Idioma original: Castellano
Año de publicación: 2014
Valoración: muy recomendable
Hay poemas
cargados por el diablo. Parecen artefactos inofensivos, atraen por que la quisquillosa
curiosidad te empelle a husmearlos y acaban por estallarte en los morros,
impregnando el cerebro y transformándose en parte de esa sustancia gris e
inmaterial alojada en la memoria y en la sensibilidad, en ese depósito personal
de hallazgos, verdades, imágenes y sensaciones que conforman la condición de
lector y de individuo. De persona que circula por el mundo con su bagaje de
lecturas, a las que se acaba por tener tanto respeto como gratitud, pues forman
parte irrevocable y manifiesta de lo más propio de uno mismo. También hay, por
supuesto, narrativa cebada por Belcebú. Pero es en la poesía, quizás, donde uno
se topa con más frecuencia con esas combinaciones de palabras capaces de
incrustarse en algún ignoto órgano, con la beneficencia del oxígeno, los
glóbulos rojos o el colesterol del bueno. A mí me ha vuelto a pasar con Ape
Rotoma.
José Alberto
Rodríguez Tobes (Aranda de Duero, Burgos, 1967) –Ape Rotoma cuando anda entre
palabras, papel y tinta- es un tipo que ejerce de testigo incrédulo del
discurrir de la vida, esa sucesión de personas –las ex, incluso-, jefes,
compañeros de barra o de brigada de limpieza, camareras cómplices, camellos a
quien reconocer la profesionalidad, arrogantes dueños de perros (pobre gente en realidad/ que lleva su
importancia atada/ al final de una correa.)… Es el reparto de la función
que se representa ante los ojos de Ape Rotona. Como todas, burda, fea,
hipócrita y ramplona. Pero, puesto que de la vida misma se trata, conviene
mantener las distancias desde el estupor y la perplejidad y parapetarse en una
precaria atalaya de socarronería -burlona y disparatada-, lujuria y rabiosa soledad. Una cápsula donde
el alcohol -ahora ya en tiempo pasado– y el hachís funcionan como
catalizadores necesarios y donde se frecuentan parajes como el bar La Cama (donde se ve lo más raro / y más variado y a
nadie le importa un pijo).
En Mensaje de texto y otros mensajes hay
medio centenar de poemas, algunos articulados en torno a tres líneas
argumentales: Mensajes de texto,
donde encontramos desde un momento de nostalgia a la reflexión sobre una nueva
ofensiva israelí sobre Gaza, Los de la
limpieza, una acerada reflexión del peón industrial, y Fobia, o sea, su pánico a los canes, cualquiera de ellos. Poesía narrativa podría servir (no del
todo, ni mucho menos) como etiqueta descriptiva. En lo que escribe Ape Rotoma
hay, desde luego, un poso de muchas lecturas y abundantes paseos por los propios
infiernos, versos manoseados y repensados hasta la destilación precisa, un
lenguaje y un tono tan directo y cercano como el de las confidencias que por
irrefutables resultan ciertas. Hay también diálogo con Jaime Gil de Biedma –en esta jodida e inclemente estepa
castellana- y especial dedicatoria al donostiarra Karmelo C. Iribarren, al
que se dispensa trato de maestro. Hay, en fin, abundantes dosis de lucidez,
verdad, rabia y golpes encajados como para servir de excelente compañía a cualquiera en el
camino que aún nos queda por delante:
Buena mañana.O no tan mala. Viernes.Alguna preocupación superadamerced al puntual ingresode mi exiguo sueldo.Y una extraña y vaga euforiaque supongo debida a la dosis justade jachís y de café.Voy a limpiar un baño a estos guarros.
Agradezco mucho la reseña, puesto que me gusta mucho la poesía y descubrir autores contemporáneos. No conocía a este poeta, pero según avanzaba en tu escrito, lo que describías me iba recordando a Karmelo C. Iribarren, al que mencionas al final.
ResponderEliminarNo sabría con qué poesía quedarme, bebí todo el siglo de oro y los clásicos, una y otra vez releeía a mis favoritos, y es que me gusta todo: la poesía preciosista, la social, la desgarrada, la tradicional, popular...Esta también tiene su punto, el de la crónica de la vida diaria, el apunte de la sociedad tan rápida, consumista y cambiante que nos rodea. Le leeré y te comentaré. Un saludo
Para alguien como yo a quién la poesía le atrae a la vez que le da respeto, me parece una obra ideal para propiciar el acercamiento. El verso "ejemplificador" me ha resultado decisivo.
ResponderEliminarUna reseña estupenda.
Gracias.
Lo que está claro es que definir o describir qué se entienda por poesía es sumamente imposible. En nuestro colectivo somos entre ocho y diez "antólogos" (muy entrecomillado) y aún no lo sabemos ni nos ponemos de acuerdo. Tampoco hace falta. En mi opinión, de la poesía puede afirmarse lo mismo que la copla dice del cante: Que "El cante, para ser cante, / solamente necesita / que el vello se nos levante".
ResponderEliminarSandra Suárez
Hola Lupita y Beatriz; a mi parecer, hay tanta sinceridad en estos versos, que habría que hacer un esfuerzo para no conmoverse y emocionarse. Así que será estupendo recibir vuestra opinión. Y Sandra, totalmente de acuerdo en dar por imposible definir o describir poesía; así que una buena opción es tirar por lo razonablemente subjetivo. Y mil gracias por comentar.
ResponderEliminar...se agradece la gotita de agua en medio de este vasto océano precioso, pero tan prosaico. Incluso, si me permiten, un poquito más de agua dulce precipitándose, hasta agüita ácida y corrosiva serviría, o lava incandescente de esa que se engancha en los cabellos como miel, tampoco nos haría tanto daño que, por haberla, hay poesía que a parte de sentir hace pensar (Oh, Dios) y me dijeron que los días impares, reflexionar.
ResponderEliminar(Perdón)