Título original: You Know You Want This
Año de publicación: 2019
Valoración: Está bastante bien
Permítanme que la presente ya que no ha tenido tiempo de darse a conocer, al menos aquí, en España. Kristen Roupenian, escritora de la costa este estadounidense, inició su carrera literaria gracias a un golpe de suerte: acababa de publicar un relato en prensa sobre las relaciones de poder entre sexos justo en el momento en que el Me Too provocó el impacto emocional del que todos tenemos noticia. Lo estás deseando es el primer volumen que publica, se trata de un conjunto de relatos, con las limitaciones previsibles y la temática que podía esperarse dadas las circunstancias, que supone un buen comienzo y augura una interesante trayectoria.
Aquel primer relato publicado en su día
por The New Yorker se titulaba Un tipo con gatos y se incluye aquí
junto con alguno más aparecido en revistas, pero la mayor parte son inéditos. Echando
un vistazo a las menciones en español de la obra, encuentro que, quizá
influidos por el revuelo que causó en Estados Unidos, hacen especial hincapié
en su temática sexual que, efectivamente, constituye el telón de fondo en la
mayoría de las trece piezas que lo componen, pero no resulta tan explícito como
para calificar el conjunto de erótico, creo yo. Existe, desde luego, mucho
morbo, violencia real o soterrada, obsesiones, deseo de dominación y, por
supuesto, deseo sexual.
Con el primero, Chico malo, nos metemos de cabeza en ese mundo perverso. La trama
de Look at your game, girl, con
protagonista adolescente, avanza a base de malentendidos sin que llegue la
sangre al fuego, como comprobamos con una mezcla de alivio y decepción. Peores
intenciones tiene la adolescente de Sardinas
en lata que, excepcionalmente, promete menos de lo que finalmente ofrece a
los lectores. Destacaría también por la intensidad de su clima emocional Cicatrices y El signo de la caja de cerillas. Deseos suicidas contiene un potencial enorme bastante
desaprovechado. El resto me ha parecido más anodino, incluso aquél que le dio
la fama, y alguno de ellos innecesariamente largo.
El terreno en el que se mueve la autora es
inquietante, las atmósferas suelen ser irrespirables, en la mayor parte de los
casos se masca la tragedia, que resuelve con mayor o menor fortuna. En cuanto a
la forma de narrar es siempre lineal, su redacción correcta, el ritmo bien
manejado y la relación de causa-efecto clarísima, pero los personajes se
parecen demasiado, sobre todo el sujeto dominante y perverso que, por cierto,
no necesariamente es el varón. También es idéntico el ambiente en que se mueven
los individuos, así como el tono de los relatos. Lo menos logrado es esa
linealidad que mencionaba, pues no solo se limita a narrar en riguroso orden
cronológico, es que no hay un solo alarde, una insistencia, una descripción, un
enfoque peculiar que otorgue entidad a las historias, todo lo contrario, más
bien parecen informes notariales, eso sí, casi siempre intrigantes y sin
ninguna dificultad lectora.
Tratándose de una temática tan oscura, esperaba
mayor oscuridad narrativa, y es que la necesaria ambigüedad de casi todos los
desenlaces contrasta con la claridad de su núcleo. Además, se ven demasiado las
costuras y todavía más las influencias de los grandes maestros a los que,
adivinamos, pretende emular sin conseguirlo, como es lógico. A estas alturas,
casi todo está ya dicho, los recursos están más que explorados desde siglos
atrás y hay que hilar muy fino para destacar en ámbitos misteriosos y terroríficos.
Zozobra, desasosiego, sí, ¡cómo no! ya que son bazas indispensables, pero de
forma bastante contenida y, como digo y era de esperar, no demasiado original.
Sin embargo, y aunque es evidente que le falta rodaje, leemos a Roupenian con
el placer que provoca situarse en el incómodo terreno al que intenta –y en
muchos casos consigue– trasladarnos.
Hola:
ResponderEliminarSé que mi comentario no tiene que ver con la calidad del libro ni de la reseña, e incluso puede verse como una frivolidad, pero caray, vaya cubierta horrorosa que le han puesto... ¡Cúrratelo un poquito más, Anagrama!
Además, perece un título de un trap (ligándolo a la reseña de ayer) "Nena, lo estás deseando"
ResponderEliminarJunto a las cubiertas de Amélie Nothomb, de lo más feo que he visto.
Lo siento, no me atrae, pero gracias.
Muy de acuerdo con ambos. Supongo que han pretendido mostrar la desazón que causan los relatos (y consiguen unos más y otros menos) pero podían haber buscado algo con mayor altura estética. A mí el género me gusta (no sé cómo referirme a él, los expertos sois Juan y Oriol) pero, como digo en la reseña, à estas alturas es difícil impresionarnos.
ResponderEliminarJuan, me sumo a tu petición. A ver si Anagrama nos lee y toma nota.
Anónimo, esta es aún peor que las de Nothomb, ¡que ya es decir!
Interesante montuega. Gracias mil kempes 19
ResponderEliminarMuy bien, Kempes.
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