Año de publicación: 1929
Valoración: Imprescindible
Para haceros una idea de lo
importante que ha sido y es este libro en la Historia de la literatura
argentina basta decir que el ejemplar que tengo en casa, y que compré y leí
hace ya unos cuántos años en Buenos Aires (pequeño adelanto de biografía
lectora), pertenece a la edición número ¡¡¡48!!! de la Editorial Losada.
Publicada originalmente en en el año 1929, época durante la cual dos grupos (Florida y Boedo) más o menos enfrentados en su
concepción artística, política y social dominaban el panorama literario, la obra Artl se
engloba dentro del grupo de Boedo y en ella se observan parte
importante de los elementos que lo caracterizaron, más centrados en
aspectos de “contenido” que de “continente”.
La devolución por parte de Remo Erdosain de un dinero que él mismo
robó en la empresa en la que trabaja es la anécdota que pone el marcha en mecanismo de una novela en la que se narran los estados subjetivos y actos de sus protagonistas, en especial del propio Erdosain, en los tres días posteriores a la denuncia de los hechos.
En términos generales, podríamos
calificar a “Los siete locos” como novela filosófico - existencialista, sobre
todo en su primera parte, en la cual Arlt desarrolla un brutal tratado acerca
de la humillación y de la angustia individual. Centrada casi en exclusiva en
Erdosain, - pero el ya estaba vacío, era
una cáscara de hombre movida por el automatismo de la costumbre - Arlt
analiza en detalle la vinculación entre el hombre y la sociedad, entre el hombre y
la idea de Dios, la búsqueda de un sentido dentro de una vida extraña iluminada
por breves fogonazos de esperanza.
Esta primera parte trae inevitablemente
a la mente a Dostoyevski y a sus personajes angustiados que buscan ser a través del crimen para ser
asaltados después por dudas, culpas y remordimientos, pero también a un Unamuno
con humor, a un Sartre porteño. Y es que la vida se mueve entre la extrañeza,
el desarraigo y la bufonada, entre lo profundo y el folletín.
La forma elegida por Erdosain
para escapar de la angustia que lo oprime es la “pertenencia” a algo superior, ya
sea como venganza o redención. Ese algo
superior será una sociedad secreta ideada por el Astrólogo, líder nihilista, mitad filósofo, mitad iluminado, loco y cínico visionario que justifica la creación de la nueva sociedad por la pérdida de todo credo teológico y por la eterna necesidad del hombre de creer en algo, sobre todo en tiempos de inquietud y desorientación, y compuesta por seres abúlicos, extraños y contradictorios, de nombres tan sugerentes como El Rufián Melancólico, El Buscador
de oro, El Hombre que vio a la partera o El Mayor. Así, esta sociedad, organizada a partir del crimen y la mentira,
supondrá una vuelta a los dioses, encarnados en la figura de un superhombre
situado por encima de las normas morales y capaz de ejecutar los actos más
terribles.
Por tanto, la segunda parte de “Los
siete locos” ha de ser leída en clave filosófica, pero también política y
distópica. En este sentido, uno de los mayores logros de Arlt es el de
prefigurar la evolución de la situación política de su tiempo, a nivel
latinoamericano y mundial.
Junto a esto y al ya comentado relato del desarraigo y angustia del hombre de sus tiempo, quisiera mencionar un par de aspectos relativos a la voz narrativa. Por un lado, se observan dos registros a lo largo del texto: el lenguaje "universal" del narrador y el uso del habla popular en la voz de los protagonistas, lo que enlaza, en parte, con el lado folletinesco de la novela. La combinación de ambos elementos funciona. Por otro, me parece que la figura de narrador "chirría". Pese a que él mismo admite que lo que cuenta es fruto de las confesiones de Erdosain, su posición varía a lo largo del texto y se observan varias capas, además de la confesional, que no acaban de casar con esa información que nos facilita el propio narrador.
Quizá este último apunte hace que "Los siete locos" no sea una novela perfecta, pero no es obstáculo, al menos para mi, para que sea una novela imprescindible por magnífica, sórdida, compleja y densa.
P.S.: "Los siete locos" tiene su continuación en "Los lanzallamas", novela que próximamente reseñaremos por aquí
También de Roberto Arlt en ULAD El juguete rabioso, Los lanzallamas
Hola Koldo:
ResponderEliminarHerejía: a mí Los siete locos me ha parecido una novela “mal escrita”. Piglia decía que esa era justamente su genialidad.
En mi caso no funciona. No sé si me he explicado.
Gracias por la reseña!
Muy buena reseña. Coincido totalmente con la valoración. Con respecto a que escribía mal, en algún lugar he leído que él mismo lo reconocía: “tengo faltas de ortografía, ¿y qué?, tengo pésimo gusto ¿y qué?, no sé escribir ¿y qué?, no terminé el colegio ¿y qué?, acá estoy”.
ResponderEliminarMuy buena reseña, Koldo.
ResponderEliminarNo he leído el libro todavía (lo tengo pendiente), pero permite que diga mi parecer sobre la mala escritura. Hay autores (entre ellos, Alberto Laiseca, argentino como Roberto Arlt) que escriben "mal", adrede o no, y ese acabado entre cutre y naif beneficia a su obra. No sé si es el caso de "Los siete locos".
Pues es posible que Arlt no sea técnicamente un superdotado, pero para mí su forma de narrar tiene mucha fuerza. Algo parecido a lo que pasa con Dostoyevski, quizá.
ResponderEliminarEs que existen novelas en que lo importante no es que estén mejor o peor escritas sino una genialidad subyacente que vive en sus páginas y se apodera del lector. Entonces es cuando uno dice: esta es una novela distinta, habrá otras mejor o peor escritas, indudablemente, pero esta es especial, dice algo que no dicen las otras, y su voz es potente y original. A saber si "La metamorfosis" de Kafka está bien o mal escrita en su alemán original; pero es una obra maestra total y absoluta porque a través de una historia fantástica nos avisa de lo vulnerable que somos pese a que estemos rodeados de familiares cariñosos y atentos, un buen trabajo y un apacible entorno burgués; todo eso se puede esfumar de un soplo, o era un sueño: esa incertidumbre es la condición humana. Después de esa lección, da igual que la sintaxis sea tortuosa. Cuando leí hace meses "Los siete locos"(es lo único que he leído de Arlt) me dije: cuidado, porque esta novela desconcierta, pero es genial y premonitoria. Avisa de una cosa importante: el hombre desarraigado de la modernidad desea también pertenecer(como muy bien subraya Koldo en su reseña), quiere formar parte de algo superior a él para salir del "laberinto de la soledad", por pedir prestado el título de Octavio Paz. Es lo que le sucede a Ardosain: el mundo exterior, lo de fuera, la vida cotidiana, son sombras sin la mayor importancia, sin consistencia. Lo cotidiano es gris, anecdótico. Esto lo subraya estupendamente la novela cuando su protagonista recorre en plan peripatético las calles del Buenos Aires de 1929. El paisaje exterior aparece como difuminado, triste, monótono. Lo que realmente cuenta es el monólogo interior. Refugiarse en un mundo de ilusiones para escapar de uno mismo y del duro bregar del día a día. Vivir el sueño. Pero esta ilusión es peligrosa porque al final Erdosain acaba siendo esclavo de un iluminado, el astrólogo, que quiere regenerar a la humanidad con un sistema despótico de dominación carismática que es sencillamente el fascismo. Arlt lo vio venir. Y ahí está la segunda genialidad de la novela: que no es únicamente una pionera de la literatura existencialista rioplatense ("El pozo" de Onetti no se publicará hasta 1939), sino que es profética también en el plano directamente político: en 1929 estalló el crack de Wall Street, en 1930 se acabó la breve experiencia democrática argentina tras un golpe militar. El cesarismo de las masas estaba ya en plena ebullición porque existían muchos Erdosain deseosos de nuevas esperanzas. Arlt capta esta convulsión social genialmente. El hombre desarraigado no se convierte en insecto, o se suicida, o se refugia en el nihilismo o el cinismo, no, el hombre de la calle deseperado se enrola en la tropas de asalto del astrólogo y adelante, ya tiene una causa por la que matar o morir (que la causa sea en sí misma un sarta de disparates es lo de menos). Su advertencia de una solución política totalitaria y letal al desarraigo hace de este libro algo magistral. Imprescindible, sin duda.
ResponderEliminarNada más que añadir, amigo! Gracias por la visita y el comentario
EliminarA Onetti le preguntaron algo así: ¿Cómo es posible que sus dos mayores referentes sean tan distintos. Faulkner y su excelente escritura, por un lado, y Arlt y su "mal escribir" por otro?
ResponderEliminarY Juan Carlos respondió algo así: Faulkner me cautivó por su riqueza y estilo, pero Arlt era el escritor que mejor conocía la calle, la gente, el ampa del Buenos Aires sobre el que escribía. Y su opinión sobre Arlt la basaba en este libro que has traído hoy.
Joder, Diego! La Santísima Trinidad!!
ResponderEliminarBuenas. Hace tiempo que quiero leer algo de Arlt, y oh casualidad, ayer sacasteis esta reseña y por la tarde, de paseo, vi Los Lanzallamas. Como justo había leído que es una continuación no lo compré, pero, se puede leer como libro independiente o es una segunda parte muy SEGUNDA PARTE, canónica?
ResponderEliminarBueno, y es mi primer mensaje en al menos un año desde que os llevo leyendo cada día. Me encanta el blog.
Es necesario leer Los siete locos antes de leer Los lanzallamas. La "acción" continúa, mismos personajes...
ResponderEliminarYa nos contarás si lo lees!
Ah, y que sea el primero de muchos comentarios, por supuesto!
Arlt es mucho menos conocido por nuestras tierras de lo que realmente se merece, buena reseña
ResponderEliminarPiglia. Fundador de la iglesia Arlt. Arlt es de lectura obligatoria (al menos 《El Jugete Rabioso》) en los colegio de Argentina. Quieren asociarlo al grupo boedo, cuando el tenía una postura displiscente con esas improductiva yuxtaposiciones. Su objetivo (me encomiendo a Bolaño) fue tal vez hacer dinero. Y si quedaba un espacio de tiempo, tocar con las yema de los dedos a la literatura. Luego dejar correr agua que no hubo de beber, por debajo del puente. Puente de corrientes porteñas abismales como borges, macedonio, bioy casares, sabato, güiraldes, etc.
ResponderEliminarTambien es el precursor y fundador (tal vez el personaje rufian, Erdosain, para mí, contribuye en este caso a esa frase. Por ejemplo, qué decir de la rosa de cobre) de la frase criolla que reza: "lo atamos todo con alambre". Que era un buen narrador o no, temas aparte. Logró escribir, lo cual es una forma de decir que se digno a bajar a los arrabales y salir de ahí con una vision acertada, como ningun otro pudo, la realidad porteña. Lo mismo en los《Aguafuertes》. Y volviendo a Piglia..., él encuentra en borges y Arlt la coincidecia del buen mentiroso y "cuentero". Y Arlt tiene ese talento para relatar cuentos y novela con tan poco: dale un manojo de alambre y te construye una obra de arte. Es el midas de la decadencia. Pero ėl estå inmerso en el barro, en la mugre, en las malas traducciones, etc. Y desde ahí, mientras habla de mujeres con sus compañero de trabajo(perdon Bolaño, ¡heme aquí! ¡helas aquí!, chileno eterno), narra ficciones desgarradores.
Y si le seguiran leyendo por muchos años más, y toda esa dudas, yo creo que, acá, en Argrntina, ya salen del secundario conociendo a Arlt antes que a borges. Prueba de que fue un muy buen seductor, que incluso hasta (quien sabe si no fue con un poco de ayuda de Piglia) a los ideologos educadores fueron embrujados y por ello imparten una religion que ni siquiera es ficticia(no las hay en su ficcion) ni real. "Se creyeron el cuento", diriamos). El humor Arltiano trasciende. Y bueno, no sé quė más.
Ah, sí. Excelente blog. Un genio. Sigan siempre así.
Entiendo que el comentario de "Tengo una vaca" (me encanta) se refiere a Latinoamérica en general. Sea como sea, una pena. Y en cuanto al comentario de McLuhan, pues poco puedo decir salvo que lo suscribo casi al 100%. Hasta en lo de que esté en un excelente blog!!
ResponderEliminarUn saludo
https://youtu.be/KCwqeoNKSTU
ResponderEliminar¡Qué bueno, Gabriel!
ResponderEliminarMe alegro que guste, Koldo. Espero sirva a todos.
ResponderEliminarSe piensa a Arlt en contraste con Borges por momentos, y es algo absurdo eso.
¿Qué es escribir "bien"?
Si pienso en esos términos, entonces, Oliverio Girondo escribía mal,y el Trilce de Vallejo debería ser una porquería.
Hay arte, o no hay arte, es sencillo.
Saludos cordiales desde Buenos Aires
Me está costando... leerla, a veces me da bastante ...agh... asco físico, osea fisiológico... supongo que eso quiere decir que es buena. Me produce una sensación de no querer seguir sabiendo que pasa porque todo es demasidado sórdido, gris. .. etc... total que la deje hace un año y ahora la etsoy retomando... veremos. Ya os contare que pasa
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