Año de publicación: 2018
Valoración: Muy recomendable
“El periodista tiene el oído volteado hacia fuera, el escritor hacia
dentro” Es lo que opina el autor de esta novela, y debe saberlo bien porque
él es las dos cosas. Carlos Manuel Álvarez estudió periodismo, fundó una
revista en Cuba, ha escrito un libro de relatos, otro de crónicas y está cosechando
los primeros éxitos de esta, su primera novela, publicada hace solo dos meses. De ahí que, sin haber cumplido aún treinta años, ya se le reconozca como uno de los mejores
escritores latinoamericanos menores de 40.
Consecuente con sus palabras,
Álvarez consigue que Los caídos sea
una crónica sobre Cuba donde, a diferencia de las periodísticas, hay que mirar dentro
para ver lo que ocurre fuera. La familia que retrata es a la vez metáfora de la
sociedad cubana de una época concreta (o de la confrontación de dos períodos) y
espejo de lo que ocurre en la calle. Esto es así porque en ella no se cuenta
nada que no le suceda a alguno de sus miembros y es el lector quien, a partir
de ciertas situaciones, tiene que ampliar el plano.
Una historia mínima que alude
a otra, mucho más amplia: el presente se amplía hacia el pasado y presiente el
futuro, la familia se encuentra en el centro de un círculo que abarca todo un
país. Un relato poliédrico, a pesar de su aparente sencillez, que ofrece al
lector cuatro puntos de vista y, en consecuencia, cuatro reacciones ante hechos
idénticos. A través de ellos, y con gran economía de medios, conocemos a
grandes rasgos las circunstancias socio-económicas del momento. Se habla de la
precariedad del presente, y del pasado aún más precario (los años duros), de condiciones laborales
restrictivas, de corrupción, de idealismo antiguo y de moderno pragmatismo, del
incierto rol que cada uno ejerce en el grupo –a la ideología de los varones se
opone el sentido práctico de ellas–, de autoengaño, de rencor cada vez más
arraigado, de la enfermedad, que todo lo desintegra…
Se da también la oposición
entre el mundo real y el onírico. Este funciona como metáfora de los hechos y
las posturas personales; pero hay otras metáforas, más cotidianas, que aportan
al texto una intencionalidad aún mayor y que, quizá, se puedan interpretar de
varias maneras.
Con un estilo muy personal, y
tan potente como expresivo, el autor nos va introduciendo en una especie de
túnel donde, sin saber cómo, nos sentimos cada vez más inquietos. Poco a poco,
nos sumergimos en un clima de angustia casi insoportable que parece
presagiar la catástrofe. Pero estas expectativas se tuercen y nos encontramos con un desenlace un tanto apresurado para una historia que podía haber dado algo más de sí.
Alguien me comentó que Los caídos es una muy buena primera novela y tenía razón, pero a
veces la excelencia es evidente y otras hay que descubrirla. En este caso, un
argumento sencillo de apenas 130 páginas puede conducir a una lectura
apresurada: la tentación de ventilarla en un par de horas es difícil de
resistir. Pero no es lo mismo llegar hasta el final a toda prisa que asimilar
cada insinuación, sentido, paradoja, sugerencia, comparación e intencionalidad
más o menos explícita. Hay mucho más de lo que parece, y si no lo vemos es muy
posible que la novela nos decepcione un poco. Y tan importante como entender es
disfrutar de la lectura: esos personajes tan bien diseñados merecen atención y
cariño, no se pueden despachar en un par de ojeadas; esa prosa tan natural como
adecuada al contenido hay que paladearla lentamente.
Hola Montuenga.
ResponderEliminarQue cierto es lo que dices en el último párrafo de la reseña.....a veces cuando la novela no es extensa la ansiedad por terminarla puede volverse en contra de la sensación que nos deja el libro. No te digo que la reseña está estupendamente escrita porque es a lo que nos tienes acostumbrados.
Saludos
Jajaja. Pues gracias por no decirlo diciéndolo.
ResponderEliminarUn saludo, Gabriel.
Qué bueno leer sobre debuts de escritores (más o menos) jóvenes. Apuntado.
ResponderEliminarHola Antonio. Me alegra que te alegre. Siempre he pensado que la novela es un género poco juvenil (como lo son la poesía y el relato), así que mejor no abordarla muy pronto. Álvarez me parece muy sensato en su trayectoria, por ejemplo dice que no ha abordado ciertos temas hasta que los ha visto en perspectiva. También lo considero un escritor con talento, en sí mismo y en comparación con lo que se publica.
ResponderEliminarYa nos contarás.