Valoración: Imprescindible
Rescatamos hoy a uno de esos autores injustamente “olvidados”
del célebre “boom latinoamericano”: el uruguayo Juan Carlos Onetti, al que
quizá pueda pesar el hecho de ser compartir generación con Cortázar, Lezama Lima, Sábato o Rulfo, entre
otros.
La obra de Onetti, como la de algún que otro compañeros de generación, está atravesada por un lugar de resonancias casi míticas, Santa
María, y por un personaje inolvidable, Larsen.
En esta ocasión, volvemos a encontrarnos a Larsen, ya avejentado
y de vuelta de todo, que regresa tras “Juntacadáveres” a Santa María, donde
asumirá la gerencia general de los restos de un astillero y donde, con el aparente propósito de apropiarse de un más que improbable dinero, tratará de seducir
a la hija idiota del propietario.
Para mostrarnos este microcosmos que son Santa María y el astillero, Onetti sitúa la acción en varios escenarios - el propio astillero, la estrambótica mansión de su propietario, las míseras vivienda de los trabajadores, algún que otro antro de mala muerte - y nos la cuenta a través de diferentes voces -el doctor Díaz Grey, el propio Larsen o un narrador del que desconocemos todo-, ofreciéndonos así una visión parcial y poliédrica al mismo tiempo.
Al igual que en el resto de su obra, en "El astillero" Onetti se sirve de largos párrafos y de un lenguaje extremadamente cuidado y denso, que nos transmite la misma sensación de ahogo y asfixia que invade a los protagonistas.
Para mostrarnos este microcosmos que son Santa María y el astillero, Onetti sitúa la acción en varios escenarios - el propio astillero, la estrambótica mansión de su propietario, las míseras vivienda de los trabajadores, algún que otro antro de mala muerte - y nos la cuenta a través de diferentes voces -el doctor Díaz Grey, el propio Larsen o un narrador del que desconocemos todo-, ofreciéndonos así una visión parcial y poliédrica al mismo tiempo.
Al igual que en el resto de su obra, en "El astillero" Onetti se sirve de largos párrafos y de un lenguaje extremadamente cuidado y denso, que nos transmite la misma sensación de ahogo y asfixia que invade a los protagonistas.
Y es que “El astillero” es la historia
de un mundo de fantasmas que ha sobrevivido a innumerables fracasos (personales
y económicos), de hoscos seres sin pasado y sin futuro que, pese a todo, viven
sus vidas como si de una trampa y un (auto)engaño continuo se tratase. Para
vivir esas vidas se aferran al astillero y a lo que le rodea, refugio final desesperanzado y absurdo.
Absurdo, desesperanza, hastío, inexorabilidad del
destino... ejes sobre los que pivota el libro y que envuelven a los personajes en una tupida maraña de la que les resultará imposible escapar, pese a que lo intenten a
través de diferentes acciones y gestos.
Absurdo, desesperanza, hastío, inexorabilidad del destino... maravillosamente representados por ese astillero abandonado en
el que se oxidan máquinas, herramientas, personas y vidas, y por un clima opresivo (no solo en lo meteorológico) que hace que sintamos adheridos a nuestro cuerpo la lluvia, el lodo, el sudor
y la soledad que impregnan todas las páginas de la novela y que son una
segunda piel (¿o quizá la primera?) de unos personajes y de una historia muy difíciles
de olvidar.
Un libro memorable y crepuscular. Onetti sigue siendo monumental.
ResponderEliminar“Todos sabiendo que nuestra manera de vivir es un farsa, capaces de admitirlo, pero no haciéndolo porque cada uno necesita, además, proteger una farsa personal. También yo, claro..."
ResponderEliminarGracias, Koldo. A principio de semana le comentaba a Marc que Onetti faltaba, pero la realidad es que era algo que sabía porque tú lo habías dicho un tiempo antes en otro comentario.
Por más que Galeano y Benedetti hayan sido "los máximos representantes" de la literatura moderna en mi país, nunca lograron, creo yo, no solo la calidad literaria, sino, la representación de los Uruguayos como sí lo hizo Onetti. Él dijo que si Santa María fuera real y viviera en ella, sin duda, inventaria una ciudad llamada Montevideo. Los amargos, desesperanzados, educados Uruguayitos con la fortuna y la desgracia de no tener raíces ni cultura propia, y ser más un cóctel de gallegos, vascos, catalanes o italianos... Irlandeses, como el caso del escritor.
Siempre creí que quisimos parecernos a Benedettis o Galeanos, y sinembargo no podemos dejar de ser Onettis sin darnos cuenta de que la riqueza está ahí.
" Detrás de nosotros no hay nada. Un gaucho, dos gauchos, treinta y tres gauchos."
Entre tantas cosas que mi país le debe a los Españoles, se encuentra el trato que España le dio a este escritor. Nosotros lo internamos en un hospital psiquiátrico, aislado y sin comunicación. Prohibimos la venta de sus libros y mencionar su nombre en la prensa. Y poco después España no solo fue quien presionó para liberarlo y ofrecerle cobijo, también le estaría entregando un Cervantes y proponiendolo para el Nobel. Él se dio cuenta, cómo no. Y por eso jamás regresó al Uruguay y eligió ser enterrado en Madrid después de vivir una vida acorde a su obra: anónima, recluida en sí misma, intoxicada de tabaco y whisky e indiferente a los aplausos y reconocimientos.
"Yo solo quiero una casa y un perro. Dicen que los escritores laureados tenemos derecho a eso."
Él admiraba más que nada a Faulkner, decía que Faulkner le quitaba las ganas de escribir, que ya lo había escrito todo con una perfección insuperable. Pienso que esa perfección fue también su condena; él se exigía no ser lo suficientemente bueno y al mismo tiempo perdía lectores por lo bueno que era.
" - Mirá, pibe. Si Beethoven hubiera nacido en Tacuarembó (Uruguay), hubiera llegado a ser director de la banda del pueblo."
En fin. Gracias por todo.
Tardé en leer a onetti,o que su obra se tropezase conmigo, o que yo me lanzase a ella, pero tardé demasiado...¡Qué grande es onetti! Demasiado grande para que a todos les guste. ¿Reseñarán más obras del onetti, sus cuentos de santa maría, por ejemplo?
ResponderEliminarDe Onetti leí hace mucho "Cuando ya no importe" y no tengo un recuerdo especialmente bueno. Pero haré caso de la estupenda reseña y le daré otra oportunidad.
ResponderEliminarSaludos!
Cuando Ya No Importe es la última novela de Onetti, publicada poco antes de morir, y que padece de una dependencia de las anteriores. llegar a ella sin saber quién es Diaz Grey, Petrys, la novia robada, o (principalmente, quizá el persoaaje mas importante de su obra) Brausen, le quita todo el sabor y la gracia. empezá por La Vida Breve, que es la fundacion de Santa María.
EliminarEn mi caso, leí "El pozo", que me encantó y luego esta novela, que me dejó bastante indiferente, quizá por las expectativas que me había creado.
ResponderEliminarRepública Democrática Azul: Tremendo Onetti. Sí, señor!
ResponderEliminarAnónimo: Habrá más, habrá más
Carlos y Rebeca: Volved a intentarlo, por favor! Y ya comentaréis
Gracias a todos por comentar
Ah, y muy de acuerdo con Interlunio.
ResponderEliminarBenedetti y Galeano son más "lecturas iniciáticas". Creo que, como la mayoría, los descubrí en la adolescencia o tardoadolescencia por los mismos motivos que te llevan a leer a Cortázar o a escuchar los discos de Silvio Rodríguez.
Afortunadamente, a Onetti llegué después, con algo más (poco más) de bagaje lector. Y digo afortunadamente porque es una lectura mucho más densa, más turbia y, a la vez, más complicada. Pero creo que es "más escritor" que Benedetti o Galeano, que también me gustan mucho (por cierto).
Gracias, como siempre, por tu aportación
Leí hace mucho "Juntacadáveres", y me costó varios intentos. No tengo buen recuerdo de él. Quizá no fuera el momento ... Pero, puesto aquí lo valoráis, no le cierro las puertas a otras obras del autor. ToniLV.
ResponderEliminarEs Onetti más escritor porque su estilo es más complejo que Galeano? Es Onetti más escritor porque su universo se asemeja inevitablemente a Faulkner? Que significa ser más escritor? Son preguntas cuyas respuestas son (muy) opinables (creo).
ResponderEliminarSaludos
Hola Gabriel! De ahí las comillas al hablar de "más escritor". En cualquier caso, es una apreciación completamente subjetiva (como bien dices).
EliminarGracias, como siempre, por aportar y hacerlo de forma tan amable.
Abrazo!
Onetti es el Sartre latinoamericano!
ResponderEliminarTambién muy recomendables sus cuentos.
Onetti es un grande, honra de la literatura hispana. Eso sí, como dicen algunos comentarios, hay que llegar a él después de recorrer algún camino.
ResponderEliminarAlfredo
Por si es de interés el dato, acaba de salir una reedición en Eterna Cadencia http://www.eternacadencia.com.ar/blog/editorial/catalogo/item/el-astillero.html
ResponderEliminarHablando de Eterna Cadencia, interesantísima editorial argentina de la que tengo alguna cosa a mano, aprovecho para preguntar a los amigos argentinos (uruguayos, chilenos, etc) cuál de sus autores me recomiendan: ¿Daniel Guebel, Hernán Ronsino o Federico Falcó?
ResponderEliminarMe encanta eterna cadencia páginas grandes letras grandes y portadas muy bonitas, a un precio bastante aceptable, comparando con otras.
EliminarPues la verdad es que son muy, muy distintos. Ronsino es alguien a tener muy en cuenta, hay cosas que recuerdan a Saer y a Onetti. Tenemos tres novelas suyas y son todas bastante buenas: "la descomposición", "Glaxo" y "Lumbre".
ResponderEliminarDe Guebel publicaremos en España a finales de enero "Las noches de Sharyar", una reelaboración de las Mil y una noches. De Falco saldra en marzo "222 patitos", su libro de cuentos más conocido. Gracias por tus amables palabras!
Buf, pesimismo, pesimismo y más pesimismo desprende esta novela, pero quizas se nos mete tan adentro, porque en realidad mucho de lo que cuenta,es buena parte de nosotros mismos, por mucho que nos queramos esconder de nuestra propia realidad.
ResponderEliminarHola me encanta el blog. Recomiendo tambien sus novelas breves: los adioses y para una tumba sin nombre son inolvidables, espero alguna reseña de algua de estas... Saludos
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