Año de publicación: 2016
Valoración: recomendable
Cuando Vicente Valero (Ibiza, 1963) se viste de narrador sigue ejerciendo de poeta. Por la cadencia de sus relatos, por las atmósferas que van envolviendo al lector, por la ligereza en la que parece flotar lo contado, como si los acontecimientos fuesen apenas un rasgo anecdótico de los personajes. Y por la coherencia y precisión del lenguaje; pareciera que en Las transiciones importase más la manera -cómo se nos cuenta- que lo contado en sí; en apariencia un puñado de anécdotas de final de infancia e inicio de juventud de un grupo de compañeros de colegio y amigos.
En realidad, se trata de una sutil y perspicaz crónica de un momento histórico en que las mentalidades, los modos de vida, las maneras de ejercer el poder mutaron y pasaron de una generación a otra de manera fulminante, profunda e irreversible. También en una pequeña ciudad, portuaria e insular, conservadora y levítica, plácida y amable, de la España de los años 70 del siglo pasado como es la Ibiza escenario de estas transiciones.
“…el destino de la isla cambió de manos en sólo unos meses y sin necesidad de hacerlo más allá de las paredes de aquel casino provinciano, simplemente pasó de los vetustos salones con sofás y butacas de terciopelo, donde se llevaba siempre corbata o uniforme, se hablaba en voz baja y con gesto serio, se bebía té o café con leche, hasta la barra del bar donde se vestía de manera informal, se estaba de pie, se jugaba a los dados, a menudo vociferando, y se bebía siempre el mismo whisky escocés.” (p.105)
Bien, es cierto, quizás la transformación no fuese tan profunda; el poder sí cambió de manos, que no de apellidos.
La brevedad, apenas poco más de cien páginas, ayuda a darle al relato ese aire de evocación, de historia susurrada al oído, de confidencia compartida. Como también los diferentes momentos cronológicos, hasta tres distintos, en los que se articula; el autor que escribe ahora sobre un suceso ocurrido hace veinte años que le incitó a recuperar los recuerdos compartidos con los compañeros con los que cruzó de la infancia a la juventud, otros veinte años atrás: “Cuando uno abre la puerta a los recuerdos, sobreviene un torrente de imágenes que acaba por desbordarse, y yo estaba en aquel momento y en aquel lugar…” (página 18).
De manera que Las transiciones es una composición con trazos de hitos históricos y de recuerdos personales, de adultos obtusos y temibles pero también resignados y condescendientes, de pinceladas de primeros amores y sustos y miedos, del descubrimiento de la complicidad y de la agresividad, del erotismo y de las drogas, de la frustración, la sospecha, las desapariciones, los olvidos. Es decir, la materia -en este lugar y aquel momento- con la que nos tocó a los benditos del baby boom crecer, formarnos, vivir.
Firmado: Carlos Ciprés
Me encanta Vicente Valero, me gusta verlo reseñado en ULAD. En concreto, El arte de la fuga me parece uno de los mejores libros españoles de la última década, y tengo la sensación de que se ha hablado de él bastante menos de lo que se merece.
ResponderEliminarMarta.