Título original: Poczta lieracka, czyli jak zostać (lub nie zostać) pisarzem
Año de publicación: entre 1969 y 1981 en el semanario Vida literaria
Traducción: Abel Murcia y Katarzyna Mołoniewicz
Valoración: más que recomendable (sobre todo para poetas primerizos y cuentistas dubitativos)
¡Hay que ver cómo se las gastaba doña Wisława, a pesar de este aspecto de amable señora que se ve en la cubierta del libro (en las fotos suyas de más joven ya se le ve ese aspecto amable y bondadoso, hay que señalar): disparaba con una puntería digna de admiración! Tiraba, eso sí, a veces con bala lobera, pero las más con cartucho de sal gorda, de esos que escuecen horrores en el trasero (eso dicen) pero no causan heridas de consideración. Porque este libro, he de aclarar, está compuesto por un un fuego graneado contra la ilusión, a lo largo de 236 respuestas, una ducha helada ininterrumpida sobre decenas de aspirantes a escritores -casi todos, poetas en ciernes- que enviaron sus escritos a la publicación de Cracovia-Katowice Vida literaria con la esperanza de ver reconocido su talento y fueron contestados por Szymborska y su compañero Wladzimierz Maciąg -aunque en este libro se recogen sólo las respuestas de la premio Nobel-, de forma intachablemente educada, pero también con una absoluta inclemencia por su parte.
Para disfrute, por suerte, de sus lectores posteriores, que podemos refocilarnos con la ironía, la falsa ingenuidad y las indirectas -o las muy directas- que Szymborska desplegaba ante los incautos que se atrevían a enviar sus poemitas o cuentos a esta publicación literaria y que ella juzgaba insuficientes, inadecuados o impresentables. Claro, que también había gente que le echaba un morro digno de mejor causa y enviaba poemas muy conocidos o capítulos de novelas famosas, alterando, como mucho, los nombres de los personajes, a ver si colaba (de todo tiene que haber en la viña del Señor...). El libro también incluye, por cierto, algunos comentarios sobre obras de autores/as más conocidos (es de suponer) para el lector/a actual no polaco.
La ironía, ya digo -rara vez cae en el sarcasmo más crudo, aunque también-, es la nota dominante de todas estas respuestas del Correo literario, pero no sólo. Porque el título del libro se completa con un Cómo llegar a ser (o no llegar a ser) escritor; en efecto entre crítica y desengaño, entre arponazo y jarro de agua fría, es más que posible espigar un montón de buenos consejos sobre literatura para aquellos aspirantes a escritores lo suficientemente espabilados (o lo suficientemente humildes) para recoger y aprovechar tales consejos. Consejos muy inteligentes sobre cómo encontrar el tono adecuado, utilizar el lenguaje apropiado a ese tono, buscar los temas que el escritor en ciernes pueda dominar, huyendo de los excesos grandilocuentes, pero también de la ramplonería y aún la mediocridad. Aprender a tener una mirada sobre lo cotidiano que les descubra lo extraordinario que se encuentra a su alrededor, todo aquello que sea susceptible de convertirse en literatura (de la buena, se entiende?. Vamos, más o menos lo que se puede aprender también leyendo la poesía de la propia Szymborska, sólo que contado con no poca gracia y mucha, mucha humanidad. Aliñada con zumo de limón, de acuerdo, que le da un punto ácido, pero aún más refrescante...
Por último, he decir que me encantaría poder dedicar un comentario a cada una de las respuestas que da Szymborska, pero es imposible. Así pues, me limitaré a dejar una breve muestra de las mismas, para que vayáis abriendo boca:
"Marek de Varsovia: Tenemos un principio. Todos los poemas sobre la primavera quedan descalificados automáticamente. Es un tema que ha dejado de existir en la poesía. En la vida sigue existiendo, claro. Pero son dos cosas distintas".
"P. G. Kr., Varsovia: Es fundamental cambiar de bolígrafo. El que usted usa comete muchas faltas. Seguro que es extranjero."
" Welur, Chelm: "Dígame si mi prosa revela talento." Sí, revela. Pero por suerte para usted todavía sin consecuencias penales".
Otros títulos de doña Wisława reseñados en Un Libro Al Día: Dos puntos, Aquí, Hasta aquí
Para disfrute, por suerte, de sus lectores posteriores, que podemos refocilarnos con la ironía, la falsa ingenuidad y las indirectas -o las muy directas- que Szymborska desplegaba ante los incautos que se atrevían a enviar sus poemitas o cuentos a esta publicación literaria y que ella juzgaba insuficientes, inadecuados o impresentables. Claro, que también había gente que le echaba un morro digno de mejor causa y enviaba poemas muy conocidos o capítulos de novelas famosas, alterando, como mucho, los nombres de los personajes, a ver si colaba (de todo tiene que haber en la viña del Señor...). El libro también incluye, por cierto, algunos comentarios sobre obras de autores/as más conocidos (es de suponer) para el lector/a actual no polaco.
La ironía, ya digo -rara vez cae en el sarcasmo más crudo, aunque también-, es la nota dominante de todas estas respuestas del Correo literario, pero no sólo. Porque el título del libro se completa con un Cómo llegar a ser (o no llegar a ser) escritor; en efecto entre crítica y desengaño, entre arponazo y jarro de agua fría, es más que posible espigar un montón de buenos consejos sobre literatura para aquellos aspirantes a escritores lo suficientemente espabilados (o lo suficientemente humildes) para recoger y aprovechar tales consejos. Consejos muy inteligentes sobre cómo encontrar el tono adecuado, utilizar el lenguaje apropiado a ese tono, buscar los temas que el escritor en ciernes pueda dominar, huyendo de los excesos grandilocuentes, pero también de la ramplonería y aún la mediocridad. Aprender a tener una mirada sobre lo cotidiano que les descubra lo extraordinario que se encuentra a su alrededor, todo aquello que sea susceptible de convertirse en literatura (de la buena, se entiende?. Vamos, más o menos lo que se puede aprender también leyendo la poesía de la propia Szymborska, sólo que contado con no poca gracia y mucha, mucha humanidad. Aliñada con zumo de limón, de acuerdo, que le da un punto ácido, pero aún más refrescante...
Por último, he decir que me encantaría poder dedicar un comentario a cada una de las respuestas que da Szymborska, pero es imposible. Así pues, me limitaré a dejar una breve muestra de las mismas, para que vayáis abriendo boca:
"Marek de Varsovia: Tenemos un principio. Todos los poemas sobre la primavera quedan descalificados automáticamente. Es un tema que ha dejado de existir en la poesía. En la vida sigue existiendo, claro. Pero son dos cosas distintas".
"P. G. Kr., Varsovia: Es fundamental cambiar de bolígrafo. El que usted usa comete muchas faltas. Seguro que es extranjero."
" Welur, Chelm: "Dígame si mi prosa revela talento." Sí, revela. Pero por suerte para usted todavía sin consecuencias penales".
Otros títulos de doña Wisława reseñados en Un Libro Al Día: Dos puntos, Aquí, Hasta aquí
Hola Juan, llevaba desde que leí la reseña del libro en un suplemento cultural dándole vueltas y ayer decidí comprarlo: apunta maneras, estoy deseando refocilarme con el. Pronto, muy pronto. Buena reseña Sir.
ResponderEliminarJajajaja ... Esta Sra. Wisława se las trae
ResponderEliminarHola, señor Kawai:
ResponderEliminarGracias por estas reseñas últimas tan divertidas. Yo tuve una profesora (escritora famosa) que era una señora madura, pulcra, serena y de apariencia muy serena, al estilo de esta. A sus alumnos nos tiraba cada hachazo de miedo.Lobitos con piel de cordero..
Pinta muy bien. Le hincaremos el diente.
Saludos
Dudo que pueda aprenderse a ser escritor. Se puede aprender a redactar, incluso a redactar muy bien; pero escribir es, en cierto modo, lo opuesto a redactar.
ResponderEliminarUn redactor no tiene que poseer estilo propio; de hecho, es mejor que no lo tenga. Basta con que escriba funcionalmente: con fluidez, agilidad y precisión.
Pero un escritor debe hacerlo, además, con belleza. Y generalmente esto último sólo puede provenir de un estilo propio y personal.
Tengo la impresión de que es algo que requiere un talento innato: cultivable pero innato.
Un escritor (y ésta es la gran paradoja) es alguien a quien escribir le cuesta mucho más trabajo que a la generalidad de las personas.
Me encanta Wislawa. Tan sabia. Este libro no sólo está lleno de zascas, es todo un taller literario del que se aprende muchísimo. Muchos aspirantes a escritores (e incluso escritores que se tienen por tal) debieran de leer este libro.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola todo el mundo:
ResponderEliminarAnte todo, me alegro mucho que doña Wislawa despierte tanto interés. Confieso que para mí es un descubrimiento reciente, pero de lo más jubiloso.
Lo que sí quiero dejar claro, por si en la reseña no lo está, es que , pese al subtítulo del libro, rste no es para nada un manual para convertirse en escritor (de hecho, una de las consultas que contesta es sobre si exiate algún manual para escribir novelas de éxito y ella dice que ha oído que en Norteamérica sí los hay, pero que no entiende por qué sus autores se dedican a esvribir manuales y no novelas de éxito). Otra cosa es que se puedan sacar muchos sabios consejos, para quien quiera aprovecharlos, de entre las respuestas que se daban en aquella publicación y ahora libro.
Un saludo a tcoms/as y gracias por los comentarios.