: recomendable
Veamos: publicar en 2023 una novela que trata sobre Vladimir Putin no, es, digámoslo claro, el colmo de la audacia y la innovación, por no decir que pudiera considerarse un flagrante caso de oportunismo. Esta novela fue premiada con el Honoré de Balzac (no tengo el gusto) y su autor pasa por ser un conocedor de primera mano de ciertos entresijos de la política internacional contemporánea. Lo cual le da cierta ventaja, aparte de la obvia licencia literaria implícita que supone el absoluto misterio que rodea a la persona de Vladimir Putin, que, hace ya casi dos años, es visto como uno de los enemigos irreconciliables de Occidente, peor, como una de las mayores amenazas individuales para (las mayúsculas se imponen) la Paz en la Tierra
Vadim Baranov, protagonista interpuesto de la novela, ha sido su asesor. Un periodista ha acudido a visitarle y la narración cubre, como si obrasen de prólogo y epílogo el principio y el fin de la entrevista, la historia de su ascenso a la cúspide y relativa relegación dentro del entorno del líder ruso. De eso se trata, de especular, qué otro remedio parece quedar, con la figura de los pesos pesados en su ámbito de influencia, en especial de aquellos que acumularon fortuna y poder para perderlos de forma súbita y a veces trágica. No sé hasta qué punto lo que escribe Da Empoli es una especulación o si a través del sustancial reguero de nombres y hechos reales hemos de imaginar que esa figura, la de un intelectual de bajo perfil que se constituye en influencia en la sombra, no es en sí una réplica de la realidad o más bien una arriesgada apuesta de cómo pudo, o puede ser. Sí que diría, desde una dificil posición de objetividad, que el relato resulta acomodaticio con todos los prejuicios desde los cuales el mundo occidental observa a Putin: su pasado como funcionario gris y frío, con una implacable visión de qué partes del pasado soviético hay que preservar, su presente como, valga la redundancia, implacable líder impermeable a cualquier sombra de influencia que pueda ya no discutir sino atenúar un poder que el libro siempre muestra igual: firme, despótico, impertérrito. Lo cual no desmerece el mérito narrativo: las primeras doscientas páginas se devoran a medida que el desfile de celebridades, que incluyen personajes tan variopintos como Edward Limónov o los Jodorkovsky, magnates descabezados de Yukos, escenarios ahora tan denostados como el Londres convertido en el paráíso de las descomunales fortunas de aquellos que supieron reconvertirse tras la caído del muro. Todo ello, opino, quizás demasiado acomodaticio y adecuado a la idea central: Putin es un tirano que está dispuesto a todo con tal de mantener su país, como mínimo, en el añorado status de poder de la Guerra Fría.
Cuando Da Empoli insiste en vender esa imagen tan cuadriculada, cuando le resulta tan conveniente preservar la fascinación por lo desconocido (no en vano ni se nombra a Gorbachov o Lenin, sí a Stalin y Yeltsin) la narración, sin perder calidad literaria, cae demasiado en el estereotipo. Podríamos decir que el juego de la ficción política busca demasiado esa explicación que tanto cuadra con nuestra escasa comprensión de una sociedad tan lejana. Putin es el demonio, tiene cuernos, es cruel y despótico y su aguijón está listo para clavarse en el lomo de la presa, que hoy en día es el planeta. Una definición que me da que tendría más lecturas que la algo unívoca que esta novela muestra.
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