Año de publicación: 2022
Valoración: Depende
Nieves Mories y Francisco Jota-Pérez coescriben Modulorama, ¿novela? de ¿terror? poco convencional. Digo que esta obra es poco convencional porque aúna narración al uso con poesía en prosa y canciones, porque su acción se pierde a veces en divagaciones abstractas y porque uno la termina sin saber exactamente qué es lo que estaba comunicando.
Aclaremos primero de qué trata; al menos intentémoslo, pues su argumento es bastante tenue. Luca recala en Reparación, pueblo sumido en un crepúsculo eterno, cercado por desiertos e impregnado de sabor a sal. Allí conocerá lugares inquietantes e individuos turbios; también descubrirá rasgos de su persona que hasta entonces intentaba ocultarse.
Ya veis que la premisa es, cuanto menos, sugerente. A mí me atrapó en un inicio, al igual que el microcosmos que dibujan Mories y Jota-Pérez. La cosa mejoró, más si cabe, durante el despliegue de escenas de factura oscura y extraña; por ejemplo, esas en las que Luca acude al motel, al matadero o a la sala de baile.
Sin embargo, atravesado el primer tercio del libro, el aspecto formal engulle completamente, al menos en determinados tramos, al argumento. Y la verdad es que yo, quizá porque no supe conectar con el formato y estilo de esta propuesta, hubiera preferido un enfoque narrativo más típico.
En cualquier caso, Modulorama es una experiencia literaria tan original como estimulante y terrorífica. Sólo por la potencia de sus imágenes, la creatividad de ciertas caracterizaciones y el planteamiento de varias escenas merece la pena leerla. Y si uno sabe apreciar las partes menos convencionales del libro que a mí se me han atragantado un poquito, si uno se deja contagiar por la locura que emana, ya ni os cuento.
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