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viernes, 23 de septiembre de 2016

Sherwood Anderson: Winesburg, Ohio

Idioma original: inglés
Título original: Winesburg, Ohio
Año de publicación: 1919
Traducción: Miguel Temprano
Valoración: muy recomendable

Para los que se quejan de lo fácil que nos la cuelan los autores (y las editoriales y las promotoras y los periodistas) norteamericanos, voy a empezar aclarando que Sherwood Anderson es un escritor nacido en el siglo XIX y que me fue "presentado" en un párrafo de "El rey pálido" de DFW. Lo que tienen esas lecturas que alternas cuando andas sumergido en algo gordo. Y espero que sea "este" Anderson, pero me da que sí. 
Porque algo me sonaba eso de Winesburg, Ohio, y desde luego más me sonará si puedo ir indagando más. Porque ver que hablamos de principios de siglo XX y ver que es tan fresco, tan eficaz. No os extrañe que se le otorgue alguna condición que os sorprenda; como ser una muy probable influencia para la creación del universo de Faulkner. Porque yo ignoro si existe un pueblo de verdad con ese nombre. Wikipedia dice que sí, pero que no era el que Anderson describia. De no haberlo, de no existir uno solo de esos personajes, estamos ante un precedente del condado de Yoknapatawpha y estamos ante un precedente de ese modo de narrar basado en la exigencia al lector: crónica emitida a varias voces, esta colección de relatos/recortes/piezas que  se van a ensamblar, pero no por que haya sensación de suspense o de pura proximidad de la tragedia. Es más una demostración de que las pequeñas comunidades siempre tienen que contar con la presencia de un testigo que de todo da fe,y  que es cronista de todas las cuitas y los encuentros furtivos y los deseos reprimidos, a la vez que el contrapunto necesario y el conocedor de motivos y causas y consecuencias.
Éste es George Willard, periodista del diario local, testigo y partícipe. Aportando cohesión a veintidós relatos que van encajando, participando desde una inalterable coherencia profesional solo interrumpida por su cercanía a los personajes. Todos ellos desfilan en distintos escenarios, y pronto descubriremos cosas de ellos, que no viene a cuento detallar demasiado, pues aconsejaría a todo el mundo que se haga con el libro y lo disfrute. Sabrá por qué alguien tuvo que salir huyendo del pueblo a los quince años. Sabrá de los paseos furtivos de las chicas, de la gente que vive sola, de los poderosos y de los desahuciados.
Fascinante descubrimiento: ver que hace casi un siglo un libro empieza a sembrar simiente que aún crece descontrolada: muchos deben a estos relatos, y por motivos muy variados. Lynch, Faulkner, Ray-Pollock, Munro. No es una mala cohorte de seguidores, desde luego.


También de Sherwood Anderson en ULAD: La canción de las máquinas y otros artículos

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