Título original: Mob Girl
Año de publicación: 1991
Traducción: Ángela Esteller García
Valoración: recomendable, sobre todo para interesados
Cualquier aficionado a las historias de gángsters y mafiosos (ya sea en libros o, sobre todo, películas y series) sabrá que alrededor de estos personajes del hampa se mueven toda una serie de secundarios característicos, que van desde los pequeños traficantes y corredores de apuestas o los asesinos a sueldo, a los jueces y policías corruptos o los políticos amigos... Por supuesto, también las coloristas familias de los mafiosos y, como reverso, las "amiguitas" de los gángsters, ya sean prostitutas ocasionales o amantes fijas que tienen de facto el estatus de segunda esposa e incluso participan en los negocios de sus "protectores"...
La chica de la mafia (*) es la biografía novelada de una de ellas, Arlyne Brickman, una de esas mujeres que comenzó siendo la hija mimada y cabra loca de una próspera familia judía del Lower East Side de Nueva York con conexiones con el crimen organizado por no decir que su padre formaba parte, directamente, de ese mundo-, para ser luego la "amiguita" de multitud de gángsters o "chicos listos", por lo general de poca monta -aunque también pasó por la cama de algún mafioso más importante- y luego acabar como buscavidas, metida en asuntos de loterías ilegales y tráfico de drogas, mientras al tiempo era confidente de la policía, el FBI y la DEA. Es más, su colaboración y testimonio resultaron determinantes para entrullar a los capos de la famiglia Colombo, a finales de los años 80.
En cierto modo, su historia sería la versión femenina de la de Henry Hill, contada por Nicholas Pileggi en Wiseguy y llevada al cine por Scorsese en Uno de los nuestros (el paralelismo es mayor aún porque en breve se estrenará una adaptación al cine del libro de Teresa Carpenter). Ahora bien, Henry Hill era un "chico listo" que en verdad parecía listo, y su perdición vino por pasarse de..., mientras que Arlyne Brickman da más la impresión de haber sido una destarifada que no hacía sino meterse en un lío tras otro, pasando de Guatemala a Guatepeor, y sólo la buena suerte , el dinero de sus padre o , finalmente, la colaboración con las autoridades, la iban sacando de los atolladeros en que se metía. Por explicarlo de otra forma, supongo que todo el mundo ha visto alguna vez una imagen en cámara lenta de un accidente de tráfico, del derrumbe de un edificio o, simplemente, de una flecha atravesando una manzana, o algo así... Pues bien, esa misma es la sensación que me ha dejado este libro, la de estar asistiendo a algún suceso catastrófico cuyo desenlace resulta inevitable pero que ni el coche, ni el edificio ni la manzana parecen prever ni mucho menos evitar (en su caso, lógicamente, claro).
Algo así parece haber pasado con la vida de Arlyne Brickman o, al menos, esa es la impresión que deja el libro -de hecho, por lo visto la protagonista no acabó de forma demasiado amistosa con la autora-, cierto es que, en la última parte del mismo, su figura adquiere una dimensión dramática aún mayor y casi podríamos decir que se convierte en una suerte de personaje de tragedia griega... vestida de una forma ostentosa y con una laxitud ética bastante cuestionable, pero, en fin, no dejó de ser una hija de su tiempo y circunstancias. Estará bien saber cómo va a recrear su historia el cine y si la película, interpretada por Jennifer Lawrence y dirigida, nada menos, por el gran Paolo Sorrentino será capaz de convertir a Arlyne Brickman en un nuevo icono del universo mafiosos...Próximamente, en sus pantallas.
(*) En la traducción española se ha utilizado el término "mafia", con minúscula, pero en el original se emplea Mob, que se refiere también al crimen organizado, pero sin tanta connotación, creo, a la Cosa Nostra o mafia italoamericana. En el libro aparece sobre todo ésta, pero también la mafia judía o delincuentes de otros grupos étnicos..
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