La popularidad de la novela negra es tan evidente y está tan extendida que pareciera que no se puede inventar nada nuevo al respecto y mucho menos desde la perspectiva de género. Al menos en nuestro país, son varias las escritoras que han logrado publicar con reconocimiento novelas de suspense, hasta el punto que dicho fenómeno ostenta hasta un término propio: «femicrime». En muchos casos, los clásicos detectives o policías masculinos han sido reemplazados por inspectoras con mirada propia a la hora de abordar la resolución de los crímenes y la captura de los culpables. Recapitulando: tenemos escritoras mujeres, investigadoras mujeres, pero ¿qué hay de las víctimas?
No hace falta ser un lector experimentado para darse cuenta de que la víctima tipo más recurrente es la joven/adolescente en una situación de vulnerabilidad y que sufrió algún tipo de abuso sexual/rito satánico/desmembramiento. Esto último suena a caricatura (que lo es) pero no anda lejos de lo que tan a menudo acabamos encontrándonos sobre el papel. Y tal vez sea por eso que en Reino Unido acaban de crear un nuevo premio de novela, el TaunchBook cuyas bases dicen textualmente:
«El primer Premio Inaugural del libro se otorgará al autor de una novela en el género de la novela de suspense en la que ninguna mujer sea golpeada, acosada, explotada sexualmente, violada o asesinada. Como la violencia contra las mujeres en la ficción alcanza un nivel ridículo, el Premio Staunch Book invita a los escritores de suspense a mantenernos al borde de nuestros asientos sin recurrir a los mismos viejos clichés, sobre todo en relación a los personajes femeninos que son sexualmente atacados (aunque sea “necesario para la trama”), o eliminados (aunque ingeniosamente)»
La iniciativa promueve dar un paso más en la novela negra para liberarla de unos clichés limitadores. Es un hecho que si el género goza de tan buena salud es por su capacidad de apasionarnos, porque su ritmo trepidante nos deja sin aliento y porque nos enfrenta a situaciones reconocibles donde lo que está en juego nos parece de vital importancia.
Pero más allá de los intereses en el marco de un premio literario, a un lector con sentido crítico no puede pasarle por alto que las tramas más complejas, elaboradas y profundas nos informan de la realidad en que vivimos con muchas menos cortapisas de lo que le está permitido al periodismo. Esto es así porque el parecido con la realidad no es pura coincidencia: mafiosos, especuladores, traficantes, sicarios, y corruptos existen, y nadie niega la repercusión social de sus actos.
Conocíamos la novela negra, básicamente, por la tradición anglosajona, pero desde hace algo más de una década, sabemos que también en la idílica Suecia se producen esas infracciones, asesinatos machistas incluidos. Nos lo contaron en su día Heining Mankell y Stieg Larsson entre otros, nos siguen informando hoy día los creadores de todas las latitudes entre los que no escasean los periodistas. La ventaja de todo esto es que, gracias a la globalización del género, podemos acceder a lo más hondo de las sociedades, hasta de las más alejadas geográfica o ideológicamente.
Nos encontramos con una realidad palpitante pero llena de sombras que no nos está permitido ignorar. En la novela negra clásica, la mujer aparece como mero apéndice del héroe, quien le auxilia en sus investigaciones o en la vida cotidiana, o bien se convierte en su partenaire ocasional pero, como venimos diciendo, la mayoría de las veces es también la víctima del crimen. Por suerte, la literatura va evolucionando al compás de lo que ocurre fuera de los libros: los roles se van volviendo más activos, pero no se elimina la violencia.
Y no puede hacerlo, al menos mientras esta siga invadiendo las páginas de sucesos como hasta ahora. Ante un problema social de ese calibre, la radiografía realizada por la novela negra parece necesaria y, desde luego, se ha convertido en recurrente. Aun así, y al margen de su género, unos novelistas mantienen una actitud neutra hacia los hechos y otros lo consideran un problema acuciante y angustioso que es preciso atajar urgentemente. Son estos dos tipos de planteamientos los que diferencian la perspectiva a la hora de enfocar la ficción. Pero una cosa es clara: los escritores que habiendo interiorizado, e incluso legitimado, esa violencia la ven como un hecho natural e inevitable la presentan en su narrativa como un elemento más del entramado social que analizan; en cambio, aquellos que la consideran una anomalía preocupante, un elemento más de control y restricción de libertades, la abordan como testimonio, denuncia y reivindicación, como un minúsculo grano de arena que quizá pueda contribuir a cambiar algo.
Cualquier forma de abordar la cuestión es válida, lo que importa es leer con sentido crítico para no normalizar situaciones que deberíamos considerar excepcionalmente aberrantes.
Imagen:
Yolanda Domínguez, Fashion Victims 2013 http://yolandadominguez.c om/portfolio/fashion-victims/
Yolanda Domínguez, Fashion Victims 2013 http://yolandadominguez.c
Estupenda y acertada reseña para hoy
ResponderEliminarSaludos
Me ha sorprendido la reseña porque me esperaba algo sobre autoras de novela negra. Muy interesante y un enfoque original. Realmente es el tipo de literatura que menos he tocado, pero, indudablemente, el papel de la mujer en ella es terrible.
ResponderEliminarQuizás se distancia un poco ese tipo de novela negra-cómico- costumbrista, como las de Mendoza y las del manchego Plinio. Pero estas no sé si considerarlas dentro de ese género.
Saludos
En el dia de hoy
ResponderEliminaraplaudo a Petra Delicado,
Maiana de Marco
incluso también a Chamorro.
Era por si alguien no se había enterado de qué cosa se celebraba hoy (ya ayer). Me pregunto qué habría ocurrido si hoy se hubiese reseñado a Houellebecq o Nabokov, ¿habría habido valor para considerarlos "imprescindibles"? ¿Acaso dejarían de serlo por 24 horas? Pero es suficiente con mirar para otro lado, ya volveremos a ellos cuando pase la tormenta: hoy no tocan. ¿Y por qué hoy no tocan? ¿Qué esconden? La censura social es tan sutil que uno no se da cuenta. Un saludo.
ResponderEliminarVaya, Neocratia, no me había dado cuenta de la censura que impera en ULAD. Hasta discriminan a los bajitos, jamás he visto una reseña de los comics de los pitufos, por poner un ejemplo.
ResponderEliminarSaludos
Hola a todos,
ResponderEliminarComo supongo que habréis imaginado, el blog estaba de huelga ayer, por eso no contestamos a vuestros comentarios.
Agradezco a Lupita y a la Viuda de Tom Bombadil su apoyo. Me alegra de verdad que os haya gustado el artículo.
Hola Primo del ChicodelaConsuelo. Efectivamente, como apuntamos en el post, las mujeres implicadas en la lucha contra el crimen machista entraron hace tiempo en la novela negra. Esto es síntoma de cierto cambio social, aunque insuficiente a todas luces. Lo principal es que escritoras como Alicia Jiménez Bartlett se incorporasen hace tiempo a la novela negra. Pero también, tal como dices, Guelbenzu y Lorenzo Silva han creado personajes femeninos jueces y policías para añadir a los inspectores y detectives varones que es lo único que existía hasta hace no tanto tiempo. Lo que nos parece mal síntoma -y así lo hemos hecho constar en el post- es que las mujeres sean víctimas de la mayor parte de los crímenes. Y digo que es un mal síntoma porque la novela negra es el termómetro que avisa de lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Lo que nadie puede negar es que nos siguen matando.
A cualquier mujer que haya echado una simple ojeada no le habrá pasado desapercibida la impactante imagen que hemos escogido, obra de la fotógrafa y activista de género que citamos al pie. Con solo la combinación de título y foto estamos diciendo tanto que casi no hubiese hecho falta escribir nada más.
Hola Neocratia. Veo que eres un seguidor fiel del blog, ya que has debido leer nuestra reseña de Lolita, donde se hacía especial hincapié en sus connotaciones pedófilas. Lo bueno de la novela, como de cualquier obra de arte, es que refleja la realidad tan crudamente que es en sí misma una crítica de los hechos que señala. Otra cosa sería que Nabokov hubiese escrito un pastiche pintando a ambos como enamoradísimos y memeces semejantes. Pero no, en la novela queda claro que Lolita es una víctima y así lo señaló él cada vez que se lo preguntaba el despistado de turno.
Y, como aquí tenemos de todo, también hemos reseñado algo tan infumable como Las sombras, señalando su nulo valor literario y su carácter denigrante hacia la mujer. En nueve años publicando un post diario (3296 post en total) ha habido lugar para todo.
Solo una cosa más, a mí, particularmente, no me gusta emplear el término "celebración" para referirnos al Día de la Mujer y no permito que me feliciten, porque no es nuestro cumpleaños, al contrario, se ha tenido que instituir un día para recordar la discriminación que seguimos sufriendo. Ojalá a partir de ahora no sea necesario que existan los "días de la mujer".
ResponderEliminarHola Montuerga, siento profundamente lo de "celebración". Voy a apuntarlo en mi lista de micromachismos pendientes. En fin, el nivel de puntillosidad con el asunto roza lo enfermizo, y creo, además, que esos reproches acaban banalizando una causa tan digna.
Por último, las motivaciones reales que llevaron al autor a escribir Lolita nunca las sabremos. Quien quiera considerar la obra como una oda al feminismo para ahorrarse cargo de conciencia, allá él. En la actualidad, sospecho que serían inconcebibles la publicación y el aplauso de una novela así, por muy buenas intenciones que tuviese su creador.
Saludos y saludas.
Viuda de Tom Bombadil y Lupita:
ResponderEliminarGracias, me alegra de que os haya gustado.
El primo del Chicodelaconsuelo:
Muy coherente.
Neocratia:
Este es un blog literario, el día que publiquemos un post no literario, entraremos en el debate. Mientras no llegue ese momento, seguiremos publicando con respeto y con cariño lo que nos dicte nuestro criterio.
Hola compañeras:
ResponderEliminarSin pretender disentir del argumento principal de vuestra entrada, sí que debo hacerlo en cuanto a la primera premisa, esto es, que hay más novelas "de crímenes" con víctimas mujeres que hombres. O, mejor, dicho, puede que sea así, pero no es esa mi percepción.
Me explico, me he entreten...quiero decir procrastina...o sea, he dedicado parte de mi escaso tiempo de asueto a repasar, aunque sea por encima, las novelas negras o policíacas que he ido leyendo y/o reseñando en este mismo blog, y el recuento, me ha resultado bastante sorprendente: unas 20 con víctimas femeninas, frente a más del doble con
víctimas masculinas y unas cinco o seis con víctimas de ambos sexos, más o menos en grupo.... (sí, leo demasiados libros de este género, lo sé). Cierto que quizás las víctimas más habituales cuando el crimen es tremebundo (desmembramiento incluido en uno de ellos...y siendo peor aún porque el libro está basado en un caso real) y, sobre todo cuando hay un componente sexual por medio, son mujeres, pero bueno, las cifras o MIS cifras (puesto que no deja de ser un recuento personal), mejor dicho, están ahí por si alguien quiere sacar una conclusión.
Por otro lado, os dejo aquí el enlace de otro blog que trata el mismo tema, desde otra perspectiva, por si os interesa:
http://www.izaskunalbeniz.es/2018/03/07/de-victima-a-verdugo/#comment-62
En cuanto al tema "Lolita" (y me parece mentira estar en 2018 y que todavía se hable de esto), aquí os dejo a todos un enlace con el debate que mantuvieron el otro día los escritores Laura Freixas y Sergio del Molino, que seguro que defienden mejor cualquier tipo de posturas de lo que lo haría yo:
https://elpais.com/elpais/2018/03/02/opinion/1520013855_408480.html
Un saludo a todo el mundo.
Juan, cruza el dato con las fechas de publicación y reconoce que lees libros muy viejunos :D
ResponderEliminarPD: Prometo echar un ojo a esas lecturas interesantes que recomiendas.
Beatriz
Al margen del artículo y algunos de los comentarios, que me han parecido correctos e interesantes, el tema de fondo es siempre espinoso. El mundo actual es el que es, es mejor que el anterior y probablemente, espero, sea mejor en un futuro. No creo que solución sea la "imposición" de normas, salvo en determinados aspectos, sino una cuestión de educación y mentalidad que personalmente creo que evoluciona, aunque lentamente, de modo positivo. Lo que me ha sorprendido es leer cómo se demoniza a ciertos autores o se dice que hoy sería inconcebible la publicación de Lolita (que no he leído ni tengo intención, pero es universalmente conocida). Entonces, tendría/mos que leer a escondidas, o forrar el libro con papel de periódico, para no ser etiquetados o a lo peor, linchados. Habría que obligar a los autores a escribir sobre determinados temas, con tales personajes, con ... Adiós libertad de expresión y de elección, y bienvenidos los comisarios polí.. esto, literarios. Si el delito está en el hecho de escribir/leer lo que a uno le plazca, apaga y vámonos. Saludos y como siempre, enhorabuena por el blog.
ResponderEliminarBueno, más que un premio parece una variación de la tontina (que no es un palabro descalificatorio sino un producto financiero - fondo económico aportado por varias personas es repartido, en una fecha fijada de antemano solamente entre los supervivientes - que ha sido utilizado alguna vez como premisa en novela negra). Quicir, un premio en el que hay que pagar por 20 libras por participar con dotación incierta más allá de la supuesta visibilidad? De verdad? Y novelas que encajan en este formato, incluso que en cierto modo lo cultivan, hay, hubo, habrá. Carolyn Parkhurst, no todos sus libros, podría encajar bastante ahí (novela negra diferente, con detective improbable un poco a su pesar).
ResponderEliminarAnónimo, si algo bueno nos queda es la participación gratuita en los certamenes literarios pero en otros paises a menudo se paga por el mero hecho de participar.
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Lo que es evidente es que, en las novelas clásicas del género negro, las mujeres entran en dos categorías: damiselas frágiles (y generalmente algo tontas e ingenuas y, por supuesto, castas) en apuros que buscan a un hombre que las proteja o unas mujeres fatales que, mediante el sexo, conducen a los hombres a la ruina, la locura o el asesinato. No hay término medio.
ResponderEliminarEfectivamente. Faltaría un tercer grupo: el de las víctimas.
ResponderEliminarEn cuanto a esas damiselas y esas vampiresas, supongo que han sido una herencia del Hollywood de la primera mitad del siglo XX, hoy día afortunadamente extinguidas, supongo, porque ya no se las cree nadie. A no ser que se trate de parodias.
C
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