Título original: Кроткая
Año de publicación: 1876
Traducción: Juan Luis Abollado
Valoración: Imprescindible
La sumisa roza la genialidad. El relato de Fiódor M. Dostoievski no sólo cobija importantes dosis de verdad; también está magníficamente escrito. Y es que, pese a leerse de una sentada, se paladea a cada párrafo.
¿De qué trata? Es el monólogo entonado por un prestamista, un hombre maduro casado con una joven de dieciséis años que se acaba de suicidar. En poco más de cien páginas se nos presenta a ambos personajes, su psicología y sus filosofías de vida, amén de sus interacciones plagadas de fricciones y equívocos, de diálogos y silencios.
El narrador de esta historia me ha encantado; no en balde, recuerda sobremanera a mi amado «habitante del subsuelo». Tan trágico como ridículo, merece igualmente compasión y el más absoluto desprecio. Es uno de esos protagonistas que tan bien construía Dostoievski; un ser desgraciado lleno de contradicciones y miserias, con una voz tan única como obsesiva.
¡Qué conmovedores son los pasajes en que una lucidez dolorosa se apodera de él! Si bien se autoengaña por lo general, considerándose noble, magnánimo y libre de toda culpa en la muerte de su esposa, tiene momentos de claridad en los que es capaz de ver su reflejo sin distorsión alguna. ¡Ay, cómo duele eso!
También tenemos, en esta ficción, escenas genialmente descritas y acertadamente filtradas por el narrador. La de la pistola, por ejemplo; ¡recordarla me pone los pelos de punta! ¡Menuda fuerza compositiva! ¡Qué perfecto trazado tonal y atmosférico! ¡Qué potencia simbólica, la de sus imágenes e implicaciones!
La sumisa reflexiona en torno a muchas cosas: la imposibilidad de que nos lleguemos a entender a nosotros mismos, la lucha constante con el otro, la opacidad de las relaciones humanas, el egoísmo (incluso ese que se tiñe de altruista o desinteresado), las dinámicas de poder que existen en un matrimonio, las idiosincrasias generacionales, las vanas esperanzas, la irremediable soledad del individuo, etc…
Según Wikipedia, ha sido adaptada al cine en múltiples ocasiones: Krótkaya (1960), de Aleksandr Borísov; Une Femme Douce (1969), de Robert Bresson, The Shade (1998), de Raphael Nadjari, With You, Without You (2012), de Prasanna Vithanage y Krótkaya (2017), de Sergei Loznitsa. Me pregunto si el séptimo arte le puede hacer justicia a semejante pináculo de la Literatura Universal.
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