Años de publicación: 2015 y 2016
Valoración: entre recomendable y está bien
Para ser exactos, esta reseña doble correspondería más bien al formato 1 x 2 (y no hablo de la quiniela), puesto que los dos volúmenes que hasta ahora se han publicado bajo el título de ¡García!, no son independientes el uno del otro, sino la primera y segunda parte de una misma aventura. Supongo que la editorial y los autores han tenido a bien hacerlo así para no publicar un cómic excesivamente "tocho" (nada que objetar por mi parte; simplemente es una advertencia a posibles lectores: hay que empezar por el 1 y luego va el 2).
La(s) historieta(s) tiene(n) por protagonista a una especie de superpoli, una mezcla de James Bond con Batman llamado... ¿a ver sí lo adivinan? ¡Exacto, García! Porque además el tipo es más español que el chocolate con churros o la lotería de Navidad... sólo que un pelín periclitado; García es un superagente del gobiernoi...pero del gobierno franquista y sus aventuras originales -dibujadas aquí de forma muy divertida por el gran Manel Fontdevila- se remontan a cincuenta años atrás, cuando el invicto Caudillo por la Gracia de Dios velaba por el destino de la patria española, ante los insidiosos ataques del bolchevismo internacional y de otros malvados menos clasificables, como el Profesor Nefarius (Neffemberg)... bueno, el Caudillo, a nivel general, porque el que se encargaba de la brega y los mamporros era el incansable García, ayudado por el fiel y joven Jaimito...¿a nadie le suenan estos personajes? ¡Ostras, Pedrín, pues claro! García es una evidente parodia de Roberto Alcázar, que hizo las delicias de la chiquillería durante los plácidos y largos años del anterior régimen político que regía en España (de todos modos, tampoco es la primera vez que se parodian estos legendarios tebeos: Ignacio Vidal-Folch y Miguel Gallardo ya lo hicieron con Roberto España y Manolín).
Tras una presunta traición, hace cosa de medio siglo, el agente García desaparece de escena y permanece hibernando en una cámara secreta construida en el subsuelo del Valle de los Caídos -cómo no-, hasta que por mor de una oscura trama (cuyos detalles no acaban de quedar claros, por cierto), despierta en la época actual y el pobre y despistado García se ve obligado a desenvolverse en un mundo para el que ni sus valores ni sus conocimientos le han preparado... Es verdad que el truquillo de enfrentar a un personaje con los pormenores de una época a la que no pertenece ya lo hemos visto infinidad de veces, sobre todo en películas y series de televisión, pero, qué cosas, sigue funcionando. Y en los dos sentidos: tan divertido resulta ver al "superhéroe" franquista desenvolverse en una fiesta de celebración de un matrimonio gay que el desarrollo de una persecución -muy bien resulta, por cierto- a bordo de... un SEAT 850, automóvil de tecnología punta, para su época.
García, además, no se encuentra solo en estas nuevas aventuras. Junto a él investiga la intrépida aunque novata reportera Antonia, que resulta ser la hija de Jaime Expósito, el otrora ayudante Jaimito y que con los años se ha convertido en una especie de regidor en la sombra de los servicios de inteligencia del Estado. No es algo que contribuya a desenredar el argumento, que se ve un tanto liado entre una oscura historia de venganza, una situación política explosiva, con secuestros de líderes, manifestaciones populistas y cruzados intereses periodísticos (por cierto, no creo que a los lectores españoles les cueste mucho identificar a personajes como la Capìtana o el extremista locutor Aquilino Barea con algunos de nuestra cotidianeidad política), amén de la intervención de enigmáticas fuerzas paramilitares... Ya digo que la cosa no queda muy clara, aunque cabe suponer que la intención de los autores es continuar con tales derroteros en entregas posteriores. Que aquí serán bien recibidas, por supuesto...
Esta cierta confusión es quizás la mayor pega que se le puede poner a la historia, que en general resulta ágil y dibujada con energía y pericia. Por lo demás, buen cómic y estupenda idea la de recuperar en clave humorística, ciertos elementos icónicos de la cultura popular de otros tiempos no especialmente felices. Siempre que tengamos en cuenta lo que han representado y aún representan: por ejemplo, el Valle de los Caídos puede ser una magnífica guarida para un epígono del Dr. No, pero no nos olvidemos de quién y cómo lo construyó. Y por orden de quién... que ése daba más miedito que cualquier Dr. No...
La(s) historieta(s) tiene(n) por protagonista a una especie de superpoli, una mezcla de James Bond con Batman llamado... ¿a ver sí lo adivinan? ¡Exacto, García! Porque además el tipo es más español que el chocolate con churros o la lotería de Navidad... sólo que un pelín periclitado; García es un superagente del gobiernoi...pero del gobierno franquista y sus aventuras originales -dibujadas aquí de forma muy divertida por el gran Manel Fontdevila- se remontan a cincuenta años atrás, cuando el invicto Caudillo por la Gracia de Dios velaba por el destino de la patria española, ante los insidiosos ataques del bolchevismo internacional y de otros malvados menos clasificables, como el Profesor Nefarius (Neffemberg)... bueno, el Caudillo, a nivel general, porque el que se encargaba de la brega y los mamporros era el incansable García, ayudado por el fiel y joven Jaimito...¿a nadie le suenan estos personajes? ¡Ostras, Pedrín, pues claro! García es una evidente parodia de Roberto Alcázar, que hizo las delicias de la chiquillería durante los plácidos y largos años del anterior régimen político que regía en España (de todos modos, tampoco es la primera vez que se parodian estos legendarios tebeos: Ignacio Vidal-Folch y Miguel Gallardo ya lo hicieron con Roberto España y Manolín).
Tras una presunta traición, hace cosa de medio siglo, el agente García desaparece de escena y permanece hibernando en una cámara secreta construida en el subsuelo del Valle de los Caídos -cómo no-, hasta que por mor de una oscura trama (cuyos detalles no acaban de quedar claros, por cierto), despierta en la época actual y el pobre y despistado García se ve obligado a desenvolverse en un mundo para el que ni sus valores ni sus conocimientos le han preparado... Es verdad que el truquillo de enfrentar a un personaje con los pormenores de una época a la que no pertenece ya lo hemos visto infinidad de veces, sobre todo en películas y series de televisión, pero, qué cosas, sigue funcionando. Y en los dos sentidos: tan divertido resulta ver al "superhéroe" franquista desenvolverse en una fiesta de celebración de un matrimonio gay que el desarrollo de una persecución -muy bien resulta, por cierto- a bordo de... un SEAT 850, automóvil de tecnología punta, para su época.
García, además, no se encuentra solo en estas nuevas aventuras. Junto a él investiga la intrépida aunque novata reportera Antonia, que resulta ser la hija de Jaime Expósito, el otrora ayudante Jaimito y que con los años se ha convertido en una especie de regidor en la sombra de los servicios de inteligencia del Estado. No es algo que contribuya a desenredar el argumento, que se ve un tanto liado entre una oscura historia de venganza, una situación política explosiva, con secuestros de líderes, manifestaciones populistas y cruzados intereses periodísticos (por cierto, no creo que a los lectores españoles les cueste mucho identificar a personajes como la Capìtana o el extremista locutor Aquilino Barea con algunos de nuestra cotidianeidad política), amén de la intervención de enigmáticas fuerzas paramilitares... Ya digo que la cosa no queda muy clara, aunque cabe suponer que la intención de los autores es continuar con tales derroteros en entregas posteriores. Que aquí serán bien recibidas, por supuesto...
Esta cierta confusión es quizás la mayor pega que se le puede poner a la historia, que en general resulta ágil y dibujada con energía y pericia. Por lo demás, buen cómic y estupenda idea la de recuperar en clave humorística, ciertos elementos icónicos de la cultura popular de otros tiempos no especialmente felices. Siempre que tengamos en cuenta lo que han representado y aún representan: por ejemplo, el Valle de los Caídos puede ser una magnífica guarida para un epígono del Dr. No, pero no nos olvidemos de quién y cómo lo construyó. Y por orden de quién... que ése daba más miedito que cualquier Dr. No...
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