Título original: The Wives of Los Alamos
Año de publicación: 2014
Traducción: Ismael Attrache
Valoración: muy recomendable
Preciosa portada para un libro que ha pasado injustamente desapercibido, cosa injusta a la que vamos acostumbrándonos peligrosamente. No negaré nuestra parte de culpa en enfocar aquí y no allá. En, inconscientes, tender a entregar nuestra atención (nuestro tiempo) a propuestas que resuenan con más fuerza. Los clásicos, las polémicas, los autores de renombre, el fragor mediático que absorbe y anula, perdón por la plasta poética, el murmullo de tantos y tantos cauces que fluyen. No solamente se trata de nuevas editoriales que apuestan fuerte por imágenes distintivas, presentaciones cuidadas. Hay que revolver estanterías y hay que consultar referencias y hay, claro, que dejarse llevar por la intuición o por los consejos de los allegados y de los afines, ni que sea para, alguna vez, por tozudez o esencia de la contradicción, encontrarse con algo que nos demuestre que, a pesar de lo muy jodido que está todo, a pesar de que el panorama cultural parezca ser un continuo remar contra la corriente del pensamiento único, las sorpresas y los descubrimientos son, aún, posibles, aunque escasos.
Lo primero que llama la atención de Las esposas de Los Álamos es cómo Tarashea Nesbit renuncia a lo fácil. Que hubiera sido centrar su acción en una esposa en concreto, en una familia y su devenir, alrededor del cual hubiera podido, con todas las licencias creativas a su favor, construir una historia épica que se hubiera ganado al lector mayoritario. En vez de eso, osada, concibe esta narración como una historia coral (en el sentido estricto: todas las voces son a la vez y no hay forma de distinguir un solista), por lo que la novela no pierde en ningún momento el nosotras, esa primera persona femenina del plural, a la que hay que acostumbrarse. Hay que interpretar esta condición como una toma de postura de la autora. Porque Las esposas de los Álamos es la historia de un colectivo afectado por una curiosa historia poco conocida. Allá por 1944, en plena fase final de la II Guerra Mundial, el Proyecto Manhattan fue un movimiento estratégico del gobierno americano, una reacción ante los rumores de que el III Reich había puesto en marcha su propia iniciativa para lograr crear armas de aniquilación masiva. Consistió en la movilización de miles de científicos cuya misión, casi a contrarreloj, era conseguir tomar la delantera en esa carrera. Para ello, y junto a sus familias, con la intención (que tuvo un éxito pasmoso) de preservar la discreción y el secretismo del Proyecto, se les trasladó a comunidades, se les apartó de lo que había sido su vida hasta ese momento, y sus esposas formaron parte de ese micromundo destajista donde los maridos eludían las palabras o cualquier información que comprometiera el proyecto. Y trabajaban. Y del resultado final de su trabajo ya se ha hablado y se ha escrito mucho.
Las esposas de Los Álamos narra, eludiendo enfatizar heroismo o patriotismo, apelando al sentido práctico de quien se adapta a aquellos cambios contra los que poco puede hacer, toma testimonio de cómo reaccionan, qué diferentes y variadas son sus actitudes, cómo tienen hijos, cuidan de ellos, los educan en las circunstancias que les rodean, se organizan y acaban generando una sociedad dentro de ese colectivo, sociedad que incluso dispone de sus héroes y sus villanos. Nesbit no solo nos relata detalles de un episodio histórico. También, en ese abnegado tono, ejecuta un sentido homenaje a la figura injustamente secundaria que tenían las mujeres de la época.
Las esposas de Los Álamos narra, eludiendo enfatizar heroismo o patriotismo, apelando al sentido práctico de quien se adapta a aquellos cambios contra los que poco puede hacer, toma testimonio de cómo reaccionan, qué diferentes y variadas son sus actitudes, cómo tienen hijos, cuidan de ellos, los educan en las circunstancias que les rodean, se organizan y acaban generando una sociedad dentro de ese colectivo, sociedad que incluso dispone de sus héroes y sus villanos. Nesbit no solo nos relata detalles de un episodio histórico. También, en ese abnegado tono, ejecuta un sentido homenaje a la figura injustamente secundaria que tenían las mujeres de la época.
Yo estuve a punto de comprarlo el año pasado. Me interesaba mucho la historia y, aunque no sea lo más importante, me parece una edición muy bonita y cuidada. Cuando llegué a casa me puse a investigar y, como destacas al principio, la mayoría de comentarios eran negativos por el hecho de escribir siempre usando las formas verbales plurales a lo largo de todo el libro. Creo que, despeñes de leer tu reseña, le daré una oportunidad.
ResponderEliminarAlgo había leído, Francesc, acerca de este más que interesante libro. Pero, como tú bien señalas en el primer párrafo, no sé si por desidia o por otro tipo de urgencias literarias lo he dejado -absurdamente- pasar. Tus líneas vienen a rescatarlo de ese rincón. Lo apunto.
ResponderEliminarGracias por presentárnoslo.
Un abrazo.
Insisto en que la autora lo tenía muy sencillo con dramatizar respecto a unos personajes determinados y montar una trama efectiva. Apostar por esa dificultad para hacer resplandecer el sacrificio colectivo es un triunfo, un recurso por el riesgo que yo considero que debo aplaudir y resaltar. Gracias por los comentarios.
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