Título original: Poulets grillés
Año de publicación: 2015
Traducción: María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego
Valoración: está bien
Título original: Rester groupés
Año de publicación: 2016
Traducción: María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego
Valoración: sigue estando bien
Anne Capestan es una brillante comisaria de la policía judicial francesa cuya carrera, debido a haber sido, durante una investigación, demasiado ligera con el gatillo, queda pendiente de un hilo. No obstante, es rehabilitada -oficialmente, al menos- e incluso su jefe y protector, Buron, la pone al mando de una nueva brigada... lo que en realidad es un destierro encubierto, pues allí van a parar todos los polis que, por una u otra razón, han caído en desgracia y nadie quiere en sus equipos -de ahí el título original francés Poulets grillés, que en argot significa "polis quemados"-: gafes, ludópatas, dipsómanos, sonados, chivatos la prensa, etc. O también (y esto tiene su coña, supongo), la glamurosa capitana Rosiére, que ha ganado una fortuna escribiendo novelas y guiones de series policíacas... demasiado críticas con sus superiores de la jerarquía policial.
La nueva brigada, sin nombre, no tiene tampoco ninguna misión concreta, así que se dedican a desenterrar viejos casos sin resolver, aunque sólo sea por matar el tiempo, como el de un marino aparecido veinte años atrás en las aguas del Sena, muerto a balazos o el de una anciana estrangulada durante un robo en su domicilio. Pese a su carácter heteróclito y un tanto caótico hará todo lo posible, haciendo de la necesidad virtud, para resolver los casos y dejar de paso con un palmo de narices a los mandos policiales que les habian tirado a esa poubelle profesional -y no tan metafórica, en realidad-...
En el segundo libro de la saga (y último de los publicados en España, de momento) la brigada es encargada de investigar de forma "paralela", el asesinato de un ex-jefe de la poli, que además tenía ciertos vínculos estrechos con Capestan. Como detalle aún más perturbador, el asesino cambió la placa de la calle de Montparnasse donde se cometió el crimen por otra en la que se anunciaba éste -de ahí el título de la novela en español-, lo que les llevará a relacionar la investigación con otros casos en otros lugares de Francia y a descubrir imprevistos secretos del pasado... pero, bueno, no cuento más, para no destriparos la historia. Sí mencionar, no obstante, las nuevas incorporaciones a la brigada, que, pese a su carácter extravagante -o justamente por eso- se integrarán sin dificultad en el espíritu en apariencia anárquico del grupo.
Resulta fácil e incluso inevitable relacionar estas novelas de Sophie Hénaff con las de otra gran escritora francesa de polar, Fred Vargas, aunque los casos de los libros de ésta son mucho más bizarros y el carácter de su protagonista, Adamsberg, más brumoso, a la par que imaginativo, que el de Capestan. Pero es evidente que sus libros han sido el modelo de los de Hénaff (tampoco estoy sugiriendo un plagio, ni nada de eso). Asimismo, hay otra influencia o relación obvia: la serie de novelas de Mick Herron sobre los "caballos lentos", los agentes del Servicio Secreto británico que la han cagad... que han cometido algún error y son desterrados a la "Casa de la Ciénaga", dónde, sin embargo, consiguen utilizar sus discutibles habilidades en nuevas misiones. Eso mismo ocurre con la brigada de poulets aparcados en la calle de Les Innocents -no será necesario señalar que la dirección no es casual-, cuyas habilidades combinadas conducen a resultados sorprendentes...
Porque existe quizás una influencia aún más directa en estas novelas, aunque sea más cinematográfica que literaria: la de ese subgénero de pelis en la que un grupo de perdedores o outsiders consiguen triunfar en algún cometido que parecía inalcanzable gracias a su compañerismo y a una inteligente combinación de las habilidades individuales; es el caso de films bélicos como Doce en el patíbulo o comedias deportivas, tipo El castañazo, Una mujer en la liga (Major League), Equipo a la fuerza y tantas otras... También las novelas de Hénaff tienen grandes dosis de humor -sobre todo la segunda-, pues no en vano esta autora, además de escritora y periodista, es o ha sido humorista profesional y se nota ese toque para dirigir la trama hacia situaciones donde el absurdo crea un simpático contrapunto con la investigación criminal. Por hacerle alguna crítica, quizás a este tono de comedia le falte un toque ácido, pues el "buenrollismo" en ocasiones resulta excesivo, al borde del empalago, incluso... Aunque no importa: las novelas de esta serie suponen un aperitivo agradable y refrescante antes de meterse en lecturas más intensas. Quizás no dejen una huella imborrable en el lector, pero mientras dure su lectura, cualquiera pasará un buen rato, sin duda.
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