Título original: Μια ζωή ακόμα
Año de publicación: 2016
Valoración: Muy recomendable
Más allá de la eterna polémica sobre si el
autor es independiente o no de su obra, lo que implica que alguien puede escribir
maravillas, incluso repletas de buenas intenciones, y ser un completo
indeseable, hay escritores que recordaremos siempre porque a la excelencia de
su escritura se une un indudable propósito de mejorar la realidad. Y no estoy
hablando de moralistas que dictan al lector la lección que ha de extraer de su
historia, sino de personas que imaginamos afables y cuya mirada es limpia, lo
que no es óbice para que conozcan y reflejen la inmundicia todo lo a menudo que
haga falta. Por supuesto, esto no es frecuente, se me ocurren solo dos o tres
nombres entre los autores que conozco.
Dicho esto, e intuyendo que Kallifatides
pertenece a este grupo, confieso mi decepción por no haberle conocido hasta
ahora. Tampoco era fácil, aunque lleva publicando cincuenta años no hay apenas nada traducido al castellano según tengo entendido. Una pena. Tengo verdadero interés en
leer alguna novela suya por dos razones, en primer lugar, porque lo que hoy
reseño no es exactamente ficción, y eso no le resta interés en absoluto pero no
es representativo del conjunto de su obra. Y lo más importante: tanto si me
sorprende como si no, tengo bastante claro que encontraré lo que estaba
buscando.
Decía que Otra vida por vivir no es una novela, que no es ficción en el
sentido estricto del término y es verdad, pero en literatura la objetividad
absoluta no existe. Sueños, recuerdos, fantasías se cruzan en el camino del
escritor y le obligan a tenerlos en cuenta. Theodor, en el último tramo de su
vida, mira hacia atrás y reconoce un desarraigo al que no había dado
importancia porque estuvo demasiado tiempo ocupado recorriendo ese camino que tanto le
alejó de sus orígenes. Al vértigo de haber cumplido los ochenta se une una
sequía creativa que, dadas las circunstancias, puede significar el fin de una
larga carrera. A partir de ahí, su juventud y Grecia, ambas ya tan lejanas,
parecen reclamarle de alguna forma. Es consciente de que abandonó su idioma
materno para escribir en sueco muchos años atrás, que mujer e hijos pertenecen
a esa tierra y siente el vacío de quien renunció a una identidad y no ha sido
capaz de retener lo que hasta entonces le había definido. Angustia existencial o como queramos llamarlo, vivida con serenidad y lucidez, que vuelca en estas
páginas, alternando presente y pasado, retazos biográficos y circunstancias
históricas, sentimientos y datos objetivos.
Esta obra es, pues, una mezcla de
autobiografía, ensayo y ficción, un territorio híbrido para el que no hay
fórmulas previas, cada caso particular exige soluciones distintas que no se
encuentran fácilmente. Estoy hablando de la tan denostada auto-ficción, que en
sí misma no tiene nada de malo, la prueba es que en este caso, valiéndose de
ella, Kallifatides nos da un paseo por el mundo de las ideas y el de los hechos.
Conocemos su postura ante los sucesos actuales, junto a él volvemos a Grecia, a
su mundo cotidiano, al drama político y económico que el país experimentó hace
solo unos años en el período más agudo de la crisis, al lugar que le modeló y
que parecía haber perdido pero que está siempre allí, en lo más profundo de su
persona. Y comprendemos que la supuesta pérdida de facultades solo fue un
bache sin importancia que ha dado lugar a un texto de solo centenar y medio de páginas que emociona por su verdad y
sencillez.
Hola Montuenga:
ResponderEliminarUn escritor completamente desconocido para mí. Una pena que su obra no esté más traducida al castellano.
Saludos
La verdad es que este libro no me llama la atención, pero me ha gustado tu entusiasmo. No conocía al autor, pero tengo curiosidad por alguna novela suya. Como dices, es una pena que no se le hayan traducido muchas obras.
ResponderEliminarBesos!
Gracias por la reseña kempes 19
ResponderEliminarUna delicia de libro, totalmente recomendable
ResponderEliminarHola! gracias por la reseña, espero poder leerlo. Muy bueno blog.
ResponderEliminarUna joyita, breve pero inmenso por su contenido. Totalmente recomendable. Hay publicado otro en castellano "El asedio de Troya", estoy deseando poder comprarlo y leer con placer.
ResponderEliminarSobrevalorada. Sobre dos o tres anécdotas, que no son sino lugares comunes, se construye un relato ombliguista, pueril y vacío.
ResponderEliminarNo resulta del todo atractivo pero tiene partes buenas o al menos reflexivas
ResponderEliminarYo tampoco lo conocía, Gabriel. La información sobre el autor en castellano es escasa y dispersa, pero llegué a la misma conclusión que Pfont: el único traducido es "El asedio de Troya". Por cierto, gracias, Pfont y me alegra que coincidamos. Si alguien tiene más información, por favor, que la comparta.
ResponderEliminarYa sabes, Narayani. Yo también lo buscaré, aunque dejaré pasar algún tiempo.
Gracias a ti, Kempes 19.
David, cuando lo leas ya nos dirás qué te ha parecido.
Veo que los tres anónimos discrepan entre sí. A uno le ha encantado, a otro no le ha gustado nada y al tercero le ha parecido regular. Tome nota quién esté pensando en leerlo porque parece que no le gusta a todo el mundo. Por eso siempre recomiendo hojear el libro antes de llevarlo, a mí me funciona.
Saludos a todos.
Buenas. Llevo tiempo siguiendo sus reseñas, pero hoy será mi primer comentario. Este librito ha sido de lo mejor que he leído este año. Lo leí lentamente, saboreando las frases, lamentando que fuese tan corto. Me pareció lleno de luz y verdad. La que da mirar la vida (y a uno mismo) desde la atalaya de los 80 años de vida, que no es poco. Coincido con todo lo que se dice en la reseña. Muy recomendable para una tarde de invierno apacible. Sentados al sol. Estas últimas semanas se publicó su última obra, a la que hacen referencia los comentaristas. Parece ser una reinterpretación del asedio de Troya. Ideal para los tiempos confinados que corren.
ResponderEliminarHará un par de meses la Vanguardia lo entrevistó.
Un saludo.
Bueno, acabo de terminar "Otra vida por vivir" que conseguí en formato PDF. Puesto que llegué a ella a través de esta reseña sentia la necesidad de decir " Este librito ha sido de lo mejor que he leído este año. Lo leí lentamente, saboreando las frases, lamentando que fuese tan corto" pero se me adelantó Diego.
ResponderEliminarMe alegro un montón de que hayas disfrutado tanto esta obra, diego. No es para todo el mundo, no para los que solo buscan emociones fuertes, pero estamos de acuerdo: nos gusta porque es un libro bien escrito, que transpira sinceridad y trata un montón de asuntos tanto privados como colectivos alternando pasado y presente. Esto, que ya escribí en la reseña, lo repito como resumen para animar a los que pasen por aquí en el futuro. Por otra parte, creo (y puede que me equivoque) que su última obra es esta, me parece que El asedio de Troya es la última traducida. Celebro que estemos tan de acuerdo y espero que sigas entrando en el blog.
ResponderEliminarHola Magda. Gracias por tu confianza, y te digo lo mismo que al anterior comentarista: está bien debatir e intercambiar opiniones, pero encontrar lectores que coinciden contigo es una sensación muy agradable. Saludos y hasta la próxima.
A mí me ha parecido una lectura cómoda y agradable. Destacaría algún punto de vista especial que aparece. En primer lugar esa voz de un hombre viejo que mira hacia atrás con miedo a que no haya un futuro en un momento de su vida y que, sin embargo, sobrevive a ese momento. Por otro lado el emigrante que ha visto evolucionar una sociedad avanzada, como la sueca, y volver a retroceder por motivos económicos y políticos. Y por destacar solo otro más, en el buen sentido de la palabra, la soberbia con la que observa el mundo un hombre satisfecho de su obra y que no rehuye el reconocimiento sino que lo expone como motivo fundamental del artista.
ResponderEliminarPues creo que has encontrado las tres patas que sirven de base a este libro, con eso has hecho una síntesis completa con el menor número de palabras posible. (O sea, una reseña más corta que viene a decir lo mismo que la mía.)
ResponderEliminarSolo cambiaría "soberbia" por "orgullo" en el último párrafo, me parece que se ajusta más al carácter del personaje y, quizá, a lo que tú querías expresar.