Título original: Come Closer
Año de publicación: 2003
Traducción: María Pérez de San Román
Valoración: recomendable, sobre todo si no esperas una historia de (mucho) terror
Ante todo, lo más importante: ¿Qué es eso de una NOVELA PIRAÑA (La Voz de Galicia dixit)? Pues dícese de las novelas pequeñas pero matonas, cortas pero intensas, de aire inofensivo pero con mordiente. Que pueden parecer inocentes pececillos pero que más si te atrapan entre sus afilados dientes, ya puedes dar por hecho que no te vas a soltar. Con más peligro que una piraña en un bidé, vaya... En Un Libro Al Día ya hemos reseñado muchas novelas de este tipo (se me ocurren, por mencionar ejemplos de publicación más o menos reciente, Carcoma, Panza de burro o El caballo ciego) pero nunca está de más dedicarle una semana temática a un subtipo narrativo (que no subgénero) que tantas alegrías y momentos de felicidad lectora nos dan y, esperemos que por mucho tiempo, nos seguirán dando. Porque las pirañas, otra cosa no, pero resultan duras de pelar...
Vamos, en este caso, con uno de los hypes del género de terror del año... bueno, del año 2003, porque en España no se ha traducido y publicado hasta veinte años más tarde, algo realmente incomprensible para cualquiera que lea la novela. O novelita, debería concretar, puesto que se trata de un libro no demasiado largo, con capítulos más bien breves y que, además, se lee en un suspiro porque la historia que cuenta y, sobre todo, cómo se cuenta le hace sumergirse en ella al lector (y no sólo a mí, es lo que repiten todos los que reseñan esta novela) de una forma absoluta. Y eso que, en principio, no es más que una variación de un tema ya manido en este género, el de las posesiones demoníacas. En este caso, la poseída no es una niña que acaba vomitando líquido verde y bajando escaleras haciendo el pino-puente, ni una novicia de un convento o demás sujetos clásicos (o sujetas, porque como bien señala nuestra admirada Mariana Enriquez en el prólogo, quienes sufren, aparentemente, estas posesiones son en su inmensa mayoría mujeres), sino una arquitecta de treinta y tantos años llamada Amanda, satisfecha con su vida, que si bien puede no resultar perfecta del todo, sí que aparenta un aire cool y feliz que puede ser la envidia de cualquiera: cero problemas, cero dramas, éxito profesional y sentimental... en fin, que no es de extrañar que atraiga a un demonio -o demonia, para ser exactos- que decide entrar en su vida y divertirse un poco -bastante- a su costa.
Lo más interesante de esta novela es que la narradora es la propia Amanda y nos va contando cómo se produce esta posesión, de forma gradual y hasta podríamos decir que suave; de hecho, en un principio los signos son tan sutiles que la protagonista -e incluso los lectores- piensa que tal vez se trate tan sólo de algún trastorno psicológico, hasta que, claro, las putaditas jugarretas a las que le somete el demonio se vuelven de tal calibre que no dejan lugar a dudas. Esta suavidad en el desarrollo de la trama hace que tampoco nos encontremos con grandes sobresaltos e incluso el ambiente inquietante en el que se va sumergiendo cada vez más profundamente Amanda resulta bastante soportable (para el lector/a, me refiero, no para ella), por más que inequívoco. de ahí lo que he puesto en la valoración del libro: se trata, por supuesto, de una novela de terror, pero no de mucho terror (aunque es cierto que eso es algo bastante subjetivo; por tanto, tómese mi subjetividad como mera indicación).
Lo que queda claro, en todo caso, es que lo más destacable de la novela es cómo asistimos a una carrera cuesta abajo hacia el desastre -o un proceso de entropía, como queda más guay decir ahora-; una debacle que parece irrefrenable, sin que nada de lo que haga la protagonista consiga -en apariencia, insisto: no quiero "spoilear" la trama a nadie- evitarla. En esto reside el verdadero terror de la historia, más que, ya digo, sustos, apariciones sobrenaturales y demás tropos habituales del género. En eso y en que Gran nos consigue meter en la piel de Amanda de una manera no sólo verosímil, sino fascinante, casi adictiva. Espero que, además de para el disfrute de quien la lea, esta novela, corta pero absorbente, sirva para que prestemos más atención a esta excelente escritora (algo que, por cierto, y pido disculpas por el autobombo, ya expresé hace años, en una reseña anterior).
También de Sara Gran y reseñado en Un Libro Al Día: Claire De Witt y la Ciudad de los Muertos
Como te has adelantado con la reseña, te dejo un comentario que es casi una re-reseña :P
ResponderEliminarA mí me ha gustado mucho la novela de Sara Gran. Igual es porque me ha cogido hambriento de lecturas ligeras, pero la he devorado en un par de sentadas, y me ha enganchado y entretenido muchísimo. Me ha gustado mucho la voz de la narradora-protagonista, el sentido del humor, y la forma como va aumentando la gravedad de la posesión a medida que avanza la novela. Es verdad que el tema no es súper original, es la historia de una posesión demoniaca y ya, pero la autora consigue evitar los peores clichés del subgénero, y sobre todo consigue que no se convierta, como pasa demasiadas veces, en una historia maniquea y ultraconservadora, "bien vs mal", "Dios vs diablo", "familia tradicional vs cualquier otra opción", etc. Ni siquiera hay, propiamente, un exorcismo...
Naturalmente, hay algunas cosas que no me convencen tanto o que me habría gustado que se desarrollasen de otra forma. Algo que me cansa mucho es que los protagonistas de las películas y libros de terror parece que siempre tienen que ser blancos, heteronormativos, de clase alta (la narradora es arquitecta y vive en un superloft de diseño). Parece que solo así podemos identificarnos con su sufrimiento y que son los únicos que no merecen sufrir este tipo de situaciones. Me habría gustado que la protagonista fuera una persona más "normal", menos chic.
Por otra parte, la novela apunta hacia algunas posibles lecturas todavía más transgresoras, pero no parece acabar de decidirse a hacerlas más explícitas. Por ejemplo, hay momentos en que parecería que se está sugiriendo que la posesión demoniaca no es en realidad más que el empoderamiento de la protagonista, a la que le molesta, ya ves tú, que su marido no haga una mierda en casa, que siempre esté trabajando o que sea un maníaco del orden. A lo mejor no está poseída, a lo mejor lo que pasa es que su marido es un mangarrán... Habría sido interesante esta lectura feminista, que vendría a ser el equivalente de la relectura de las brujas como mujeres libres, independientes y poderosas que se está construyendo desde el feminismo contemporáneo, en contra de su demonización histórica.
Otro aspecto, ligado con lo anterior, es la insinuación de una tensión sexual homoerótica entre la narradora y la demonia. Esto se insinúa varias veces, pero luego acaba disolviéndose en el momento en que el demonio se transforma en una especie de súcubo folla-hombres. Creo que habría sido otra idea interesante, la de que la posesión fuese en realidad el despertar de su sexualidad reprimida y su ruptura con la heteronormatividad. Creo que el texto podía haber sido más atrevido en su deconstrucción de la idea de "posesión demoniaca", porque al final (no queriendo hacer spoilers) acaba por volver a un universo en el que la ruptura de la norma moral y sexual por parte de la mujer es (justamente) castigada...
Dicho esto, insisto en que he disfrutado un montón de la lectura, ha sido una buenísima forma de empezar el año lector, y también de estrenarme con los libros de "La Biblioteca de Carfax"
Hola, Santi:
EliminarGracias por tu visita y por tu extensa aportación. Ya que has descubierto este blog, estaremos encantados de recibir más comentarios tuyos. ¡Hasta tenemos un reseñista que se llama igual que tú!
Un saludo.
Bueno, en serio:
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado la novela y estoy muy de acuerdo contigo...excepto en todos los puntos que comentas ; )
En primer lugar, me parece totalmente lógico que la protagonista sea una profesional exitosa que lleva una vida chupiguay y no una mujer del lumpenproletariat o directamente marginal. En primer lugar, porque yo si fuera un demonio, encontraría más divertido poseer a alguien que lleva una vida perfectita que a alguien que ya vive en el infierno, por así decirlo. En segundo lugar, por una razón narrativa: así contrasta más el comportamiento de Amanda cuando el demonio toma las riendas, ya que, si se tratara de una chica del ghetto, por desgracia nadie encontraría llamativo ( los lectores tampoco y ATENCIÓN, SPOILERS) que se prostituyera, que bebiera hasta perder la consciencia o que cometiese toda clase de tropelías. Y por último, también por el aspecto simbólico o metafórico: lo que Gran viene a decirnos es que por mucho que mantengamos el control sobre nuestras vidas y por muchos logros que hayamos conseguido, no estamos libres de caer en comportamientos nocivos o autodestructivos, ya sea por un influjo exterior (es decir, maligno o demoníaco) o, sencillamente, porque es algo que llevamos dentro.
En cuanto a las posibles lecturas feminista y homoerótica, no olvidemos que, aunque publicada en España el año pasado, la novela en realidad es de 2003, y hace 20 años creo que aún no se consideraba casi imprescindible que en toda obra de ficción estuvieran representadas todos, todas y todes, por así decir... Y además, es una novela corta que nació, posiblemente con intención de ser así. Desarrollar aspectos que se insinúan habría hecho que se alargará mucho más y que perdiese la condición y contundencia de una "novela piraña"... A mí al menos, me va bien como está.
EliminarPerdón por este testamento y lo dicho, Santi, pásate por aquí cuando quieras...; )