Título original: Paradise
Año de publicación: 1994
Valoración: Muy recomendable
Dura pero entrañable. Una delicia de novela. Les presento a Yusuf, hijo único de una familia muy humilde, que al no conocer más realidades que la suya vive una existencia apacible, excepto cuando aparece de visita el tío Aziz, un próspero mercader que acostumbra a encerrarse con el padre a hacer negocios. “Para empezar no es tu tío” le dice alguien, y es entonces cuando el chico comienza a abrir los ojos, un proceso que no acabará hasta el cierre de la novela, no porque él sea tonto, todo lo contrario, pero carece de las herramientas necesarias (a saber, una cultura básica, experiencia vital incluso cuando empieza a ser adulto, y un confidente sin pelos en la lengua que le ponga al tanto de ciertos secretos) para deducir lo que se oculta tras las apariencias y enterarse del papel que interpretan, él y los que le rodean, en su triste y precaria vida
Personalmente, dividiría el texto en tres partes. La infancia acaba, creo, mucho después de que Aziz lo arranque de sus padres y lo mantenga a su servicio, pues en ese tiempo sigue absolutamente en la inopia; con solo doce años debe subordinarse al simple de Khalil, que le lleva unos cuantos. Con el traslado a casa de Hamid, el comerciante pobre, comienza una fase de transición, adolescencia o etapa de aprendizaje, ya puede comparar ambientes y personas, oportunidad que se incrementa cuando emprende el viaje con la caravana de mercaderes, finalizado el cual todos, y el propio lector, empezamos a considerarlo un adulto. En la última fase se enfrenta con la realidad, de forma cada vez más brusca hasta llevarse la bofetada definitiva, ahí es cuando toda la idealización que arrastraba se apaga de golpe, debe alcanzar la madurez que le falta en cuestión de minutos y tomar una resolución drástica.
Aunque escrita en tercera persona, lo que se nos traslada es su punto de vista. La primera y la última parte de la división que he establecido se centran en el personaje, en lo que piensa y siente, en cómo reacciona a los acontecimientos, en la progresiva conciencia de su situación de cautividad. La intermedia, en cambio, refleja lo que ve y escucha, podemos observar el ambiente, las personas, costumbres y mentalidades de sus compañeros de aventura, las jerarquías, las diversas incidencias, así como la mentalidad y forma de vida de las poblaciones que atraviesan, cómo tratan a los forasteros o se relacionan entre sí, incluso las asperezas del terreno y las inclemencias del clima. Como ven, cumple todos los requisitos para clasificarla como novela de aprendizaje o Bildungsroman, pero es mucho más que eso, entre otras cosas, contiene el retrato de la sociedad rural africana de la época inmediatamente anterior a las colonizaciones masivas del territorio y la recreación de una época ya irrecuperable.
“Los arrojaron de allí como si fuesen niños, sin dificultad alguna, y enterraron en vida a algunos de sus líderes. ¿No lo sabías? Solo permitieron quedarse a aquellos que convirtieron en sirvientes. Un par de escaramuzas con sus armas y el asunto de la propiedad queda resuelto. ¿Acaso esto suena como si estuvieran aquí de visita? Quieren el mundo entero, y están resueltos a tomarlo.”
Podemos ver en Yusuf la personificación de una figura bíblica: José, el penúltimo de los doce hijos de Jacob, ese al que sus hermanos vendieron a los egipcios, fue acusado injustamente, finalmente rehabilitado gracias a sus habilidades predictivas y convertido en primer ministro. ¿Recuerdan? Perdona a los hermanos, convertidos en mendigos por culpa de las plagas –vacas flacas y todo eso– y el desenlace es tan feliz como en cualquier leyenda que se precie. Pero a pesar de la coincidencia del nombre, de las insinuaciones de Aziz en uno de los momentos más duros de la expedición mencionando claramente al otro Yusuf y, sobre todo, a los peligrosos requerimientos del ama, existen muchas diferencias entre ambas historias y el desenlace –tranquilos, que no voy a adelantar nada– el desenlace, decía, es sensiblemente más realista. Como el resto de la novela, por otra parte, a pesar del pensamiento mágico que manifiestan todos. El protagonista, fundamentalmente, nos inspira ternura e inquietud, lo sentimos indefenso y estamos intranquilos por lo que pueda pasarle; sus descubrimientos son lecciones de vida. Que el que más y el que menos haya pasado por ahí a grandes rasgos no les resta valor, al contrario, es una muestra más de la agudeza y capacidad de síntesis de Gurnah. No olvidemos que se trata del último y flamante premio Nobel, al que tendré que seguir leyendo para formarme una opinión más general.
Traducción: Sofía Noguera Mendía
Viaje hace unos años a Tanzania. Me gusta mucho leer autores locales y fui a dar con Gurnah. Todo un descubrimiento. Empece con “A orillas del mar” creo que autobiografico, donde un profesor unniversitario tanzano es tratado practicamente como analfabeto por personal de acogida en Inglaterra.
ResponderEliminarParaiso es muy distinta, me intereso especialmente la vision de los europeos en Africa desde el punto de vista de autor local.
Me parece un autor excepcional y me dio un alegron cuando le dieron el Nobel.
Saludos a todos y disculpad la falta de acentos
Gerónimo