Idioma original: finés
Título original: Hurmaava joukkoitsemutha
Año de publicación: 1990
Traducción: Dulce Fernández Anguita
Valoración: entre recomendable y está bien
Parece ser que en Finlandia, quizás por la falta de luz solar, por el frío o por el excesivo consumo de destilados varios para combatirlo, vete a saber, se cometían al año, cuando esta novela fue escrita, alrededor de 1500 suicidios y diez veces más personas tenían en mente hacerlo... Una alegría de país, vaya. Dos de estos candidatos al suicidio resultan ser el director gerente de una lavandería -y arruinado- Onni Rellonen y el coronel del Ejército Hermanni Kempainen, que una mañana del día de San Juan coinciden en el mismo sitio para suicidarse, pero, al encontrarse con compañía, desisten y comienzan una amistad. Pronto se les ocurre contactar, por medio de un anuncio en el periódico, con los cientos de suicidas en potencia que debía de haber en el país y, con la ayuda de una de ellas, la atractiva jefa de estudios Helena Puusari, convocan una reunión en el restaurante Los Cantores para llevar a cabo un "seminario de suicidiología". Este será el comienzo de un delirante periplo a lo largo y ancho de Finlandia y bastante más allá, del que no voy a contar más, pues me temo que ya he destripado en exceso la historia (menos que en la contratapa de esta edición de Anagrama, en todo caso).
Añado, eso sí, que en su camino el grupo va recogiendo a otros potenciales suicidas, cada cual con sus peculiaridades y tribulaciones, que le impulsan a la idea de quitarse la vida. Esto permite al autor presentarnos una colección de compatriotas suyos que, supongo yo, constituyen una suerte de tipología social finlandesa y que, seguramente, en su momento dotaría a este libro de un mayor atractivo humorístico, al menos en su país de origen... Más allá, quiero decir, del chocante punto de partida: un grupo de suicidas fracasados o faltos de valor para matarse que se apoyan unos a otros mientras dan vueltas por el mundo.
Pero, en general y contra las apariencias,el mucho humor que sin duda contiene este libro (de hecho, Paasilinna fue uno de los principales cultivadores de la literatura de humor en su país) no es especialmente negro, incluso para los estándares actuales, ran movedizos -dejando aparte, repito, la idea central de la novela-, y mucho menos se le puede calificar de cruel -bueno, quizás un poco, en algún momento-; se trata más bien de un humor comprensivo y lleno de bonhomía, y el libro, más que darnos una visión funesta de la existencia y, mucho menos, una incitación al suicidio, resulta ser una celebración de la vida, del amor y de la alegría. De ahí, el "delicioso" del título...; )
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