Año de publicación: 2014
Valoración: está bien
La anécdota es bastante conocida en Navarra, pero supongo que no tanto fuera de allí. en octubre de 1965 la comparsa de gigantes y cabezudos -más "zaldikos" y "kilikis", claro- fueron invitados a participar en el desfile por la quinta avenida de Nueva York. ¿Todos? No: los gigantes de raza negra, que -paradójicamente- representan al continente americano, no lo hicieron pues las autoridades consideraron que podrían dar lugar a disturbios raciales, en una año que había vivido una buena cantidad de ellos a lo largo de todo el país. Para rizar la ironía, se tuvo que contratar a personal local que portase los cabezudos... y se contrataron ayudantes de raza negra. (**)
Partiendo de esta historia, el músico vasco Fermín Muguruza (exacto, el ex-Kortatu y ex-Negu Gorriak), el escritor también vasco Harkaitz Cano y el ilustrador argentino Dr. Alderete crearon un cómic con las aventuras de Manex Unanue, uno de los mozos encargados de hacer bailar a un gigante negro y que no pudo desfilar por ello. Enfadado por ello, Manex, nacido en el País Vasco francés, hijo de un brigadista inglés y de una navarra (!), se pierde por Nueva York y acaba en Harlem, donde hace nuevos amigos y decide quedarse en América. Por medio de una carambola argumental, acaba enrolado en la revolución cubana y encargado de una importante misión que le llevará de un lugar a otro del globo, de Cuba a México y de Canadá a Argelia, esquivando la persecución de los villanos de turno (en esta ocasión el FBI y, no sé muy bien por qué, también ciertas agencias de inteligencia de varios países). En su periplo, Manex se cruzará con diversos personajes emblemáticos de la época, tanto de la política como la cultura, el Che Guevara, el escritor Juan Rulfo, el black panther Emory Douglas o el actor mexicano Germán Valdés "Tin-Tan". Otros muchos aparecen brevemente, componiendo el marco de esa década tan interesante como fueron los 60: Andy Warhol, Mohamed Ali, Angela Davis, el general De Gaulle...Y, por supuesto ,ya que un músico ha intervenido en la creación del cómic, toda una serie de músicos ya míticos que crean el ambiente necesario, entre revolucionario y cool para las peripecias de Manex: Otis Redding, Janis Joplin, Jimmy Hendrix, The Who, Cheihha Rimitti... si alguien quiere iniciarse en la cultura y la Historia de los burbujeantes años 60, este cómic puede ser un buen inicio, incluso una oportunidad de encontrar referencias algo menos trilladas que las que se suelen señalar.
Por lo demás el trazo del dibujante resulta vigoroso y, aunque a veces no demasiado pulido, es adecuado para contar una aventura tan dinámica. Quizás en algún momento cuesta seguir el hilo de la narración, aunque esto puede deberse a la influencia del montaje cinematográfico -de hecho, parece que en un principio el proyecto era hacer una película de animación- en el cómic. ¿Qué otras pegas se le pueden poner? Pues, básicamente, que el argumento parece a veces producto de -¿cómo decirlo?- un cierto delirio autosatisfactorio; el simpático Manex acaba convertido en una suerte de James Bond vasco y revolucionario (también un poco lila, la verdad) que combate a los malandrines y mantiene tórridos encuentros con bellas mujeres en exóticos escenarios internacionales... No es que yo sea un talibán de la verosimilitud en la ficción, ni mucho menos, pero esto no hay quien se lo crea. "Oye, ¿y qué pasa porque no sea verosímil?", se opondrá, sin duda, alguna voz, empezando por la de mi conciencia; "tampoco lo son las pelis de James Bond y bien que disfrutas con ellas". En efecto, pero tampoco me las creo (y, por otro lado, también he disfrutado a ratos con este cómic). Y además, habría que considerar la sutil, o no tan sutil diferencia, entre un original y una copia. Por ejemplo, también prefiero a los Beatles -que aparecen como referencia en el cómic, dicho sea de paso- que a Los Bravos, por más que éstos cantaran aquello de "Black is Beltza"... es decir, perdón: "Black is Black". Cuestión de gustos.
Notas:
(*) El libro se publicó a la vez en los dos idiomas, sin que me conste que uno sea la traducción del otro, o viceversa.
(**) Aún a riesgo de resultar pedante, he de señalar que, al parecer, en realidad los dos gigantes negros, Braulia y Toko-Toko, ni siquiera viajaron a N.Y. y se quedaron en Pamplona. Por otro lado, los graves disturbios raciales del año 65 no fueron debidos, al menos directamente, al asesinato de Malcolm X en febrero de ese año, tal y como se sugiere en el libro.
Otros títulos de estos autores (o sea, de Harkaitz Cano) reseñados en Un Libro Al Día: aquí
Por lo demás el trazo del dibujante resulta vigoroso y, aunque a veces no demasiado pulido, es adecuado para contar una aventura tan dinámica. Quizás en algún momento cuesta seguir el hilo de la narración, aunque esto puede deberse a la influencia del montaje cinematográfico -de hecho, parece que en un principio el proyecto era hacer una película de animación- en el cómic. ¿Qué otras pegas se le pueden poner? Pues, básicamente, que el argumento parece a veces producto de -¿cómo decirlo?- un cierto delirio autosatisfactorio; el simpático Manex acaba convertido en una suerte de James Bond vasco y revolucionario (también un poco lila, la verdad) que combate a los malandrines y mantiene tórridos encuentros con bellas mujeres en exóticos escenarios internacionales... No es que yo sea un talibán de la verosimilitud en la ficción, ni mucho menos, pero esto no hay quien se lo crea. "Oye, ¿y qué pasa porque no sea verosímil?", se opondrá, sin duda, alguna voz, empezando por la de mi conciencia; "tampoco lo son las pelis de James Bond y bien que disfrutas con ellas". En efecto, pero tampoco me las creo (y, por otro lado, también he disfrutado a ratos con este cómic). Y además, habría que considerar la sutil, o no tan sutil diferencia, entre un original y una copia. Por ejemplo, también prefiero a los Beatles -que aparecen como referencia en el cómic, dicho sea de paso- que a Los Bravos, por más que éstos cantaran aquello de "Black is Beltza"... es decir, perdón: "Black is Black". Cuestión de gustos.
Notas:
(*) El libro se publicó a la vez en los dos idiomas, sin que me conste que uno sea la traducción del otro, o viceversa.
(**) Aún a riesgo de resultar pedante, he de señalar que, al parecer, en realidad los dos gigantes negros, Braulia y Toko-Toko, ni siquiera viajaron a N.Y. y se quedaron en Pamplona. Por otro lado, los graves disturbios raciales del año 65 no fueron debidos, al menos directamente, al asesinato de Malcolm X en febrero de ese año, tal y como se sugiere en el libro.
Otros títulos de estos autores (o sea, de Harkaitz Cano) reseñados en Un Libro Al Día: aquí
Espero que a Fermin Muguruza se le den mejor los comics que la música porque mira que canta mal el pájaro!
ResponderEliminarPues no sé que parte del guión es obra del sr. Muguruza y cual del sr. Cano (aunque tengo mis sospechas), así que repartamos aciertos y fallos entre los dos ; )
EliminarAh, eso sí que no, Kim. Aunque de Fermín me separan muchas cosas, su contribución a la música es sobresaliente se mire por donde se mire.
ResponderEliminarY una colaboración con Harkaitz Cano, mmm... parece interesante.
Como me gusta seguir las andanzas tanto de Muguruza como de Cano, este verano pasado (suena raro eso estando ya en Abril) abordé Black is Beltza y suscribo plenamente la reseña. Disfrutable a ratos, pero también acabé pensando que James Bond debió nacer en Bilbao. Ya, ya sé que el prota no es de Bilbao, pero como bilbokoa, yo sé lo que me digo). Las referencias musicales me parecieron lo más notable.
ResponderEliminarOjo que a mi los dos primeros discos de Kortatu me gustaban un huevo (esa mezcla de punk, ska, etc a lo The Clash...) y las cintas andaban por casa.
ResponderEliminarLuego ya Negu Gorriak me gustaba mucho menos (o prácticamente nada) y lo de después como que nada de nada. Pero para gustos, colores!
Influyente lo ha sido (o lo es), y mucho. Y ha tenido el valor y la suerte de poder hacer musicalmente lo que le ha dado la gana. Pero vamos, para mí canta fatal.
P.D.: No sé lo digáis a nadie, pero el próximo desfile militar en Pyongyang se hará al ritmo del "Sarri, Sarri"
La contribución de FM a la escena musical vasca es incuestionable. Un tipo más con más discurso y voluntad que talento, en cualquier caso. Su último proyecto —a propósito del legado de Nueva Orleans— evidencia todo lo que acabo de comentar. Pero hay que alabar que siga siendo un artista inquieto, dispuesto a mezclarse y experimentar, más allá de los resultados. Como Harkaitz Cano. El que mucho se prodiga, difícilmente podrá mantener alto el listón de excelencia, pero de esta gente siempre cabe esperar nuevas sorpresas. Black is Beltza es una anécdota agradable, poco más.
ResponderEliminarHola, Carlos, Alimaña, Kim y Anónimo:
ResponderEliminarSobre la excelencia y trascendencia (o no) de la música del amigo "MC Mugu", no me voy a pronunciar; doctores tiene la Iglesia...
Sobrw el cómic, pues es cierto que no pasa de ser una anécdota con cierta gracia y ya está; pero vaya... me quedé con la sensación de que a partir de la anécdota inicial se podía haber conseguio algo con más chicha que las aventuras del agente "ZeroZeroZazpi"...
Un saludo a todos y gracias por los comentarios.
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ResponderEliminarMuguruza fue a ver a Otegi a la cárcel en febrero para "visitar a un amigo y a una persona que considero injustamente encarcelada". Según el Tribunal Supremo, Otegi fue condenado en 2012 a seis años y medio de cárcel, acusado de intentar reconstruir la cúpula de Batasuna siguiendo las órdenes de ETA.
ResponderEliminarNo creo que se deba añadir mucho más.
No teneis personalidad ninguna.
Te respondería, pero como no tengo personalidad no sé muy buwn qué poner...
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ResponderEliminarPor alusiones (soy el primer anónimo): Si careceré de personalidad, que a mí rara vez me ha apasionado nada que hiciera Muguruza, y aún así me siento capaz de reconocerle su mérito. Lo demás que comenta el segundo anónimo no es sino una muestra más de lo que nos gusta por estos y aquellos pagos mezclar conceptos y hacer ruido. Y así nos va. Salud para todos.
ResponderEliminarAnónimo de las 17:37, que vas sobrado de personalidad.
ResponderEliminarTambién me gusta Joseba Sarrionandia. ¿Algún problema?
Cómo agota todo esto, chicos, tanto debate sobre opiniones de escritores sin entrar a valorar la obra en sí.
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