Año de publicación: 2013
Valoración: más que recomendable
De la magnífica generación de estupendas escritoras latinoamericanas (y, en este caso, argentinas) que este siglo XXI nos está brindando nos faltaba por reseñar en este blog alguna representante más como Selva Almada, autora, entre otros libros, de este Ladrilleros, novela corta e intensa que merece más atención que la que el hype del momento o la promoción editorial le pueden haber proporcionado.
Ladrilleros es una historia sobre la enemistad entre dos hombres, que se extiende a sus familias, en un pueblo del interior profundo de Argentina -novela, pues, y como es lógico, plagada de argentinismos y, más aún, de argot popular, aunque aviso que "ladrilleros" no es una palabra que signifique otra cosa que lo que parece: los protagonistas y rivales se dedican justamente a hacer ladrillos-; historia sobre una venganza aplazada y, sobre todo, sobre la paternidad y filiación, sobre como los pecados de los padres se transmiten a los hijos, que los purgan cometiendo los suyos propios. Novela sobre las formas de convertirse en hombre y sobre las obligaciones (supuestas) que conlleva tal condición. Sobre la rivalidad y la amistad y sobre el hambre de otros cuerpos para medirse con ellos en la pelea o en el sexo. Porque sí, sexo también hay a borbotones, a chorro, en esta novela, de una manera voraz y sin rodeos (aprovecho para comentar que las escritoras suelen contar esos momentos febriles mejor que los hombres, creo yo).
Sexo, violencia, lucha por convertirse en el macho alfa de la manada... elementos eternos que lo mismo sirven para explicar la berrea de los ciervos que un culebrón televisivo o la mayor parte de la Biblia (si me apuráis, toda)... Sólo que aquí combinados de una manera diferente (aunque recuerde de alguna forma, y salvando las distancias, a Crónica de una muerte anunciada), con una aparente modestia, quizás, porque habla de las cuitas de las clases trabajadoras y empleando un lenguaje popular. Pero ambiciosa al mismo tiempo porque con materiales tan humildes como el barro con que se hacen los ladrillos, Almada consigue construir una novela potente y expresiva, de gran calidad literaria y estructura narrativa de una complejidad apreciable. Eso sí, que nadie piense que va a aprender aquí a fabricar ladrillos, que tampoco es eso...
Ladrilleros es una historia sobre la enemistad entre dos hombres, que se extiende a sus familias, en un pueblo del interior profundo de Argentina -novela, pues, y como es lógico, plagada de argentinismos y, más aún, de argot popular, aunque aviso que "ladrilleros" no es una palabra que signifique otra cosa que lo que parece: los protagonistas y rivales se dedican justamente a hacer ladrillos-; historia sobre una venganza aplazada y, sobre todo, sobre la paternidad y filiación, sobre como los pecados de los padres se transmiten a los hijos, que los purgan cometiendo los suyos propios. Novela sobre las formas de convertirse en hombre y sobre las obligaciones (supuestas) que conlleva tal condición. Sobre la rivalidad y la amistad y sobre el hambre de otros cuerpos para medirse con ellos en la pelea o en el sexo. Porque sí, sexo también hay a borbotones, a chorro, en esta novela, de una manera voraz y sin rodeos (aprovecho para comentar que las escritoras suelen contar esos momentos febriles mejor que los hombres, creo yo).
Sexo, violencia, lucha por convertirse en el macho alfa de la manada... elementos eternos que lo mismo sirven para explicar la berrea de los ciervos que un culebrón televisivo o la mayor parte de la Biblia (si me apuráis, toda)... Sólo que aquí combinados de una manera diferente (aunque recuerde de alguna forma, y salvando las distancias, a Crónica de una muerte anunciada), con una aparente modestia, quizás, porque habla de las cuitas de las clases trabajadoras y empleando un lenguaje popular. Pero ambiciosa al mismo tiempo porque con materiales tan humildes como el barro con que se hacen los ladrillos, Almada consigue construir una novela potente y expresiva, de gran calidad literaria y estructura narrativa de una complejidad apreciable. Eso sí, que nadie piense que va a aprender aquí a fabricar ladrillos, que tampoco es eso...
De Selva Almada es muy interesante también “Chicas Muertas.”
ResponderEliminarApuntada (el word con libros que quiero/me interesan, no deja de crecer... empieza a ser inabarcable)
ResponderEliminarCada vez que aparece una de estas reseñas sobre autores argentinos contemporáneos, tomo conciencia de cuánta literatura de valor me estoy perdiendo. Creo que el áutor argentino más reciente cuya obra conozco en profundidad es Osvaldo Soriano! Con eso estoy diciendo todo...
ResponderEliminarSelva Almada publica una columna semanal en el diario Perfil de Buenos Aires. Muchas veces son interesantes, su mirada sobre la cotidianeidad es muy lúcida. Pero no he leído ninguna de sus novelas. Por lo que dices, Juan, esta tiene pinta de muy buena.
El Puma
Un libro que pinta muy bien y una " preciosa" portada.
ResponderEliminarSaludos
Hola a todos y ante todo, gracias por los comentarios:
ResponderEliminarEm efecto, Argentina parece gozar de un filón inagotable de escritores de gran calidad, en los últimos tiempos escritoras, o son las que llaman más atención, aunque en el pasado también hubo grandes escritoras como Silvina Ocampo o Sara Gallardo (si hacemos caso a Koldo, que es el experto)...
En cuntoa la cubierta, Lupits, no está mal, pero no llega al nivel de preciosismo de las novelas de highlanders, que ya sabes que son mis favoritas...
Por cierto, que justamente hoy Babelia nos ha copiado la idea de las "Malditas cubiertas", aunque claro está que sin la gracia y buen hacer de nuestra compañera Beatriz... ¡Una vez más, ULAD marca tendencia!
Hola. Recomiendo de la autora El viento que arrasa. Otra historia de lo más profundo de la Argentina, "El impenetrable".
ResponderEliminarJuan, por favor, anímate y haz esa reseña de la Pilcher que te pide el cuerpo, no te prives.
ResponderEliminarLa acabao de leer y todavía estoy impresionado por la gran calidad de lo leído. A mi también me ha hecho recordar la novela de García Marquez, aunque quizas más a "La muerte de Artemio Cruz" de Carlos Fuentes. Y también bastante de García Lirca quiero ver bajo esas navajas que brillan en los bailongos a donde acuden los dis personajes antaño amigos.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola a todos, me he incorporado al blog hace unos meses y este es mi primera entrada.
ResponderEliminarLo primero, primero: gracias a los redactores y lectores por sus reseñas y comentarios.
Soy un modesto lector, aunque cuando estudiante sí que leía mucho, en mis años de secundaria y universidad. Luego el trabajo, la familia, la emigración, los bajones de ánimo...
Ahora tengo serenidad y tiempo, quiero leer más y este blog me encanta; otra vez muchas gracias.
Ladrilleros me ha gustado mucho, la narrativa cercana, espontánea, familiar. Un estilo cercano a Miguel Delibes, pero en la Argentina litoral, rural.
La estructura no puede ser mejor, con ese comienzo de los desafiantes espachurrados por el suelo, sin verse, pero sabiéndose moribundos, cerca. La incorporación gradual de los personajes, la génesis de sus odios, los saltos narrativos en el tiempo, el armado final.
Una enemistad que se crece hasta la tragedia, sabida, irremediable.
Muy buena novela, ágil y corta.
PD: También leí 'El viento que arrasa', que recomendó Dr Fabián. Muy buena también. El Chaco profundo.
Saludos :)
Hola a todos!! lean No es un río, el último libro de Selva Almada , que completa la trilogía con el viento que ARRASA y ladrilleros.
ResponderEliminarmuy recomendable, un hermosa novela .
Selva Almada escribe con un conocimiento profundo de la cultura popular del interior de la Argentina.
Hola, Gustavo:
EliminarCreo no equivocarme si digo que en este blog seguiremos leyendo a Selva Almada, tanto el que dices como otros de sus libros.
Me parece una escritora estupenda, pero sospecho que poco conocida fuera de Argentina o al menos que algunas de sus coetáneas, lo que espero que cambie...
Un saludo.
Leí "El viento que arrasa" y también Ladrilleros.
ResponderEliminarLa primera se nota la influencia de Flannery Oconnor, que ella misma admite, pero falla en el conocimiento del lugar y temática, a diferencia de Flannery que era católica devota y oriunda del sur de USA, Almada es militante atea-feminista en su versión más simplona y aunque nació en Entre Rios se le nota en la construcción de sus personas de "clases bajas" una fuerte influencia de la "estética" del conurbano de Buenos Aires más que el estilo de vida y costumbres del interior rural.
Esto lo digo porque conozco varios pueblos del Chaco (donde transcurren ambas)incluyendo uno llamado Miraflores que está en la puerta del Impenetrable (que es donde se queda el coche del reverendo Pearson) y vivo en la provincia vecina. En ladrilleros básicamente creó personajes entremezclando el lenguaje de distintos grupos sociales de Argentina y una dinámica más "villera" (de las villas y barrios bajos de las grandes ciudades) que pueblerina.
En resúmen, son buenos relatos, pero genéricos o "universales" (pueden transcurrir en México, Brasil o El Salvador que da igual) no los recomiendo tanto para sumergirse en el interior del país, el litoral al menos.
Buenos días, Nes:
EliminarPuede que tengas razón; no puedo decir nada sobre las sutilezas regionales dentro de Argentina... A decir verdad, no soy capaz de distinguir a argentinos y uruguayos, por ejemplo y apenas a los chilenos, así que tengo que dar por bueno lo que me digáis. En todo caso,reitero que ésta me parece una muy buena novela, independientemente de dónde se desarrolle la historia.
Un sañudo y gracias por oa visita.
Hola, Juan.
ResponderEliminarMuchas gracias por la recomendación; me ha gustado mucho: la estructura narrativa es de las que atrapan (por lo menos a mí) y a pesar de lo que han comentado en torno al uso del lenguaje, a mí me ha cautivado y me lo he creído todito... (será ignorancia). Leeré de seguro otras obras suyas que recomiendan algunos parroquianos del blog.
" Un día su cuerpo dejará de quedarle chico a tanta furia como siente desde que tiene memoria".
Eskerrik asko berriz!
Ez horregatik, Isabel. Me alegro que tehaya gustado. Yo también leeré más libros de esta autora, cuando baje un poco el tsundoku ; )
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