Título original: Morte d'Urban
Año de publicación: 1962
Traducción: Ce Santiago
Valoración: Recomendable
Para bien o para mal y simplificando un tanto la cosa, podríamos decir que tres suelen ser los tipos de novelas que nos llegan desde Estados Unidos: la novela urbana (Auster y compañía), la novela sureña (Faulkner y demás) y la novela de frontera (McCarthy & Co), cada una de ellas con sus estructuras y arquetipos más o menos establecidos. Por eso se hace extraña, por muy National Book Award que fuera en el año 1963, la publicación de una novela como "Morte d'Urban", que transcurre en un escenario tan poco literario y tan cinematográfico como Minnesota y que es protagonizada por un personaje tan poco novelesco como un sacerdote católico.
Otro de los motivos de que "Morte d'Urban" sea una novela cuanto menos curiosa es su argumento. Uno podría esperar, tratándose de una novela protagonizada por un sacerdote católico, que la novela versara sobre abusos sexuales, angustias filosófico - existenciales - bergmanianas o intrigas "palaciegas". Nada de eso.
"Morte d'Urban" vendría a ser, en líneas generales, un tratado acerca de la mediocridad y la ambición y una curiosa metáfora de las relaciones de poder. El padre Urban es un encantador y exitoso sacerdote miembro de la modesta Orden de San Clemente, marcada por la ausencia de vocaciones y por una cierta autocomplacencia. Para su inicial desgracia, Urban es desterrado a una casa de retiro, habitada únicamente por cuatro miembros de la congregación, situada en una zona rural de Minnesota. Pero este destierro a un territorio hostil con Urban y su Orden y un clero mezquino hasta lo ridículo no son obstáculo para Urban, quien consigue, gracias a su fama y a su encanto personal, relanzar la parroquia de forma sorprendente. Lo malo es que la gente que le rodea es esa clase de gente que no posee ninguna clase de excelencia y se amarga ante las de los demás.
Más allá de su argumento, dos son los aspectos que quisiera destacar de la novela.
Por un lado, se trata de una novela irreverente en la que el humor juega un papel importante. Los comportamientos y acciones de los personajes se alejan en ocasiones de lo esperado, por lo menos para un lector europeo no habituado a los tejemanejes de predicadores y demás, y dan lugar a equívocos y situaciones un tanto surrealistas (un ejemplo: una serie de divagaciones acerca de la conveniencia del uso de calzoncillos largos en el invierno de Minnesota, algo que creo que no se estudia en Teología).
Por otro, me gusta el ritmo que el autor da a la novela. Powers no se entretiene en descripciones innecesarias ni en complicados debates teológicos que podrían ahuyentar al lector, sino que carga el peso de la novela en largos diálogos a través de los cuales se explica la evolución de los personajes. Esta importancia de los diálogos hace que la novela gane, en mi opinión, frescura y agilidad. Sus casi 400 páginas no se hagan para nada largas.
Resumiendo, "Morte d'Urban" es un libro que puede parecer pasado de moda y que puede no llamar la atención entre los miles de libros que pululan por ahí, pero no deja de ser una novela bien escrita acerca de temas universales que nunca dejan de estar vigentes. Un interesante descubrimiento, sí. Por cierto (y sin ánimo de polémicas) bastante mejor libro que el National Book Award de 2017 (El ferrocarril subterráneo), recién leído hace unos días.
Hola Koldo, me dio curiosidad cómo llegó el libro a tus manos ya que por lo que has contado la literatura norteamericana no es la que prefieres.
ResponderEliminarHola, Gabriel
ResponderEliminarEs una editorial independiente de reciente creación. Algún libro que han publicado anteriormente, como La casa grande, Papeles de Pandora o Asesinato, me han gustado (y mucho). Este de hoy quizá sea el menos arriesgado de todos ellos, pero es un buen libro.
Acaban de publicar uno, estilo DFW, de un tal Nicholson Baker que tiene muy buena pinta tb.
Un abrazo