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domingo, 6 de febrero de 2022

Jorge Carrión y Javier Olivares: Warburg & Beach

 Idioma: español

Año de publicación: 2021

Valoración: entre recomendable y está bien

Nos encontramos hoy ante un cómic de lo más curioso; en primer lugar, por su formato: en vez de estar editado en las habituales páginas separadas, como cualquier otro libro, se desarrolla a lo largo de ambas caras de una única hoja de papel, plegada luego como un acordeón y que el lector puede ir desplegando a su gusto. En verdad, no es que este formato tenga una importancia decisiva en la narración,  aunque quizá sí haya sido elegido para otorgar un continuo a los diferentes capítulos en que se divide el libro, en principio independientes unos de otros.

El otro aspecto inhabitual en este cómic o novela gráfica se refiere a su temática. W&B trata sobre distintas facetas del mundo del libro -algo que nos remite a los ensayos firmados por su guionista, Jorge Carrión-, pero no tanto , aunque un poco sí, a los desvelos de los y las escritoras, como a los de otros personajes e instituciones que tienen que ver con su nacimiento y difusión; en el caso del prólogo, por ejemplo, titulado Johnson & Wollstonecraft, nos habla de la relación entre la pionera escritora feminista Mary Wollstonecraft y su editor Joseph Johnson, a finales del siglo XVIII. Algo parecido ocurre en el primer capítulo, Beach, donde se nos cuenta el nacimiento, a manos de la norteamericana Sylvia Beach, de la ya legendaria librería parisina Shakespeare & Co. y su no menos mítica labor como editora del Ulises de James Joyce (efeméride de la que se cumplen estos días los cien años, precisamente).


La segunda parte está dedicada a Aby Warburg, hijo de un industrial judío alemán, amante de la lectura y estudioso que creó en Hamburgo una biblioteca -hoy el Warburg Institute, con sede en Londres desde 1933, por razones obvias y con 60000 volúmenes, más láminas y archivos- donde pudieron documentarse filósofos e historiadores como Ernst Cassirer, Erwin Panofsky y el propio Warburg, quien, a pesar de sus problemas psiquiátricos, elaboró su Atlas Mnemosque, buscando unir la filosofía y la historia de la imagen.

Por último, el epílogo está dedicado a la librera Frances Steloff, de la neoyorquina Gotham Book Mart, lugar emblemático para las vanguardias literarias y artísticas en la ciudad a mediados del siglo XX, y su relación con uno de sus más eximios representantes por aquel entonces, el francés Marcel Duchamp.


Aparte del curioso formato y del vigoroso trazo -y uso ocasional de la sobreimpresión- del ilustrados Javier Olivares, se ve que hay una línea que une a todos los capítulos, aunque sea tan zigzagueante como el mismo pliegue en acordeón: la relación entre literatos y artistas heterodoxos para su época y las personas que, de un modo u otro, facilitan la plasmación y propagación de su obra. Ahora bien, quizás esta idea resulte más sobrevenida de lo que parece, puesto que el libro da cierta impresión de tratarse más de la reunión de una serie de historias dispersas o lo que sus autores han conseguido cristalizar de un proyecto más amplio, que un libro concebido de esta forma desde un primer momento. No obstante, su lectura, si no se busca esa linealidad conductora con excesivo afán, resulta bastante recomendable e instructiva para quienes piensan que cualquier tiempo pasado ya está, justamente, pasado y que la libertad creativa y el acceso a la cultura son algo ya perfectamente garantizado en nuestra sociedad. No nos confiemos...


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