Idioma original: español
Año de publicación: 2017
Valoración: recomendable
Hace tiempo que las frases "En España no se escribe ciencia ficción" y "Las mujeres no escriben ciencia ficción" vienen siendo desmentidas de forma rotunda y reiterada, lo que no evita que se sigan repitiendo como un mantra por quienes no leen ciencia ficción española y escrita por mujeres. Ya en este blog reseñé hace un tiempo Poshumanas y distópicas, la antología en dos volúmenes que venía a probar que hay un número no desdeñable de escritoras de este género en España e Hispanoamérica, desde Pardo Bazán a Rosa Montero pasando por Elia Barceló o Laura Fernández. Y por otra parte algunas editoriales, entre las que destaca la ed. Cerbero, han realizado una importante labor de promoción de autoras de ciencia ficción y género fantástico, como Cristina Jurado, Sofia Rhei o la propia Nieves Delgado, autoras que se han convertido en referentes del género en España. Es el caso del relato "Casas rojas" (incluido en la antología Poshumanas y distópicas), o de esta novela corta, 36, ambos de la autoría de Nieves Delgado y que fueron premiados (en el primer caso) o nominados (en el segundo) a algunos de los premios más prestigiosos del género en España.
En el caso de 36 nos encontramos ante una novela breve (unas 100 páginas, como es habitual en muchas publicaciones de la editorial Cerbero) que explora el tema de la Inteligencia Artificial, y su relación con la idea de lo (post)humano. El argumento, de hecho, es bastante lineal: en una "granja de Inteligencias Artificiales" despierta una nueva conciencia particularmente curiosa y comunicativa, a la que dan provisionalmente el nombre de 36. Esta inteligencia artificial pasa por diversas etapas de crecimiento, intelectual y emocional, y va siendo transferida de un cuerpo infantil a otro adolescente, y luego a otro adulto, mientras aprende a relacionarse con el mundo que la rodea, y con los humanos que la crearon y que tienen depositadas en ella grandes esperanzas. Pero llega un momento en que las cosas se tuercen, y 36 (y también el resto de IAs) deja de actuar como se espera de ella... Y no voy a contar mucho más para no hacer spoilers.
Lo mejor de la novela, sin duda, es su capacidad para plantear cuestiones y problemas éticos y filosóficos, algo para lo cual el género de la ciencia ficción parece ser especialmente propicio. El primero, como ya apuntaba, el de la definición de lo humano. ¿Qué es lo que nos separa de los animales, y de las máquinas? ¿En qué punto un ser artificial con conciencia se convertiría, si no en un ser humano, sí en su equivalente, y por lo tanto digno de la misma dignidad, protección y derechos? ¿Dónde radica la especificidad de lo humano? Y yendo aún más allá, ¿realmente existe esa especificidad, o es un simple cliché acrítico heredado de siglos de pensamiento antropocéntrico?
La segunda cuestión, muy relacionada con la anterior, es la que se pregunta por la relación entre identidad y cuerpo, y también entre humanidad y corporeidad. (En muchos momentos es difícil no pensar en la película Her, que viene a plantear algunas cuestiones semejantes). Si nuestro cuerpo es sustituido (como ya lo es, al menos parcialmente, en algunos casos) por prótesis o mejorado mediante piezas no humanas (por ejemplo, las lentes artificiales que se colocan después de una operación de cataratas), ¿seguimos siendo completamente humanos? ¿Y si ese proceso se llevase hasta el extremo, y nuestra conciencia se transfiriese a un contenedor externo (a un ordenador, por ejemplo)? ¿La identidad es solo memoria? ¿Solo cuerpo? ¿Una combinación de ambas?
Son estas, naturalmente, preguntas clásicas de la literatura y el cine de ciencia ficción (cómo no recordar los replicantes de Blade Runner o la sufrida humanidad de Robocop), que Nieves Delgado recupera y plantea de forma directa, a través de las propias indagaciones y conversaciones de su IA protagonista con su padre adoptivo y con su psicóloga de cabecera. Más personal, y menos transitada en cambio, es la pregunta relativa al sexo y al género, y su relación con las cuestiones anteriores: en el universo de 36, una vez que las Inteligencias Artificiales llegan a la edad adulta, deben escoger entre un cuerpo masculino o femenino, algo que a 36 le parece absurdo: ¿por qué un ser que no está ligado necesariamente a un cuerpo debe ser sexualmente asignado, y por lo tanto ser percibido socialmente como perteneciente a un determinado género? ¿Tan difícil de imaginar resulta la existencia de seres que no respondan a las divisiones masculino/femenino, que se sitúen en los resquicios de esta clasificación o incluso que se resistan a ella? ¿Tener genitales X o Y tiene realmente alguna importancia, o importa más el modo como somos externamente visibilizados y clasificados?
Como se puede ver por la reseña, esta es una novela que plantea decenas de preguntas, y que no aspira a responderlas todas, ni siquiera en un plano meramente narrativo. Así, muchos de los comportamientos de 36, y también de las demás IAs, resultan misteriosos, y al acabar la lectura solo nos quedan suposiciones para intentar explicarlas. Esta capacidad para provocar preguntas (que el editor de la obra destaca en su entusiastísimo prólogo a la tercera edición) es sin duda la mejor virtud de la novela. Pero, al mismo tiempo, y de forma algo paradójica, me habría gustado también (y en contra de lo que suele sucederme) que la novela tuviera cien o ciento cincuenta páginas más, para que la autora hubiera desarrollado más en profundidad algunas de estas cuestiones. De hecho hay pasajes de la trama que parecen algo apresurados (por ejemplo el relato de la infancia y adolescencia de 36), y el desenlace resulta también algo abrupto, como si se nos hubiera birlado algún capítulo intermedio.
Tengo la impresión, que intentaré comprobar leyendo más obras de la autora, que Nieves Delgado se encuentra más cómoda en el relato ("Casas rojas" me pareció muy bueno, y hay secciones en 36 que casi podrían funcionar como relatos independientes), donde funciona mejor lo de plantear situaciones sin explicarlas o resolverlas, y que hay partes de 36 que están escritas solo para poder llegar adonde la trama quiere llegar (pero que en un relato serían perfectamente prescindibles). Por ahora, voy a comprarme también UNO, publicado igualmente por Cerbero, para poder formarme una opinión más fundamentada sobre su trayectoria. Las conclusiones que saque, las contaré por aquí.
Hola, algo de literatura erótica?
ResponderEliminarSeguro que sería interesante
ResponderEliminarGracias Santi por tan magnífica reseña en este raro jueves santo. Kempes 19
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