Título original: Red Pill
Traducción: Damián Tullio
Año de publicación: 2019
Valoración: Entre recomendable y está bien
Píldora roja es una novela curiosa. Si bien me ha gustado, considero que podría pulirse. Aunque creo que consigue aquello que se propone, lo hace de forma un tanto tramposa. Por más que aprecio sus múltiples virtudes, soy incapaz de obviar los defectos que la lastran.
Empezaré resumiéndola: un ensayista recibe una beca para participar de una residencia creativa a orillas del lago de Wannsee, en Berlín. Él acepta, porque cree que eso le permitirá redactar su segundo libro. Pero el tiempo pasa y no logra producir nada; la ausencia de su mujer e hija, las políticas de la instalación que lo aloja, las discusiones a las que lo somete otro becario, la cercanía con el edificio donde los nazis planearon la solución final, el conmovedor relato de una ex punk que había sido asediada por la Stasi durante la Guerra Fría y el antagonismo ideológico de un supremacista van alimentando un estado de paranoia y ansiedad que lo aleja de la escritura y enturbia su cosmovisión.
De Píldora roja destacaría:
- Su sustrato emocional. Cuando quiere, pega fuerte.
- Sus reflexiones. En especial, aquellas que giran en torno al miedo al futuro, la desesperación existencial, los académicos, el fascismo o la maldad humana.
- Su tono. Siempre se mantiene en un registro pesimista, mas da pie a efímeros momentos de belleza y esperanza.
- Sus puntuales chascarrillos de humor negro.
- La lograda psicología del protagonista. Aunque la caracterización de éste se me ha antojado, por momentos, un tanto inconsistente, debo decir que Hari Kunzru ha sabido plasmar adecuadamente su descenso a la locura.
- Los destellos atmosféricos, teóricos o conmovedores de su prosa.
- Emplea un léxico moderno que los internautas veteranos apreciarán: «píldora roja», «madriguera de conejo», «trolls», «bots», «algoritmo», «guerreros de la justicia social», «doxearme», «NPC», «magia memética», «shitposters»...
- Referencia a libros, películas, obras de arte, autores y hechos históricos de manera desordenada, lo cual ayuda a definir la personalidad del protagonista y el caos del mundo que habita.
Por otro lado, le recriminaría a Píldora roja que:
- Maneja tantos ingredientes que a la receta le sobran unos cuantos.
- Su argumento es, por momentos, algo deslavazado. Aunque el final intenta dar empaque, lo hace recurriendo a estrategias de dudosa efectividad.
- Está estructuralmente descompensada. Hay partes excesivamente largas mientras que otras más relevantes se sienten cortas o poco enfocadas.
- Desaprovecha a personajes que tenían mucho potencial.
- Su retrato de la época acusa ciertos sesgos, aunque al menos no es tan reduccionista como a priori pueda parecer.
En conclusión: si bien la ejecución de Píldora roja acusa ciertas irregularidades y su mensaje o conclusiones no son infalibles, es una novela que tiene algo que decir, lo cual valoro sobremanera. También ayuda a recordarnos que el futuro se atisba bastante negro incluso para aquellas personas que hasta ahora podíamos considerarnos privilegiadas, y se pregunta «si la única reacción razonable» a eso «fuera gritar horrorizado».
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