Título original: Moonglow
Traducción: Javier Calvo
Año de publicación: 2018
Valoración: Recomendable
Para irnos situando, Michael Chabon viene siendo presentado bajo esa peculiar etiqueta de la Next Generation, como tantas otras un invento editorial para referirnos a un grupo de autores estadounidenses, con Foster Wallace y Palahniuk como nombres más destacados, y que tienen en común –además de ser traducidos varios de ellos por Javier Calvo- poco más que una fecha de nacimiento cercana, cierto poso de cultura pop y alguna afición por la (auto)biografía y sus colindantes.
Sobre este último elemento, el biográfico, se levanta el armazón de esta voluminosa obra de quinientas y pico páginas: Chabon reconstruye la vida de su abuelo a partir de las largas conversaciones que tiene con él poco antes de su muerte, dejando claro que esto es una novela, y por tanto incorpora ficción, seguramente coherencia y algo de músculo en alguna medida que desconocemos, aunque algún indicio hay en las notas finales. El abuelo es un ingeniero judío de temperamento bastante explosivo cuya vida queda marcada por dos de las grandes fuerzas clásicas: el amor y la guerra.
Pese a ser un tipo duro casi de película (o precisamente por eso), se enamora hasta las trancas de una mujer (la abuela) que tiene algo de bruja y que cae progresivamente en el pozo de la locura. Y por otra parte, en el tramo final de la II Guerra mundial es destinado a una misión secreta para desactivar la amenaza tecnológica nazi (las V-2, especialmente), y de paso intentar apoderarse de sus avances científicos mirando ya a la inminente rivalidad con la Unión Soviética. Aquí es donde se presenta la tercera pata de la biografía del abuelo Chabon: su indomable afición a los cohetes y los viajes espaciales.
En el ámbito familiar, la enfermedad de la abuela se presenta en fragmentos aislados y no necesariamente con coherencia cronológica. Entre otras cosas, esa discontinuidad contribuye a transmitir al lector el desasosiego de lo que sabe que está presente pero no cómo se manifestará, una incertidumbre que resulta aún más dolorosa si consideramos la adoración (y atracción sexual) que el abuelo nunca deja de sentir por esa mujer, por mucho que esté internada en un manicomio, o que se deje entrever que hay algún secreto oculto en su trayectoria vital. Es el momento de decir que Chabon maneja con destreza los tiempos narrativos, y tiene habilidad para hacer que la tensión aumente mediante medidas maniobras de distracción y perífrasis que retardan la conclusión de la escena.
La biografía de la abuela viene marcada por la persecución nazi, y la guerra proporciona también material para pasajes interesantes y de cierta dureza. El abuelo es de los primeros aliados en entrar en Alemania, y asistimos al encuentro con los civiles, dominado por la sorpresa y la desconfianza mutuas. Las investigaciones llevan a instalaciones de misiles cuya mano de obra se nutre de trabajadores forzosos procedentes de campos de concentración, y el abuelo descubre con desesperación la implicación en los horrores del nazismo de su hasta entonces admirado Wernher Von Braun, máxima autoridad en materia de cohetes. El genio tenía las manos manchadas de sangre, con lo que el ídolo se derrumba y pasa a ser objeto de un odio ilimitado. Chabon exhibe toda su potencia narrativa en escenas oscuras y descarnadas, así como una agudeza notable al presentar los diálogos, donde examina con precisión cada gesto, cada actitud, depurando las situaciones como si de un guión cinematográfico se tratara. El dibujo de los personajes es de esta forma matizado, tan complejo como exacto, se describe sin juzgar, resultando figuras contenidas pero profundamente humanas.
Puede decirse que al libro tal vez le sobran páginas, o que, no obstante estar muy bien escrito, quizá no llega a formar un cuerpo del todo sólido. Da la impresión de que la raíz biográfica ha podido pesar demasiado y que en definitiva Chabon no se ha atrevido a introducir la dosis de ficción que el relato necesitaba para resultar más potente. Dicho de otra forma, si uno se decide a escribir sobre la historia de su abuelo, quizá tienda a pensar que el material original tiene por sí mismo suficiente enjundia, y le parezca poco respetuoso introducir elementos extraños por mucho que eso beneficie a la novela. Esa servidumbre, junto con una morosidad quizá algo excesiva en los detalles, y una nómina tal vez demasiado grande de personajes poco relevantes (ay, esa afición norteamericana a los nombres propios, ya sea de personas o de marcas comerciales) pesa algo más de lo deseable y le resta vigor al relato.
Pero en cualquier caso me parece un libro valioso, que se lee con interés, tiene momentos brillantes y deja una sensación general de tiempo bien aprovechado.
También de Michael Chabon en ULAD: El sindicato de policía yiddish
También de Michael Chabon en ULAD: El sindicato de policía yiddish
De él leí chicos prodigiosos. Se lee bien, es dinámico, aunque en algunas partes se hace difuso y quizás repetitivo. No he visto la peli.
ResponderEliminar¡Buena reseña, Carlos!
ResponderEliminarDe Chabon leí, hace mucho por allá 2002, “Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay” que me entusiasmó (y que recomiendo encarecidamente a los amantes del cómic... Oriol, Juan, ya sabéis), y también “Telegraph Avenue” (bastante más floja) más recientemente. Coincido en que es un autor al que acostumbran a sobrarle páginas, y es cierto que en todas ellas hay tintes personales (lo cual no tiene por qué ser malo, siempre que encajen en la historia).
De “Chicos prodigiosos” debo decir que únicamente vi la película y me gustó muchísimo. Así que creo que es un autor que tiene más potencial del que a veces muestra, pues se excede demasiado en la exposición de sus ideas.
saludos, y gracias por traer a ULAD un autor del que guardo muy buenos recuerdos.
Marc
Hola, Félix y Marc. Por lo que he visto por ahí, 'Las aventuras...' parece ser la obra más celebrada de Chabon. Por mi parte, no he leído ninguna otra antes de la reseñada, así que no sé. Yo creo que es un escritor que tiene muy buena mano y una gran capacidad para desmenuzar actitudes y dibujar personajes de forma indirecta. A 'Moonglow' pienso que le falta algo de solidez y le pesa demasiado el fondo biográfico. Pero por lo demás, me parece un libro recomendable sin lugar a dudas.
ResponderEliminarSaludos y gracias por los comentarios.
Creo que efectivamente "las aventuras de kavalier y clay" es una obra mucho más acerctada para empezar con Chabon.
ResponderEliminarEn relación al contenido, no sé si puede ser más adecuado, aunque Moonglow no presenta ninguna dificultad en ese terreno. Y en cuanto a volumen tengo mis dudas, porque creo que 'La aventuras...' llevan más de 700 páginas, y aquí no llega a las 600. En fin, que habría que haberse leído las dos para valorar mejor.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por pasarte por aquí una vez más, eduideas.