Título original: The son
Traducción: Eduardo Iriarte Goñi
Año de publicación: 2013
Valoración: muy recomendable
No es muy habitual encontrarnos con un autor que, con únicamente dos novelas en su haber, se coloque entre los grandes de forma directa en un mercado literario como el norteamericano, ya poblado de reputados escritores. Y es que no cabe duda de que la novela que ha gestado Philipp Meyer es una gran novela. Grande en volumen, grande en ambición, grande en potencial y grande en resultado. No extraña pues que esta novela fuera finalista al Premio Pulitzer en 2014.
Libro ambicioso donde los haya, explica la historia de Texas desde mediados del siglo XIX a principios del siglo XXI, centrando la acción en Texas, a partir de la narración de tres miembros de la familia McCullough (Eli, su hijo Peter y su bisnieta Jeanne). Así, a partir de únicamente tres personajes, el autor puede cubrir toda la historia familiar abarcando las diferentes épocas sin que haya vacíos temporales o inconexiones.
En cuanto al propio argumento, ya en un inicio asistimos al hecho principal que desencadena el resto de la historia: el asesinato de la madre y la hermana de Eli (y posterior secuestro de su hermano y de él mismo) a manos de los indios comanches. A partir de ahí, marcando como punto de partida la historia de Eli, se relata su cautiverio en manos de los indios. De forma paralela a la narración, separada por claros capítulos, se cuenta también la historia de su hijo Peter así como la de su bisnieta Jeanne, cada uno con una historia personal que va estrechamente ligada al devenir de la historia familiar. El autor, diestro en la narración, muestra una gran habilidad en modificar el tipo de lenguaje utilizado según quién sea el protagonista. De esta forma, es más seco o directo cuando habla Eli, más dulce o tierno cuando habla Peter y más prudente o comedido cuando habla Jeannie (único personaje que explica la historia en tercera persona).
Alguien podría pensar que una novela de 600 páginas, narrada por tres personajes diferentes, y que cubre 150 años de historia familiar puede resultar un tostón de mucho cuidado y un laberinto donde es fácil perderse. Nada más lejos de la realidad. Para hacerlo fácil, el autor añade el árbol genealógico de la familia justo en la primera página, por si necesitamos echarle una ojeada en caso de perdernos durante la narración, cosa que ocurre en muy contadas ocasiones. Y aunque podría ser una lectura compleja, por la cantidad de décadas a cubrir y la intercalación de narraciones, no lo es en absoluto puesto que el autor sabe perfectamente cuándo debe acelerar la historia para evitar los periodos irrelevantes y cuándo poner el freno para explicar con detalle los momentos clave. Además, el ejercicio de preparación de la novela es planificado y meticuloso hasta el punto que la narración compartida entre los tres personajes siempre se sucede en el mismo orden. A sabiendas de que en toda novela con diferentes narradores siempre hay alguno con el que conectamos menos, el autor salva este escollo manteniendo el orden en la narración e intercalando personajes, de forma que tenemos una intuición de lo que vendrá y consigue mantenernos enganchados en la lectura en todo momento.
La destreza del autor en construir la historia hace que conectemos con todos los personajes y equilibra su peso en la narración. A ratos, especialmente al principio, Eli te mantiene atrapado de forma que no puedes soltar el libro, te ubica mentalmente entre comanches, entre cadáveres y cabelleras cortadas, entre caballos y travesías a través de pastos y desiertos. El autor es consciente de la potencia de la historia de Eli, dedicándole más páginas a su historia que al resto (lógico, además, ya que la historia parte de él). Pero avanzando en el libro, el personaje de Peter gana en profundidad, se nutre de matices, de humanidad, a la vez que nos permite atisbar las fricciones entre texanos y mexicanos en el territorio. En la parte final especialmente, también Jeannie tiene un peso importante, completando con su historia la dificultad en la gestión del patrimonio, la lucha de la mujer en un entorno masculino, sus dudas, su batalla, defendiendo su parcela.
Gran habilidad del autor en su estructura, gran caracterización de personajes y gran historia contada porque al final, además de haber disfrutado de un gran relato, sin darte cuenta hemos sido testigos de los grandes conflictos de la época: la esclavitud, la inmigración, el auge de la riqueza por causa del petróleo, las tiranteces en las relaciones familiares y la reivindicación de los derechos de las mujeres.
Lo más sorprendente de este libro es que, a pesar de sus casi 600 páginas, una vez finalizado se tenga la sensación de que queda mucho por contar. Porque 150 años dan para mucho, y la historia es suficientemente potente para ello. Uno termina el libro quedándose con ganas de más, pero no porque el autor no lo haya contado sino porque el escenario que se abre en nuestra imaginación cuando leemos el libro es casi interminable. Y ése sin duda es el gran mérito del autor.
También de Philipp Meyer en ULAD: El valle del óxido
Libro ambicioso donde los haya, explica la historia de Texas desde mediados del siglo XIX a principios del siglo XXI, centrando la acción en Texas, a partir de la narración de tres miembros de la familia McCullough (Eli, su hijo Peter y su bisnieta Jeanne). Así, a partir de únicamente tres personajes, el autor puede cubrir toda la historia familiar abarcando las diferentes épocas sin que haya vacíos temporales o inconexiones.
En cuanto al propio argumento, ya en un inicio asistimos al hecho principal que desencadena el resto de la historia: el asesinato de la madre y la hermana de Eli (y posterior secuestro de su hermano y de él mismo) a manos de los indios comanches. A partir de ahí, marcando como punto de partida la historia de Eli, se relata su cautiverio en manos de los indios. De forma paralela a la narración, separada por claros capítulos, se cuenta también la historia de su hijo Peter así como la de su bisnieta Jeanne, cada uno con una historia personal que va estrechamente ligada al devenir de la historia familiar. El autor, diestro en la narración, muestra una gran habilidad en modificar el tipo de lenguaje utilizado según quién sea el protagonista. De esta forma, es más seco o directo cuando habla Eli, más dulce o tierno cuando habla Peter y más prudente o comedido cuando habla Jeannie (único personaje que explica la historia en tercera persona).
Alguien podría pensar que una novela de 600 páginas, narrada por tres personajes diferentes, y que cubre 150 años de historia familiar puede resultar un tostón de mucho cuidado y un laberinto donde es fácil perderse. Nada más lejos de la realidad. Para hacerlo fácil, el autor añade el árbol genealógico de la familia justo en la primera página, por si necesitamos echarle una ojeada en caso de perdernos durante la narración, cosa que ocurre en muy contadas ocasiones. Y aunque podría ser una lectura compleja, por la cantidad de décadas a cubrir y la intercalación de narraciones, no lo es en absoluto puesto que el autor sabe perfectamente cuándo debe acelerar la historia para evitar los periodos irrelevantes y cuándo poner el freno para explicar con detalle los momentos clave. Además, el ejercicio de preparación de la novela es planificado y meticuloso hasta el punto que la narración compartida entre los tres personajes siempre se sucede en el mismo orden. A sabiendas de que en toda novela con diferentes narradores siempre hay alguno con el que conectamos menos, el autor salva este escollo manteniendo el orden en la narración e intercalando personajes, de forma que tenemos una intuición de lo que vendrá y consigue mantenernos enganchados en la lectura en todo momento.
La destreza del autor en construir la historia hace que conectemos con todos los personajes y equilibra su peso en la narración. A ratos, especialmente al principio, Eli te mantiene atrapado de forma que no puedes soltar el libro, te ubica mentalmente entre comanches, entre cadáveres y cabelleras cortadas, entre caballos y travesías a través de pastos y desiertos. El autor es consciente de la potencia de la historia de Eli, dedicándole más páginas a su historia que al resto (lógico, además, ya que la historia parte de él). Pero avanzando en el libro, el personaje de Peter gana en profundidad, se nutre de matices, de humanidad, a la vez que nos permite atisbar las fricciones entre texanos y mexicanos en el territorio. En la parte final especialmente, también Jeannie tiene un peso importante, completando con su historia la dificultad en la gestión del patrimonio, la lucha de la mujer en un entorno masculino, sus dudas, su batalla, defendiendo su parcela.
Gran habilidad del autor en su estructura, gran caracterización de personajes y gran historia contada porque al final, además de haber disfrutado de un gran relato, sin darte cuenta hemos sido testigos de los grandes conflictos de la época: la esclavitud, la inmigración, el auge de la riqueza por causa del petróleo, las tiranteces en las relaciones familiares y la reivindicación de los derechos de las mujeres.
Lo más sorprendente de este libro es que, a pesar de sus casi 600 páginas, una vez finalizado se tenga la sensación de que queda mucho por contar. Porque 150 años dan para mucho, y la historia es suficientemente potente para ello. Uno termina el libro quedándose con ganas de más, pero no porque el autor no lo haya contado sino porque el escenario que se abre en nuestra imaginación cuando leemos el libro es casi interminable. Y ése sin duda es el gran mérito del autor.
También de Philipp Meyer en ULAD: El valle del óxido
Me has convencido! Tenía la novela comprada desde el año pasado, y había quedado postergada debajo de muchas lecturas pendientes que se acumulan. Pero tu reseña desprende tanto entusiasmo, y el formato/estructura es tan atractivo, que le voy a dar prioridad próximamente!
ResponderEliminarMuchas gracias Javier por tu comentario. Sin duda es un libro que hay que cogerlo con ganas (por su volumen) pero una vez empiezas, la estructura y su ritmo narrativo te impide que lo dejes. Espero que te guste, a mí me ha encantado; un novelón.
ResponderEliminar¡Ya me contarás! Y gracias por colaborar y enriquecer el blog con tus comentarios.
Marc
Este escritor es para mí totalmente desconocido, no sé nada de él ni de sus libros. Pero después de haber leído esta reseña he decidido leer el libro. Creo que no me va a defraudar, hay mucha pasión y entusiasmo en estas líneas. Espero disfrutar de su lectura casi tanto como lo has hecho tú. Gracias.
ResponderEliminarHola Rebeca. Efectivamente es un autor poco conocido ya que, de hecho, únicamente tiene dos novelas publicadas hasta la fecha: "El valle del óxido" (2009) y "El hijo" (2013) aunque en castellano se han publicado en orden inverso. Probablemente fue la potencia de este libro (del cuál en breve habrá adaptación para una serie de TV) que llevó a la editorial a publicar posteriormente también el primero (el cuál estoy leyendo y también habrá reseña en breve en el blog).
ResponderEliminarEspero que te guste tanto (o más aún) que a mí; me sorprendió gratamente.
Saludos y gracias por colaborar con tus comentarios.
Marc
Es el libro que me estoy leyendo ahora mismo y puedo decir que las 280 primeras páginas me han parecido buenísimas, especialmente las dedicadas a los comanches y a cómo describe ese sustrato de violencia que desde el principio impregna las relaciones entre los distintos grupos que se buscan la vida en la zona. Además, se adivina un curro de documentación monumental. Y digo que se adivina, porque el autor tiene la habilidad y el buen gusto de hacerlo evidente sin tirarse el rollo sobrecargando el texto con trillones de referencias.
ResponderEliminarSe lee con auténtico placer.
Un saludo, y enhorabuena por el blog!
Me alegro, Enrique, que te esté causando tan buena impresión. Efectivamente, parece que Philipp Meyer sabe muy bien lo que cuenta y lo que quiere contar, y lo hace con un vocabulario muy adaptado al lenguaje actual, cosa que facilita su lectura. Y sí, el personaje de Eli y sus relaciones y vivencias con los indios es muy interesante, de lo mejor del libro, pero espera al resto de personajes que aumentarán su peso a medida que avances ;-)
ResponderEliminarGracias por seguirnos y colaborar.
Marc.
Excelente reseña, y qué lo dejó corto del "imprescindible"? Saludos!
ResponderEliminar¡Gracias Jorge! Buena pregunta… para mí el "imprescindible" está reservado a aquellos libros que sabes que recordarás como algo especial durante mucho tiempo y eso implica, no solo que te gusten (con lo que conlleva: bien escritos, buena trama, etc.), sino que dejen un recuerdo imborrable y te causen un profundo impacto. Hay pocos libros así, al menos para mí, y es más probable que ocurra en otras temáticas.
ResponderEliminarDe todos modos, para no evitar la respuesta a tu pregunta respecto a este libro en concreto, creo que hay algún personaje que al principio no parece (y digo "parece") que sea muy relevante en contraposición a otros; el propio autor no lo disimula al dedicarle menos páginas. Afortunadamente, luego se corrige la situación y se le da la importancia en el momento adecuado (también es cierto que en una novela de tres personajes principales es difícil que todos te atrapen de igual forma y en todo momento). En su conjunto, está bien resuelto y es lógico que se haya hecho de esta forma una vez completada la lectura.
Espero haberme explicado y que se entienda el porque es un "muy recomendable". Para mí se trata de un gran libro pero los imprescindibles intento limitarlos para poder distinguirlos como se merecen ;-)
Saludos
Marc
Buenas tardes Marc! No sé si a estas alturas seguís leyendo los comentarios. Simplemente quería informarte que ya estoy inmerso en la novela, y de momento, encantado con ella. No he podido evitar acordarme de una de mis lecturas "imprescindibles" de todos los tiempos, "País de sombras", de Peter Matthiessen: un novelón descomunal, similar en cuanto a elementos argumentales, centrados en este caso en la colonización del estado de Florida, cargada de violencia, conflictos raciales, y familiares, y enfocada desde tres puntos de vista distintos, en otras tantas partes que tiene la obra, y que pueden funcionar de forma independiente. Si no la has leído ya, apúntatela en tus pendientes! No puede defraudar.
ResponderEliminar¡Buenas tardes, Javier! Seguimos leyendo los comentarios, siempre intentamos estar pendientes de ellos ;-)
ResponderEliminarMe alegro que hayas empezado con la lectura y te esté gustando. No conocía la novela que indicas pero me la apunto ya que, por lo que comentas, tiene muchas de los atributos que me gustan de las novelas. Por lo que destacas de ella, parece ser una muy buena lectura y, si la incluyes entre tus "imprescindibles", es para tomarla muy en cuenta.
Gracias por la recomendación, y por contribuir con tus comentarios y aportaciones.
Saludos
Marc
Buenos dias
ResponderEliminarEstoy leyendo El hijo y escribo esta reseña para discrepar un poco de los comentarios anteriores. Me la recomendó un buen amigo del que me suelo fiar mucho y comencé con muchas ganas. LLevo aproximadamente carca de la mitad y francamente, hasta ahora, el libro no me ha enganchado, si bien en los últimos capítulos empieza a despertarme algo más de interés, sobre todo a medida que Jeanne empieza a cobrar protagonismo.
La vida del cautivo Eli/Tietheti resulta entretenida pero no más allá de lo que pueda aportar otra lectura, que las hay y muy interesantes, sobre los comanches, los grandes guerreros americanos.
Me da la sensacion de que la novela épica que todos reseñan se queda un tanto corta, pero claro cuando tantas opiniones son tan favorables se queda uno con la duda de si realmente está a la altura, como lector quiero decir.
saludos
Pedro
Hola Pedro. Lamento que la novela no te haya atrapado tanto como a mí. En mi caso, sí me que enganchó desde un principio por su ritmo alto y su estructura. Pero ya se sabe que contra gustos… En cuanto a que el lector no esté a la altura, No creo que sea eso ya que por lo que indicas tienes bastante bagaje en este tipo de novelas, más bien será el caso que, a veces, un libro no te engancha, sin más.
ResponderEliminarSaludos y gracias por comentar, aunque en este caso sea de desde la discrepancia, siempre interesante.
Marc