Título original: Mexican Gothic
Traductor: Alexander Páez García
Año de publicación: 2020
Valoración: recomendable, interesante
Hace poco vi una película de Netflix, Nadie sale con vida, que sin ser nada espectacular le daba algunas interesantes vueltas de tuerca al subgénero de terror de la casa maldita: a diferencia del clásico tantas veces repetido, no se trataba de una casa señorial habitada por una familia aristocrática, sino de un bloque de rooms for rent cochambroso habitado mayoritariamente por inmigrantes desesperadas en un Cleveland desolador. También hace poco había visto las dos series de Mike Flanagan, The Haunting of Bly Manor y The Haunting of Hill House, y había estado tentado de comprarme dos novelas, Carcoma de Layla Martínez y Restauración de Ave Barrera (que igual acabo comprándome en cualquier caso), y que también parecen revisitar el tópico de la casa opresora y maldita.
En fin, que estaba en el estado mental adecuado para adentrarme en Gótico [mexicano], la exitosa novela de Silvia Moreno-García, de la que había oído hablar por Twitter y que me había llamado mucho la atención. En ella nos encontramos también una casa maldita, High Gate, el hogar de los aristocráticos Doyle, dueños de unas (ahora extintas) minas de plata situadas en medio de las montañas de un rincón de México. La protagonista, Noemí Taboada, tendrá que acudir al rescate de su prima, Catalina, recientemente casada con el primogénito de los Doyle, quien ha enviado una desesperada carta pidiendo auxilio desde la mansión. Una vez allí, más elementos clásicos del género: la oscuridad, el silencio, las reglas rígidas, los rumores y recuerdos de asesinatos, pestes e incestos pasados... Una atmósfera en la que cualquier fan del género de terror se sentirá cómodo, aunque por momentos pueda pecar de algo efectista (solo le falta en jump scare de las películas de terror hollywoodiense).
De hecho, Gótico [mexicano] se integra y se vincula con toda una
tradición del terror, lo inquietante, lo oscuro, que va desde los
cuentos infantiles (Blancanieves y la Bella Durmiente son mencionados
varias veces en la novela) a Cumbres borrascosas (en
las que también hay una dama encerrada), el relato gótico de origen decimonónico con
sus castillos, criptas y mazmorras, pero también, creo, relatos clásicos como
"La aída de la casa Usher" o "El papel de pared amarillo", un relato de
Charlotte Perkins Gilman que me sorprendería mucho que no hubiera sido una inspiración directa para esta novela. El tema de la mujer secuestrada, forzada, encerrada, enloquecida por el aislamiento aparece de hecho como una constante tema con variaciones a lo largo de la novela, sugiriendo lecturas de género bastante interesantes, y es, por lo menos a mi ver, uno de los aspectos más intersantes y sugerentes de la novela.
Tenemos así muchos de los tópicos del género, reconocibles por lo tanto para el lector (o espectador, cuando hagan la adaptación televisiva ahora en curso): la casa antigua y señorial; el paraje remoto, oscuro, casi inaccesible; la familia aristocrática, disfuncional y endogámica; la virginal joven en peligro encerrada en su torre (Catalina)... pero también tenemos algunas interesantes inversiones, comenzando por la de la protagonista, Noemí, que es mucho más una Buffy Cazavampiros independiente y seductora (un rasgo en el que se insiste mucho en el texto, quizás incluso demasiado) que una Princess Peach esperando a un fontanero que la salve. Quizás caiga a veces en algún exceso de clichés, pero es en todo caso eficiente en la creación de atmósferas y en el lento desvelamiento de los conflictos.
La otra gran inversión, la más original y la que da en cierto modo sentido a la novela, tiene que ver con la geografía del relato, o incluso se podría decir, con su geopolítica. Porque el gótico clásico (el de El castillo de Otranto, Drácula o El misterio de Udolfo), pero también mucho terror fílmico contemporáneo, nace del miedo del "centro" (Inglaterra, los Estados Unidos) a las periferias, a lo salvaje, a lo que queda fuera de la civilización (la Europa católica, atrasada y fanática, en el primer caso; México, América Latina, el "Tercer Mundo" en el segundo). En cambio, en Gótico [mexicano] son los ingleses los que traen consigo el horror al Nuevo Mundo; de hecho el patriarca Doyle, al igual que el Conde Drácula en su novela homónima, hace trasladar tierra de su patria, un elemento indispensable para que ese horror pueda germinar... Se trata, como la propia autora ha mencionado, de una parábola o metáfora sobre la colonización (da igual que se trate de los españoles, de los ingleses, de los estadounidenses...) que extraen las riquezas del lugar sin importarles el efecto que ello pueda tener en la población local...
Por eso me resulta todavía más chocante que la editorial española, Minotauro, haya decidido eliminar la palabra "mexicano" del título, cuando este elemento es esencial para la comprensión de la obra; que haya traducido el texto a un español neutro que hace que la acción parezca transcurrir en Valladolid y no en un pueblo perdido de México; e incluso que, como la autora denunció en Twitter en su día, la editorial pretendiese mantener el título inglés en la traducción española, o que no pidiese a la escritora (que habla español) ningún tipo de ayuda, consejo o aclaración sobre la traducción castellana. Borrar lo mexicano de este Mexican Gothic parece querer borrar también una parte del potencial de la novela, sea en su vertiente meramente literaria y política.
Por eso para mí Gótico siempre será Gótico mexicano, diga lo que diga la editorial. Una novela recomendable para aficionados al género, e interesante para sus estudiosos.
Tenía dudas de leer Gótico, por lo que he venido a ver si lo recomendáis... A leerlo pues !
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