Año de publicación: 2017
Valoración: Recomendable
La búsqueda del
padre: uno de los grandes temas de la literatura. Si, además, ese padre es
considerado un héroe y mártir, el fantasma de su ausencia se convierte todavía
más en un peso difícil de sobrellevar. Un peso de esos que no te dejan marchar
hacia ningún lado que no sea el de un pasado lleno de dolor e intervalos vacíos. Esto es lo que le ocurre a Ernesto, el protagonista
cubano de esta novela, quien pierde a su padre en la guerra civil angoleña y
debe asumir el papel del “hombre de la casa” y de “hijo del héroe” frente a su
familia, vecinos y amigos.
Con un lenguaje
sencillo y una narración fluida, esta obra es una bildungsroman centrada en un personaje “detenido” sobre su propio
duelo irresuelto a lo largo de tres décadas que fueron decisivas para el
desenlace de la Guerra Fría y el destino de la propia isla. El modo en que
Ernesto encara la muerte de su padre e intenta recomponer su propia vida
detenida, nos lleva a desplazarnos por lugares como La Habana, Berlín y Lisboa;
ciudad, esta última, donde se topa con un personaje misterioso que cambiará su
vida.
Entre 1975 y 1991,
se calcula que unos 4.000 cubanos entre civiles y combatientes fueron enviados para
apoyar al Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) contra a otras
facciones angoleñas y sus respectivos aliados internacionales (principalmente
la Sudáfrica del Apartheid, China y los Estados Unidos). De modo paradójico,
dada la magnitud de esta experiencia histórica, ha sido poco lo que se ha
discutido públicamente sobre este tema en la isla, entre otras razones por los
sentimientos encontrados que suscita el choque entre el discurso heroico
oficial y el de la memoria de la gente de a pie que estuvo en Angola o que
perdió a alguien en ella. Aunque se han publicado ya diversos cuentos y libros
testimoniales cubanos sobre la labor internacionalista en ese país africano, la
novela de Karla Suárez es la primera que intenta abordar dicha experiencia
desde su generación y, en particular, desde lo que esta significó para los que permanecieron
en la isla y atestiguaron la partida de sus seres queridos.
Cuestiones como
el sentido de la guerra, la pérdida de los afectos, la reconstrucción de la
memoria o el empeño en el olvido, y el peso de la Historia en la vida cotidiana
son los nódulos que sostienen esa historia redonda, sin que se tome partido por
ninguna interpretación unívoca sobre la intervención de Cuba en Angola. Lo
único que resulta innegable, entre las diversas perspectivas que se nos
presentan, es que “Los que se van a la guerra nunca vuelven”.
Firmado: Magdalena López
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