Idioma original: Polaco
Año de publicación: 1960
Traducción: Teresa Benítez
Valoración: Recomendable
“Un romance de provincias” es un
libro que, pese a ser originalmente publicado en 1960, tiene tal aire a
clásico que trae a la mente novelas del romanticismo del siglo XIX. Sus apenas 100 páginas se dividen en tres
capítulos que vendrían a corresponder a los tradicionales planteamiento, nudo y desenlace.
Sin destripar gran cosa, el libro
podría resumirse en … Una población de provincias, a
orillas de Vístula, en la que vive Elzbieta, joven (o no tanto según los cánones de la época y el lugar) de 24 años a quien su madre, enferma y viuda, pretende casar con un hombre mucho mayor: el
ingeniero Soniewicz. Pero (alargad la e todo lo posible) procedente de Varsovia llega a provincias el poeta Milobrzeski. Deslumbramiento, atracción por lo desconocido, polos
opuestos, campo y ciudad, mujer joven e inocente, hombre que piensa más con "salva sea la parte" que con el cerebro… Enamoramiento,
encuentros sexuales, equívocos, malentendidos, habladurías y un desgraciado “accidente”.
Este argumento, a simple vista,
puede parecer un dramón como esos con los que algunas cadenas de televisión nos amenizan las sobremesas de los fines de semana. Afortunadamente para los lectores, Filipowicz
consigue esquivar hábilmente el previsible drama lacrimógeno y da una vuelta de tuerca a la historia.
Porque “Un romance de
provincias” es, sobre todo, una denuncia de la situación de la mujer en el
mundo rural de la Polonia de posguerra. Elzbieta y el resto de protagonistas femeninas
de la historia (con una pequeña excepción) aparecen atadas de forma férrea a
las convenciones sociales, al miedo a salirse del guión y ser por ello
estigmatizadas y Filipowicz logra registrar de forma más que convincente la
tristeza y la resignación que gobierna la vida de esas mujeres. Es, además, un completo cuadro de la vida en la pequeña
ciudad, con sus estrecheces económicas y “morales”. Los diferentes personajes
que van apareciendo (el cura, el médico, etc) contribuyen a crear ese mundo en
miniatura y a hacer que paulatinamente la
sensación de asfixia vaya aumentando.
Es, por tanto, el interesante descubrimiento de un autor hasta ahora inédito en España. A ver si, con un poco de suerte, se abre la veda y nos llega algo más de Filipowicz.
Gracias por la recomendación, no conocía ni el libro ni el autor, pero tomo nota porque creo que me puede gustar.
ResponderEliminarPor cierto, he alargado mucho la e y ha funcionado muy bien. ;-)
¡Besos!
Koldo, yo lo leí y, aunque me gustó, encontré que le faltaba la redondez de la obra de, por ejemplo, Natalia Ginzburg, cuyas creaciones son afines en estilo, temas y tono. Fui luego a un club de lectura a discutirlo con uno de los editores de Las afueras y parece que a los demás la novela les gustó bastante más que a mí.
ResponderEliminarEspero que si lo lees, Narayani, te animes a compartir tus impresiones.
ResponderEliminarY Ginzburg es mucha Ginzburg, Oriol
Tiene muy buena pinta koldo saludos kempes 19
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