Idioma original: Francés
Título original: Les gens de Bilbao naissent où ils veulent
Traducción: Alicia Martorell
Año de publicación: 2022
Valoración: Está muy bien
La literatura francesa tiene una larga tradición en lo que a autobiografía personal y familiar y/o autoficción se refiere. No nos remontaremos mucho en el tiempo y nos centraremos en literatura escrita por mujeres para dar dos ejemplos: Delphine de Vigan y Brigitte Giraud. En esa tradición y en el mismo epígrafe que estos nombres podemos situar el libro de debut de la bilbaína residente en Francia María Larrea. Luego preguntaremos a la autora si esta comparación es acertada o no, pero creo que puede servir para una ubicación inicial.
Resulta casi imposible hablar de Los de Bilbao nacen donde quieren sin hacer "spoiler". La historia que en el se narra resulta tan tremenda que es muy difícil no destripar el libro, pero lo vamos a intentar.
Estamos ante una autobiografía familiar que transcurre entre la posguerra española y el París del siglo XXI, ante un drama almodovariano (cambiando los colorinchis del manchego por el gris del Bilbao preGuggenheim) en el que la búsqueda y construcción de la identidad personal y familiar/colectiva ocupa el lugar central.
Por tanto, no es solo la historia de María Larrea sino también, y especialmente, la de Victoria y Julián. Vidas marcadas por unas condiciones terribles en la infancia, por abandonos, violencias, exilios, soledades, estrecheces, revelaciones, dudas, etc, aunque siempre con un punto de esperanza y ternura entre todo ese sufrimiento.
En este tipo de textos siempre existe el riesgo de que la propia historia acabe devorando otros aspectos del libro. Es innegable la potencia que aquella posee, pero también es cierto que Los de Bilbao nacen donde quieren posee, además, un alto valor literario. Por varios motivos:
- Las diferentes lecturas que ofrece, gracias a la estructura elegida por la autora. Breves capítulos con saltos temporales que sirven para mostrar un crudo retrato de la España posfranquista (más en la primera parte del texto) se mezclan con capítulos intimistas centrados en tiempos y problemáticas más cercanas.
- La acertada combinación de drama, humor (¡¡¡¡María, cómo se te ocurre lo de La tienda del espía!!!!) y ternura (ay, ese capítulo 23). El material daba para caídas libres en lo melodramático y autocompasivo, pero la autora consigue el tono adecuado al texto, en mi opinión.
- El ritmo, gracias a esos breves capítulos de los que hablaba. Los cambios de personajes y escenarios, además de otorgar al texto de diferentes capas, confieren a la narración una agilidad que es de agradecer.
En resumen, un magnífico debut con una historia impactante pero muy bien manejada por su autora. Queda saber qué camino tomará en el futuro la escritura de María Larrea. Estaremos atentos
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Gracias a la gente de Alianza Editorial (Pepe, Raúl), tenemos la suerte de colarnos el día 16/11, día de la investidura de Pedro Sánchez, en la gira de presentación de la novela y de charlar un rato con María Larrea. Estas son nuestras preguntas y sus más que interesantes respuestas:
ULAD: Hablo al comienzo de la reseña de la tradición literaria francesa en lo que a literatura autobiográfica se refiere (Duras o Simone de Beauvoir en el pasado y Ernaux, De Vigan, Brigitte Giraud o Vanessa Springora más recientes). ¿Es correcto situar Los de Bilbao nacen donde quieren en esa tradición?
M.L.: Sí, yo hablaría más (doy la lata con esta novela) de Ordesa, de Manuel Vilas. Es mi novela española favorita, la número 1 para mi. La leía cuando escribía, así que de verdad que ha sido una novela muy importante para mi. Y también Nada se opone a la noche, de Delphine de Vigan. Esta la leí después de escribir, no quería leerla antes.
Pese a esto, Los de Bilbao nacen donde quieren es una novela autobiográfica, sí, pero insisto mucho en que es una novela. No en un ensayo, no es un testimonio. Es una novela y eso es también lo que dice Delphine de Vigan de su libro, que es novela basada en hechos reales.
ULAD: Siendo autobiográfica, tu novela tiene muchas capas, muchas lecturas. La historia de tus padres es brutal y habla de una España que, por suerte, ya no existe, pero tiene también esa lectura, por ejemplo.
M.L.: Bueno, no sé si esa España no existe. Yo creo que todavía hay ecos de esa España en esta sociedad. Ahora mismo utilizar 24 horas la palabra amnistía me parece que no es inofensivo (anodine es la palabra usada por María) y eso remueve muchas cosas. Creo que todavía está esa tiniebla, o esa España oscura, por ahí escondida.
ULAD: Antes de que tu misma incluyeras la referencia a Almodóvar en la novela yo pensaba en un Almodóvar sin colorines, pero pasados unos días de la lectura del libro pienso en un Almodóvar guionizado por Agustín Gómez Arcos o en un Almodóvar pasado por el filtro del Truffaut de Los 400 golpes o del Louis Malle de Un soplo en el corazón. ¿Pueden ser referencias válidas para alguien que no haya leído el libro?
M.L.: Sí, absolutamente. Los 400 golpes es una referencia. He pensado mucho en Truffaut. Es una de mis referencias. Hizo un cine, a través del personaje de Antoine Doinel, íntimo y comercial al mismo tiempo, pero sin que la palabra sea "fea". Él podía llegar a mucha gente hablando de sí mismo.
Y Almodóvar, también. Creo que Almodóvar ha sido muy importante para mi, siendo hija de inmigrantes. Era mi primera ventana hacia España, y hacia una España y un mundo de mujeres socialmente invisibles que yo no veía representado en el cine o en la literatura francesas. Así que el y su cine me han ayudado mucho a medida que crecía, en mi vida de adolescente en París que empezaba a ser llamada por el cine.
ULAD: En el capítulo 11 del texto dice que "pone su salvación en el celuloide y en las historias". ¿Qué pones en este libro?
M.L.: También la salvación. La salvación en la ficción, ya sea en el cine o en la literatura. Desde que empecé a escribir películas, a hacer cortos o con el libro, quise entender el mundo, que la vida es, muchas veces, muy absurda y que con la ficción nos hacemos preguntas e intentamos buscar respuestas a lo absurdo, lo complicado, lo duro o lo violento.
Cuando empiezo la novela, yo me hago esta pregunta: ¿cómo tres huérfanos de una misma nación van a formar una familia en la Francia de los 80? Y así he tenido que revisitar todas las historias para poder entenderlas y para poder comprender de dónde venía y a dónde voy. Nosotros nos hacemos preguntas existenciales y tratamos de contestarlas escribiendo.
ULAD: Hace poco veía una entrevista al escritor cubano Severo Sarduy (que vivió y murió en París, por cierto) en la que decía que "la biografía de un hombre es un corte bastante arbitrario. ¿Por qué esta biografía ha de empezar forzosamente en el momento en que ese hombre nace y terminar en el momento en que un hombre muere?". ¿Se anticipó sin saberlo a tu novela?
M.L.: Sí, lo que has citado es muy impactante y precisamente la primera frase de mi novela es "nadie se acuerda del momento en que nació". Eso era lo que me fastidiaba, no poder recordar para saber lo que ocurrió. Y toda la novela trata de intentar saber sobre esa nacimiento. Para mi es muy importante esa primera página, párrafo o frase que va a ser el "programa" del libro.
También por eso quise inventar el nacimiento de Julián y de Victoria hasta llegar al mío porque esa ha sido la clave de nuestra familia, esos nacimientos, esos abandonos...
Curiosamente, en el libro solo hay un personaje (Julián, el padre) al que seguimos desde el momento en que nace hasta el momento en que muere y con ese personaje lo que he buscado es una redención. He escrito sobre ese antihéroe y redimirle a través del resumen de su vida.
ULAD: ¿Cuánto hay de memoria personal y cuánto de investigación / documentación en el texto?
M.L.: Lo mejor que hice cuando empecé la novela fue tirar el guion de la película que había escrito y parar de hacer preguntas. Dejé de preguntar a mi madre, solo quería funcionar con mi memoria y mis recuerdos. En francés, la palabra recuerdo es souvenir y la etimología de souvenir es "venir al socorro de". Creo que la memoria y el recuerdo vienen a socorrernos ante el sufrimiento o las preguntas.
Posteriormente sí que me documenté sobre cómo eran Galicia o Bilbao en los años 40, pero fundamentalmente he querido trabajar sobre la memoria y el recuerdo. Como dice Vilas en la edición 5º aniversario de Ordesa, "la memoria es una de las formas más misteriosas del amor". ¡Manuel Vilas me mata, me mata!.
Yo he trabajado, ya te digo, fundamentalmente con esos recuerdos o esa memoria que tenía de mis padres y de lo poco que me habían dicho y al final la novela es una declaración de amor hacia ellos. No hay otra manera de decirlo.
ULAD: ¿Y cómo afronta una persona con un pasado familiar tan "peculiar como el tuyo su propia maternidad?
M.L: He sido madre dos veces; una sin saber y otra sabiendo. La viví de las dos maneras. Una de ellas fue totalmente incomprensible, no entendía lo que era ser madre. Con mi primer hijo me sentía totalmente desarmada y con mi segundo hijo, sabiendo ya el secreto de mi nacimiento, habiendo reflexionado sobre eso y sin tener todas las respuestas, he sido madre de una manera algo diferente, aceptando que no podré ser la mejor madre del mundo sino la única madre disponible para él y que tratará de hacerlo lo mejor posible.
ULAD: Ahora hago yo autoficción y te cuento que un familiar relativamente cercano tiene una historia muy similar a la suya (no en Bilbao, pero en otra ciudad del norte de España) pero en su caso nunca quiso saber. ¿Qué le parece esta postura, tan diametralmente opuesta a la suya?
M.L.: En mi caso, yo no sabía de dónde venía. En mi caso había un gran misterio, un gran agujero negro, y yo, siendo guionista y gustándome las historias y con una mente que va fabricando escenarios y guiones de todas las posibilidades, me volvía loca y tenía esa obsesión de saber, saber, saber, saber...Quería saber la verdadera historia, cuál era el árbol genealógico escondido detrás del otro.
Por otra parte, además de la obsesión de un adoptado de saber de dónde viene, yo siempre estado obsesionada con las historias de la gente (de mis amigos, de la gente que voy conociendo, etc) o sus trayectorias humanas. Y por ese motivo, también, quise saber de la historia de mis padres biológicos
ULAD: Otro tema de libro, aunque en menor medida, es el cambio de las ciudades. ¿Reconoces en el San Francisco de ahora el San Francisco de su abuela paterna (San Francisco fue, durante años, el barrio de "mala vida" de Bilbao y ha sufrido un brutal proceso de gentrificación en los últimos años?
M.L.: Bilbao es un claro protagonista del libro. Como te decía, la casi única documentación o investigación que hice para la novela fue sobre Bilbao. Y también quería contar ese Bilbao de los 80 que no tiene nada que ver con el Bilbao de hoy y la transformación de ese Bilbao que mis amigos, por fin, saben que no es esa ciudad oscura, negra, sucia de los 80 o esa ciudad que los inmigrantes portugueses o marroquíes atravesaban en verano cuando volvían a sus orígenes.
Para mi, Bilbao, o Irala, eran mi pueblo y yo quería contar la transformación de la ciudad hasta llegar al Guggenheim, hasta esa ciudad de postal que es ahora, y la resiliencia de los bilbaínos. Estoy muy orgullosa de venir de una ciudad que ha podido y sabido transformarse sin dar la espalda a lo que ha sido. Ese creo que es el orgullo de ser bilbaíno.
ULAD: Y ya para terminar. No vamos a hacerte un examen de bilbainidad ni a pedirte que nos digas la alineación del Athletic, que ni yo me la sé, pero sí que tenemos una pregunta muy importante: ¿bollo de mantequilla o carolina?
M.L.: Con el bollo de mantequilla. Soy "team bollo de mantequilla" (risas de María pero no mías porque yo soy "team carolina") y "team" palmera de chocolate de Arrese!.
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